Crisis migratoria

Suciedad, chinches y colchones compartidos: le espera en las salas de asilo de Barajas

Organizaciones de atención a los refugiados denuncian "insalubridad" y "hacinamiento" en el aeropuerto madrileño

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Pasajeros en el aeropuerto de Barajas, en Madrid.

Madrid"Si ya vienen con los nervios y la incertidumbre de lo que va a pasar, huyendo de una situación de peligro para su vida, y cuando llegan se encuentran esa situación de condiciones que no reúnen una mínima dignidad, pues es muy duro. Sobre todo cuando son familias con niños pequeños". Éste es el relato de Elena Muñoz, coordinadora estatal del servicio jurídico de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Muñoz y el equipo de abogados de la organización están dando asesoramiento a los demandantes de asilo que se agolpan en las salas de espera del aeropuerto de Barajas de Madrid. Las organizaciones que les atienden llevan semanas alertando de la saturación de estos espacios.

La descripción que hace Muñoz en una conversación con el ARA descubre escenas que evidencian que "no se cumplen los requisitos mínimos de salubridad e higiene". Se utilizan los mismos espacios comunes para comer y dormir y algunos usuarios deben compartir colchones, sin intimidad alguna. La suciedad se agolpa, ya que "se genera más basura de la que los refuerzos de limpieza son capaces de absorber", llegando a detectarse plagas de chinches. Según denunció CEAR, hasta 400 personas se concentraron al mismo tiempo en estas salas de asilo, que no tienen capacidad para absorber a tanta gente. Los lavabos son otro de los problemas. No es suficiente y esto hace que los usuarios tengan que esperar más tiempo de lo que sería deseable para utilizarlos.

Además, explica Muñoz, hay personas que se quedan sin mudas –sólo tienen acceso a su equipaje de mano– y Cruz Roja "no da abasto" para proporcionar ropa a todo el mundo. "De esta forma, aunque consigan ducharse en el turno de lavabo que les toque, después deben continuar con la misma ropa", dice. Recuerda también el caso de un menor al que sólo pudieron proporcionar chancletas, cuando estamos en pleno invierno. "Son situaciones muy básicas", constata. Ante este desbordamiento, esta semana Cruz Roja ha decidido dejar de prestar asistencia a estas salas. La organización no volverá a la actividad "hasta que se vuelvan a dar las condiciones mínimas" para desarrollar su trabajo de atención psicosocial y acompañamiento.

En visitas hechas a estos espacios, tanto la agencia de la ONU por a los refugiados (ACNUR) como el Defensor del Pueblo han constatado que los demandantes de asilo no esperan en condiciones dignas y han pedido al gobierno español que actúe para resolverlo. El Sindicato Unificado de Policía (SUP) también ha denunciado en un comunicado que existen chinches, cucarachas y riesgo de transmisión de enfermedades. Por ello, el sindicato ha presentado una denuncia a la Inspección de Trabajo ante las quejas de los agentes que prestan servicio y ha pedido que intervenga el servicio de prevención de riesgos laborales del cuerpo policial.

¿Cómo resolverlo?

Hasta ahora, la respuesta del ministerio del Interior ha sido incrementar los servicios de limpieza y los efectivos desplegados, poner restricciones en los visados ​​de ciudadanos senegaleses –hasta ahora sólo se aplicaba a los kenianos– y habilitar más salas en el aeropuerto. El jueves Interior anunció que preparaba una cuarta de 250 metros cuadrados que se sumará a las que hay en las terminales T1 (de 800 m² y seis aseos), T2 (110 m² y dos aseos) y T4 (160 m² y cuatro aseos) ). Muñoz avisa de que así "no se soluciona el problema" y recuerda que cuando se habilitó la de la T2 las instalaciones tampoco cumplían los requisitos mínimos.

La coordinadora jurídica de CEAR explica que uno de los motivos del tapón, con esperas resolver las solicitudes de asilo superiores a las previstas legalmente, es la falta de personal para realizar las entrevistas y, en especial, de intérpretes. También la falta de coordinación. "Nos podemos encontrar a la vez cinco abogados y sólo un intérprete", explica. Por el momento, la CEAR reclama que se reubiquen personas fuera de los límites de las terminales y que puedan salir a realizar las solicitudes en comisarías fuera del aeropuerto. Por su parte, el sindicato SUP pide más restricciones en los visados ​​de tráfico, y quiere que también se aplique a los ciudadanos marroquíes para evitar que puedan aprovechar la escalera en España para solicitar asilo.

Muñoz lo rechaza y pide "medidas estructurales". La abogada avisa de que cortar esta "vía legal" para pedir protección internacional aboca a estas personas a elegir "rutas mucho más peligrosas", que en el caso de kenianos, senegaleses o marroquíes –las nacionalidades más numerosas– sería llegar en patera por el mar. "Las condiciones del aeropuerto pueden ser indignas, pero las condiciones de acabar muerto en el fondo del mar son mucho más trágicas", concluye.

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