Última subasta de armas: “Si me llevo tres o cuatro, ya estaré contento”

La Guardia Civil recibe casi 6.000 ofertas de profesionales, cazadores y aficionados

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La Guardia Civil hace una subasta de armas que han ido entregando a las autoridades en Sant Andreu de la Barca.

Sant Andreu de la Barca“Lote 1.520, tres licitaciones, 35 euros” y el nombre de una persona. Por 35 euros, alguien se acaba de llevar un arma. La cantilena se repetía este lunes sin cesar, desde las nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, en una sala medio vacía con una veintena de personas. Se tienen que adjudicar 2.439 lotes y cada uno corresponde a un arma: escopetas, pistolas, revólveres, carabinas y fusiles. Es la última subasta de armas que la Guardia Civil hace en Sant Andreu de la Barca –como pasará en el resto de comandancias del cuerpo– porque en 2020 se cambió el reglamento estatal.

Las armas que salen a subasta son de particulares, empresas de seguridad o policías que han dejado de usarlas y que por eso las han llevado a la Guardia Civil, que controla su uso. Algunas también son armas legales que se han requisado y que ya no tienen que estar a disposición de ninguna investigación. La semana pasada, en el pabellón de la comandancia de Sant Andreu de la Barca se expusieron 4.915 armas, una junto a la otra, encima de una retahíla de mesas. Los interesados podían visitar aquella concentración tan poco habitual y mirar una por una todas las armas, que tenían un precio de salida. El incidente fue que uno de los asistentes llevaba una navaja en forma de tarjeta de crédito y se la confiscaron.

Pero las armas no se podían probar y esto supone un riesgo: “Se tienen que reparar casi todas”, avisa Miguel Martínez, de la Armería Mayo de Pallejà, que ha licitado por algunas decenas de armas que, una vez arregladas, podrá vender. Dice que si “compras bien” te pueden salir a mitad de precio de mercado, pero advierte que muchos “no tienen ni idea” porque acaban pagando más que en una armería y después tienen que repararlas. “Para nosotros es mejor que acabe la subasta”, porque asegura que algunas de las armas se revenden ilegalmente en internet.

En el pabellón se expusieron 4.915 armas, una junto a la otra, encima de una retahíla de mesas.

Los armeros no son los únicos interesados en la subasta. Pueden ir todos los que tengan una licencia, explica el jefe de intervención de armas y explosivos de la Guardia Civil en Barcelona, el comandante Miguel Ángel Quesada, que admite que el número de asistentes “se ha multiplicado por tres” por el hecho de ser la última. Francisco López, de Rubí, es cazador y se ha aficionado al tiro al plato. Ha licitado por unas 30 armas entre escopetas, fusiles y una carrabina. Su estrategia ha consistido en “tirar muy bajo” a la hora de proponer el precio de algunas: “Si me llevo tres o cuatro, ya estaré contento”. Reconoce que ha licitado por tantas armas porque es la última y la primera vez que participa.

En total, se han recibido 5.987 ofertas por 2.439 armas –el resto, cerca de la mitad, no han interesado a nadie y se destruirán–. El comandante Quesada apunta que son muchos más interesados que en la anterior subasta, convocada en 2019, en la que se hicieron 1.421 licitaciones por 578 armas –el 25% de las expuestas–.

Un objeto “sentimental”

Los participantes están pendientes del número de lote que se anuncia en la sala para saber si son los que han pujado el precio más alto y se podrán llevar el arma a casa. José, de Barcelona, no encuentra recambios para algunas de sus armas porque están descatalogadas y ha buscado en la subasta las que le puedan ser útiles: por ejemplo, para sustituir una arandela que le falta. Es cazador y quiere conservar las armas con las cuales ha pasado tantas horas –una es un fusil que tiene más de 50 años– “en buen estado”, porque para él son un objeto “sentimental”. También pretende que, una vez arregladas, todavía se puedan usar.

Juan, que había ido a tres subastas anteriores, es aficionado a los campos de tiro y ha licitado por unos 10 fusiles. Pero también ha buscado unas 40 pistolas de marcas españolas –Star, Astra y Llama– así como Glock que, si las consigue, mandará inutilizar porque las quiere tener para coleccionar. El comandante Quesada explica que los precios de las armas oscilan entre los 10 y los 6.000 euros con las escopetas, las carrabines y los fusiles. Una pistolas llega a los 1.600 euros. “Si el arma es más cara, la calidad y el estado de conservación son mejores”, asegura. De aquí a una semana, los que han ganado la adjudicación ya podrán ir a recoger las armas.

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