Racismo

Discriminación racial en el alquiler en más del 80% de agencias de Girona y Salt

El 92,10% de inmobiliarias de Girona y el 83,33% de Salt aceptan propuestas discriminatorias por razón étnica o de origen

Aliou Diallo
y Aliou Diallo

Girona / SaltLas agencias inmobiliarias de Girona y Salt normalizan la práctica de la discriminación por origen y etnia. En el caso de la ciudad de Girona, las inmobiliarias que practican este tipo de discriminación son un 92,10%, y en el de Salt, un 83,33%. Estos datos son fruto del estudio diseñado con el objetivo de averiguar la existencia o no de sesgo racista en el proceso de selección de candidatos a alquilar un piso en los municipios de Salt y Girona.

El estudio se ha realizado a partir de llamadas a inmobiliarias por parte de propietarios ficticios que han ofrecido a las agencias la posibilidad de gestionar el alquiler de su piso con la condición de no ofrecerlo a “inmigrantes o personas de color”, expresión escogida para utilizar el vocabulario usado por propietarios discriminadores; además, los propietarios ficticios ponían como condición que ni siquiera se ofreciera la posibilidad de acordar “visitas con gente de este perfil”. Las respuestas han sido categorizadas en tres grupos: aceptación de la propuesta discriminatoria, con una inequívoca respuesta afirmativa de parte del agente inmobiliario; facilitación de la propuesta discriminatoria, cuando de forma indirecta la agencia posibilita esta discriminación, y refutación de la propuesta discriminatoria, cuando no se acepta la propuesta de gestionar el alquiler bajo esta condición.

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En Girona nos pudimos poner en contacto de forma exitosa con 38 inmobiliarias, de las cuales 35 aceptaron la propuesta discriminatoria, y el resto (3), sin refutarla, la posibilitaron a la práctica. En cuanto a Salt, de las 6 inmobiliarias contactadas de forma exitosa, 5 aceptaron la propuesta discriminatoria mientras que una se negó a aceptarla.

Ante la propuesta discriminatoria de los propietarios ficticios, las respuestas más habituales han sido de aceptación, sin que se les pidiera la razón de esta petición. Las respuestas han sido: “Me parece perfecto. Miraremos que sean de aquí, de aquí. ¿Animales sí, animales no?” O bien: “Nosotros funcionamos de tal manera que nos volvemos como los propietarios y buscamos lo que vosotros buscáis. Y si hay gente que no os encaja, pues que se compren un piso y se lo alquilen”. De hecho, algunas inmobiliarias agradecen la propuesta con respuestas como esta: “Te agradezco que me seas tan franca”.

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Estigmatización y marginación

La normalización de la discriminación étnica y por origen llega a tal punto que los agentes van mucho más allá, y aportan argumentos para reforzar la posición del propietario ficticio. Parten de una estigmatización clara de la comunidad inmigrante: “Sé lo que me quieres decir perfectamente, porque realmente, no es por nada, pero es una minoría que sí que da muchos problemas. Sabemos que no tienen las mismas costumbres que nosotros”. En un caso, el agente inmobiliario añade: “Perdona, eh, pero los sudamericanos ponen la música altísima, y por ejemplo, hay gente que viene de Marruecos o estos sitios, y oye, tiran la basura por la ventana, y esto no puede ser”.

Otro argumento que utilizan los agentes se basa en la protección de los vecinos de “toda la vida”: “La gente que realmente ha vivido en la misma escalera toda la vida y ha tenido vecinos como es debido, oye, les pones a alguien de estos y realmente se les desvaloriza la propiedad totalmente. Por lo tanto, no te preocupes, en este aspecto para bien o para mal, tratamos de ser, entre comillas, elitistas, eh”.

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En la misma línea, hay quien afirma trabajar solo con inmigrantes con un poder adquisitivo alto: “La mayoría son americanos o de Nueva Zelanda, son gente de mucho nivel. Lo que me comentabas de gente de color, casualmente nunca he tenido entre mis clientes”. Otro trabajador sostiene: “A ver, normalmente en el centro ya no me suelen pedir este perfil”.

