Un susto en el barrio del Carmel de Barcelona desencalla derribos aprobados en 2010
El riesgo de derrumbamiento obligó a desalojar un bloque del Passatge de Sigüenza en 2020 y ahora hay 22 edificios amenazados de expropiación
BarcelonaEsta historia arranca el 29 de agosto del año pasado, cuando el riesgo de derrumbamiento obligó a desalojar de urgencia el edificio del número 95 del estrecho Passatge de Sigüenza, en el barrio del Carmel de Barcelona. El segundo capítulo vendría dos meses después, cuando los estudios de las fincas de la zona concluyeron que los bloques adyacentes al afectado también eran una amenaza para la seguridad de los vecinos y se decidió elevar a tres las parcelas a expropiar y derrocar por el riesgo de ruina inminente. Los vecinos fueron realojados. Pero ahora el Ayuntamiento ha anunciado un giro de 180 grados en la manera en la que enfocar el futuro de la zona: el informe detallado de los derribos previstos ha alertado de que hacerlos sería una amenaza para otros bloques y que, por lo tanto, se tienen que descartar a corto plazo. Lo que se hace ahora es abrir la mirada al conjunto del pasaje, donde hay 22 edificios, y quitar el polvo a un plan urbanístico de 2010 que preveía convertir el grueso de los bloques en nuevas viviendas de protección oficial destinadas a realojar a vecinos afectados por planes urbanísticos y liberar, también, espacios libres de edificaciones.
Ahora este proyecto, que no tenía ni fecha ni presupuesto, pasa a tener la etiqueta de prioritario y todos los vecinos del pasaje podrían ser expropiados. El gobierno municipal, de momento, prefiere no dar una cifra cerrada de afectados y asegura que se tendrá que analizar caso por caso pero que podría ser que las 22 fincas se encontraran en la misma situación: que el desalojo de urgencia de un bloque con 18 vecinos acabara conllevando el derribo en cadena de las diferentes fincas del pasaje.
"No quiero mandar un mensaje de preocupación, sino un mensaje de seguridad", ha expuesto la concejala de Horta-Guinardó, Rosa Alarcón, a la hora de explicar que se paran los tres derribos programados. Entiende que "la crisis" del verano del año pasado pasa a ser ahora "una oportunidad" para sacar adelante una modificación del Plan General Metropolitano que está aprobada desde hace once años y de la que hasta ahora no se había hablado. El consistorio prevé empezar a adquirir bloques ya el año que viene pero avisa de que el proyecto total irá más allá de este mandato. Se avanzará a medida que haya disponibilidad de presupuesto. Para los afectados, ha reservado un solar en la calle Lisboa, donde se tienen que levantar los pisos de realojo.
Lo que se empezará a hacer la próxima semana es actuar en los tres bloques que tenían que ir al suelo de manera inminente: se destapiaran –se cerraron después de reiterados problemas de ocupaciones y saqueos–, se permitirá que los vecinos que no lo hayan hecho entren a recoger pertenencias -las que queden- y se volverán a tapiar y apuntalar para garantizar que el espacio es seguro tanto para las personas de los bloques de al lado como para quien anda por el pasaje, donde se habilitará un paso de un metro y medio de ancho. "No pasa nada por dar marcha atrás", ha admitido la concejala en referencia al plan inicial, y ha apuntado que el cambio se hace para poner en primer plano "la seguridad" de los vecinos. Entiende que el problema que ahora se tiene que abordar no tiene que ver con el boquete que se vivió en el Carmel en 2005, sino con lo que se podría considerar el prólogo de la historia: la manera en la que se construyeron las viviendas.