El pistolero abatido en Tarragona tenía cinco armas cortas y un fusil semiautomático

En el club de tiro donde practicaba a menudo dicen que nunca había generado problemas

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Una de las fotografías que el trabajador de seguridad envió por correo a sus ex compañeros , donde los amenazaba. ARA

TarragonaEl pistolero abatido este martes por los Mossos d'Esquadra, E.M.S., después de haber malherido a disparos a tres ex compañeros suyos de trabajo y a un mosso en Tarragona, frecuentaba a menudo un club de tiro y tenía en su poder varias armas. El hombre, que era extrabajador en Securitas, era socio desde hacía 15 años del club de tiro olímpico Jordi Tarragó, del barrio tarraconense de Sant Salvador: según ha explicado su presidente, Xavier Fau, el pistolero se hizo socio para hacer tiro de precisión, pero después se dedicó más al tiro de recorrido, es decir, tiro a blancos móviles, una práctica más dinámica en la que los blancos siempre son figuras geométricas y al tirador lo acompaña un árbitro, pero que, por cuestiones administrativas, el club tarraconense había suspendido este año.

E.M.S. optó entonces por ir a otras galerías de tiro en Sabadell y en Lleida, a pesar de que siguió frecuentando el centro tarraconense para practicar tiro de precisión. En sus 15 años de socio, nunca había dado que hablar ni había provocado ningún problema. Si hubiera sido así, habría perdido la licencia automáticamente: "El tiro está bajo controles muy estrictos", puntualiza Fau. El presidente lo describe como un hombre "reservado", a pesar de que deja claro que la mayoría de los socios lo son. En este deporte nadie hace gala de sus habilidades, y a menudo ni los vecinos conocen esta afición. "Nosotros vemos un arma como una herramienta deportiva, pero entendemos que haya muchos prejuicios", admite el director del club.

En la entidad sabían que trabajaba como agente de seguridad privada porque alguna vez lo habían visto con el uniforme. Había conseguido la licencia de tipo 2, que permite seis armas (la máxima, la de tipo 3, permite diez) y tenía cinco armas cortas, de 9 mm, al estilo de las que llevan los agentes de las fuerzas de orden público, y un fusil semiautomático de cerrojo. Ni los silenciadores ni los chalecos antibalas están permitidos en la estricta normativa de los campos de tiro. Fuentes próximas a la investigación han confirmado que el hombre iba equipado con un chaleco, probablemente procedente de su trabajo, y con un anticortes, que solo protege de golpes y de armas blancas pero en ningún caso de armas de fuego.

"Como un socio más"

Fau lo describe "como un socio más" de una entidad que suma 600 y donde se efectúan 400.000 disparos anuales bajo una normativa tan exigente que "cualquier incidente puede conllevar la retirada automática de las armas". La licencia, de una duración de tres años, está supeditada a un control psicotécnico y a un certificado del club con el tiempo de práctica y las puntuaciones conseguidas.

Fuentes de la empresa han confirmado que el pistolero estaba de baja médica. En caso de que fuera por motivos psicológicos, habría conllevado la pérdida de la licencia, pero solo si esta baja hubiera sido comunicada al club y a la Guardia Civil, responsable del control de armas. "En teoría, se hace así y si se tienen que revisar los protocolos para mejorar la seguridad, estamos a favor", concluye Fau.

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