La única alternativa para las personas inmigrantes para alquilar un piso a través de la intermediación de una inmobiliaria se acaba reduciendo a las opciones que no quiere nadie más. Según un agente: “No tengo clientela de este tipo, si no es que el piso sea muy barato”. Otra profesional lo explicaba así: “A ver, tiene que ser algún caso muy especial, de algún piso que no se alquila y que está puesto en zonas como Salt, Santa Eugènia o Sant Narcís, y de estos tengo muy pocos. Y el propietario es quien acaba decidiendo, lógicamente, pero directamente, yo hace tres años que trabajo aquí, y lo he hecho solo una vez con un piso que estaba en Sant Daniel, y que era un piso de muy mal alquilar, y al final puse a un marroquí-catalán que trabajaba en La Caixa; el día que vino, dije: vale, será una excepción”.

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Racismo inmobiliario, a pesar de la normativa

El código ético y deontológico de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), extraído de la página web del colegio y asociación de API de Girona, indica claramente que los agentes tienen que evitar el racismo inmobiliario en el ejercicio de su profesión: “El agente inmobiliario actuará sujeto en la legalidad vigente y a los códigos éticos establecidos en el sector” y “no llevará a cabo, fomentará o participará en situaciones o actuaciones de discriminación”. Por otro lado, el Código Penal sanciona (artículo 512) con una pena de inhabilitación por un periodo de uno a cuatro años las actuaciones discriminatorias de los profesionales en el ejercicio de su actividad que comporten la denegación “a una persona una prestación a la cual tiene derecho por razón de su ideología, religión o creencias, pertenencia a una etnia, raza o nación...”.

El presidente del colegio de API de Girona, Joan Company, reconoce que “la función del colegio es velar por que se respeten las normas deontológicas”. Y ante la pregunta sobre si cualquier petición de los propietarios es válida, contesta: “El respeto al código deontológico es la raya roja. Tampoco quiero ser inocente y decir que nunca ningún propietario hace propuestas fuera de estos límites, porque cuando gestionas muchos pisos, algún propietario te puede llegar a hacer peticiones fuera de la normativa, pero como profesionales siempre nos tenemos que negar. Y si alguien entra a aceptar peticiones discriminatorias, se puede denunciar perfectamente, y se le abriría un expediente disciplinario.

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Sobre si hay racismo inmobiliario, el presidente del colegio afirma: “Tenemos una comisión de deontología, y cuando alguien ha vivido una situación de estas y nos la hace llegar, abrimos un expediente para recoger información. Pero llevo cuatro años y no hemos tenido ningún caso”. Después de presentarle los datos y explicar el diseño del estudio y del trabajo de campo, se le preguntó qué le sugerían: “Sin saber exactamente cómo se hizo el trabajo de campo no entro, no entro ni a valorarlo. Se tendría que ver exactamente cómo se plantea la propuesta. Lo que me sorprende es que no nos llegan denuncias; yo animo siempre a denunciarlo” Se le ofreció a Company la posibilidad de requerir los documentos con el contenido del diseño del estudio.

Discriminación sistemática y por defecto

La problemática detrás del racismo inmobiliario va mucho más allá de la falta de oferta de pisos de alquiler o la falta de solvencia económica, y es que en Girona el 28,57% de las inmobiliarias (10 de 35) que aceptaron la propuesta discriminatoria reconocen hacerlo de forma sistemática y por defecto, sin que haga falta ninguna petición expresa de los propietarios, mientras que en Salt este porcentaje representa un 20% (1 de cada 5).

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Un ejemplo de esto es la siguiente respuesta de una agente: “No sufras, que no tenemos ningún tipo de problema, porque yo soy la primera que no quiero a esta gente”. Y sobre la razón, afirma: “No, yo es que es una de las condiciones que pongo. Cualquier propietario que viene, lo primero que le digo es que no sufra porque no entrará ninguno de estos, más que nada porque suelen generar problemas, entonces como yo no quiero problemas ni para mí, ni para el propietario, lo descartamos, así todo el mundo contento”. Otra trabajadora sostiene: “No hace falta ni comentarlo, no te preocupes, ya por defecto no lo hacemos. Lo que pasa es que está mal decirlo. Pero nosotros, por defecto, no lo hacemos, ya no lo hacemos”. Sobre si la causa del veto a esta comunidad se explica por las malas experiencias, la trabajadora contesta: “No, no, no nos gustan. No, a ver, por malas experiencias no se lo puedo decir, ya desde el principio no lo hacemos. Entonces, después, te puedes llevar algún disgusto con personas como por ejemplo nosotros, no estamos excluidos de ello. Pero bueno, de entrada, hacemos lo que podemos”.

