Temporal

Preocupación entre los campesinos por la aparición de hongos y la pérdida de cosecha en el Ebro

La dificultad de acceso a las fincas dañadas complica hacer una evaluación clara de los daños del temporal

Efectos de los aguaceros en el sur de las Terres de l'Ebre.
14/10/2025
3 min

Godall"Hoy la preocupación por las tierras agrícolas pasa a un segundo plano, porque el mal lo tenemos dentro de las casas", explica Elda Roda, vecina de Godall, un pueblo que era un vaivén de gente cargada con herramientas para sacar el barro de los bajos, limpiar almacenes, retirar muebles muelles y hacer balance de la barrancada. Pero esto no impide que quienes viven de la agricultura también se encuentren en alerta. La mayor parte de campesinos de la zona no han podido acceder a las fincas para realizar una evaluación precisa de los daños, pero ya intuyen que las lluvias han destruido amplias zonas.

El episodio ha dañado infraestructuras en los campos: caminos, márgenes, estructuras de riego y muros de contención. Muchos caminos rurales han quedado impracticables. Los desprendimientos y movimientos del suelo han modificado el perfil de las fincas. "La gente mayor siempre decía que cuando llueve salen las escrituras viejas, porque el agua se acaba abriendo paso por los antiguos barrancos, aunque la actividad agrícola haya nivelado campos y haya modificado el curso de las antiguas rieras", explica Arnau Ralda, campesino de Godall. "Tengo una finca de setenta jornales en el término municipal de Mas de Barberans, que ha quedado irreconocible; el agua ha abierto un boquete y se ha llevado cinco olivos centenarios, con cepa y raíces incluidas", comenta.

"Nunca había visto nada así", añade por su parte Rafael Verdiell, que también ha sufrido desperfectos en sus cultivos, mientras reclama al Gobierno ya las instituciones locales que hagan todo lo necesario para que lleguen ayudas y se puedan rehacer las infraestructuras "lo antes posible". "Es necesaria agilidad en las ayudas y que faciliten mecanismos para reconstruir márgenes, caminos y estructuras agrícolas", reclama también Ralda. Las autoridades ya trabajan en coordinación para realizar una valoración de los daños y el Gobierno ha avanzado que se darán ayudas. Pero el reto es inmenso en busca de fórmulas a medio y largo plazo para mitigar los efectos provocados por el empeoramiento de estos episodios meteorológicos.

Campos que parecen barrancos

"Este año veníamos de una campaña de la aceituna optimista, con una previsión de producción de dos millones y medio de kilos de aceite, que es el equivalente a unos catorce millones de kilos de aceitunas", dice Isabel Casadó, gerente de la cooperativa Aceites del Campo de Santa Bárbara, que aglutina a más de 800 payeses. La llanura del Montsià es una de las principales zonas de producción de aceite del país, con variedades como la sevillenca, la Fraga y la picuda, comercializadas bajo el sello de calidad de la DOP Baix Ebre-Montsià. Pero con las lluvias del domingo, los buenos augurios se han torcido.

Casadó asegura que muchas fincas parecen más un barranco que un campo agrícola. Hace sólo dos semanas que los campesinos habían dado el pistoletazo de salida a la cosecha de la aceituna, que cada vez comienza más bien por el aumento de temperaturas que avanza la maduración del fruto y también por responder a la demanda del mercado gourmet, que busca aceites con aromas herbáceos y sabores afrutados. Esta semana tendrán que suspender las tareas. "Con los caminos dañados y tanta agua embalsada será complicado acceder a los campos durante varios días", advierte. Si en los próximos días se aclara el tiempo y sopla un poco de viento seco, la cosecha puede salvarse, pero si continúa la humedad, la calidad de las aceitunas se resentirá. "Es fácil que aparezcan hongos que, en el caso de la aceituna, acaban pudriendo su interior y hacen que la cosecha quede inservible", explica Verdiell.

Esta es una preocupación generalizada entre los campesinos del sur de las Terres de l'Ebre, que temen que las lluvias, sumadas a las del fin de semana anterior, acaben malgastando también la cosecha de los cítricos, que es la predominante en el extremo sur de la zona afectada por los aguaceros, sobre todo. El temporal ha sido una sacudida que deja una pregunta pendiente: ¿hasta cuándo resistirá el campesinado ante fenómenos tan extremos? "Tenemos un campesinado muy resiliente –comenta Casadó–, pero es necesario que quien pueda nos eche una mano, porque más veces como éste dejarán al sector cerca del abismo", alerta.

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