Un desalojo parado y un herido: la resistencia vecinal no frena el macrodesahucio del Raval
Cientos de personas se han movilizado para evitar el desalojo de cuatro viviendas, una de ellas con menores
Barcelona“No tiene vergüenza”, gritaba una vecina a pocos centímetros de unos policías. Ellos, inmóviles, dejaban la mirada fija en el suelo. A sus espaldas, varias dotaciones de antidisturbios del área regional de recursos operativos (ARRO) de los Mossos d'Esquadra debían desahuciar simultáneamente cuatro viviendas del barrio barcelonés del Raval; tres en el número 106 de la calle del Carme y uno en la calle En Robador. El cuerpo de seguridad había llegado pasadas las 11 hy hasta nueve dotaciones cortaron las entradas y salidas de la zona. Un centenar de personas se habían organizado a través de las redes sociales y habían llegado desde las 8 h. Cuando los agentes se personaron allí estaba todo decidido: el desahucio de una decena de vecinos no se aplazaría. La comitiva judicial ya había avisado a los vecinos de que la propiedad no tenía intención de dialogar ni retrasar más el desalojo. Y, por último, se han ejecutado dos de los cuatro previstos.
Fuentes del Sindicato de Vivienda del Raval –que califican el episodio de "macrodesahucio" porque la justicia ha decidido juntar desalojos que iban por vías judiciales diferentes– dicen que los otros dos lanzamientos se han suspendido porque en uno viven cuatro menores de edad y en el otro los Mossos no pudieron acceder. Las tres viviendas situadas en la calle del Carme son propiedad de la empresa Optimum RE Spain, filial de Cerberus, una de las mayores fuentes del mundo. Ayer un acuerdo in extremis pospuso el desalojo de la única residencia de todas donde viven menores. Los otros tres han salido adelante, aunque el Sindicato de Vivienda del Raval ha asegurado que algunos cuentan con certificados de vulnerabilidad de los servicios sociales, si bien no están todos en la lista de la Mesa de Emergencia. En algunos de estos pisos también viven jóvenes vinculados al movimiento por la vivienda.
Los desahucios en cuestión hace años que se arrastran. En concreto, la orden judicial de este miércoles tenía previsto desalojar cuatro pisos de forma simultánea. Tres de las viviendas están situadas en la calle del Carme, en el histórico edificio Ca l'Erasme del siglo XVIII. Según el Ayuntamiento, se trata de un "edificio señorial de estilo neoclásico con una fachada austera y un interior decorado con valiosos murales de estilo barroco". En estos últimos años, el edificio del Raval ha sido todo un símbolo de la lucha por la vivienda en Barcelona (el último intento por desahuciar los pisos fue este octubre). Esto –y que la cantante Mushkaa compartió la convocatoria a través de sus redes– ha hecho que más de un centenar de vecinos y militantes acudieran a ella para detener la orden judicial. "Queremos que la vivienda vuelva a estar en el centro de la opinión pública", dice el portavoz del Sindicato de Vivienda del Raval, Max Carbonell, que también deja claro que están ahí para defender "la vivienda gratuita y de calidad" . El cuarto lanzamiento estaba previsto en la calle En Robador.
Para poder llegar al edificio, la policía ha recurrido a la técnica del arrancacebes. Han tardado unas tres horas en poder expulsar al centenar de personas que intentaban resistir. Durante el procedimiento, se han vivido momentos de tensión. El punto álgido ha llegado cuando, después de que se rompiera la tira policial que acordonaba la zona, un grupo de manifestantes se han acercado varios pasos de más a la calle. Esto ha hecho que los Mossos sacaran los escudos y se plantaran ante los manifestantes. Los Mossos han ido sacando, una a una, a estas personas de delante del portal de la calle del Carme y, en el proceso, una persona ha quedado herida y ha tenido que ser evacuada por el Sistema de Emergencias Médicas (SEM) y trasladada a uno hospital, según confirmaron fuentes de la policía catalana.
Martí, un vecino desahuciado, explica al ARA que en los últimos años han recibido una serie de amenazas de los propietarios. Entre otras cosas, asegura que el fondo buitre les ha roto la cerradura de la puerta y les ha cortado la luz. "Algunas vecinas también han recibido llamadas intimidatorias en las que les recomendaban abandonar el edificio", dice. El vecino desalojado también explica que han intentado adherirse al programa Reallotgem de la Generalitat, que ofrece pisos vacíos, o negociar que les pongan vivienda de alquiler social, pero no han llegado a ningún acuerdo.
Los vecinos empezaron a organizarse en el 2015, cuando el fondo Cerberus compró el inmueble. En ese momento, el Sindicato de Vivienda del Raval ya denunció que la propiedad no quería renovarles los contratos para poder expulsarlos y hacer viviendas "de lujo". Asimismo, también criticaban la "falta de mantenimiento deliberada por parte de la propiedad". Desde entonces, los vecinos aseguran que la empresa les ha estado increpando con llamadas e identificaciones en la puerta.