Maltrato y dificultades para denunciar

La forma más habitual de cumplir con la pretensión discriminatoria es alargar el proceso de selección para acabar diciendo que no. Así lo explica un agente: “Normalmente, cuando hay personas así lo que hacemos es alargar el tema, les decimos «te apunto, te tenemos en cuenta, pero estamos haciendo muchas visitas porque hay clientes que nos han contactado antes». Y les contestamos en un momento dado «mira, es que uno de los que aspiraban ya ha reservado el piso». Y así nos ahorramos los comentarios del tipo: «¿Por qué yo no? ¿Porque soy de fuera?»”

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El único agente que se negó a aceptar la propuesta discriminatoria, de las 43 agencias contactadas entre Girona y Salt, lo hizo con este argumento: “Nosotros legalmente no podemos hacer discriminaciones porque podríamos ser objeto de sanciones. No está permitido por ley hacer este tipo de discriminaciones, no nos lo dejan hacer. Lo que te puedo ofrecer es un contrato con el programa Noves Claus, Nous Veïns, que asegura al cliente y lo protege en caso de que la persona locataria no pague el alquiler algún mes. No podemos hacer ningún tipo de discriminación”.

Los ayuntamientos dicen que tienen poco margen, a pesar de ley

Los resultados de este estudio se han presentado a los dos regidores de vivienda de los municipios objeto del estudio. En el caso de Girona, ante la lectura de los resultados, la regidora Anabel Moya afirma: “La muestra no acaba de ser representativa. Pero, más allá de los números, creo que cualquier acto de discriminación es intolerable y alarmante”. En cuanto al pueblo de Salt, el regidor Àlex Barceló reconoce que han recibido quejas de vecinos por racismo inmobiliario, pero “solo ha llegado una denuncia a la Oficina de Vivienda”. Ante la pregunta de qué margen tienen los ayuntamientos para actuar ante racismo inmobiliario, Alex Barceló afirma: “Tenemos poco margen, porque sale de nuestra competencia, pero esto no quiere decir que no actuemos. Tenemos una iniciativa llamada Noves Claus, Nous Veïns que protege a los propietarios y ofrece garantía de pago a través del aval del Ayuntamiento”. Anabel Moya, por su parte, sostiene: “Esto pasa fuera de la administración, y lo tenemos difícil para detectarlo. Creo que es un trabajo que se tiene que hacer junto con las entidades de la ciudad, y si puede ser, implicar las inmobiliarias. La Taula d’Habitatge es uno de estos espacios”. Hay que señalar que la ley del derecho a la vivienda (artículo 123.2-a en relación con los artículos 118.1 y 130.1) otorga la competencia para sancionar las conductas discriminatorias en este hábito a los entes locales y se pueden poner multas de entre 90.001 euros y 900.000 euros.

La muestra de este estudio ha sido delimitada sobre las agencias que se dedican al alquiler en Girona y Salt: un total de 103, según datos del portal web del colegio de API, y “hacia 120 o 130” según el presidente del Colegio. Se hizo una selección basada en un criterio de disponibilidad, en el momento del diseño del estudio, de una página web y de un teléfono activos, así como de ofertas de alquiler en el portal de las inmobiliarias. Se hizo una elección total de 42 agencias, y de entre ellas se pudo establecer contacto telefónico de forma exitosa con 38 de Girona y con 6 de Salt (todas las que operan en el pueblo). El trabajo de campo ha sido realizado durante un periodo de tres días consecutivos, y se ha contado con la colaboración del Sindicat de Llogateres de Girona y del Sindicat d’Habitatge de Salt. El diseño del estudio ha estado inspirado en el encargo del Ayuntamiento de Barcelona a Ariadna Fitó sobre racismo inmobiliario publicado el diciembre del 2021.