Vivienda

Ocho de cada diez catalanes menores de 35 años no pueden irse de casa a los padres

A escala estatal, 2024 fue el año en que los jóvenes lo tuvieron más difícil para emanciparse

BarcelonaLa realidad de los jóvenes en España es dura: necesitan destinar más del 90% de sus ingresos para pagar el alquiler y más del 35% si deciden compartir piso. Seguramente estos dos datos explican por qué prácticamente ocho de cada diez jóvenes catalanes de entre 16 y 34 años no pueden abandonar el hogar familiar, según conclusiones del último informe del Observatorio de la Emancipación del Consejo de la Juventud de España. De hecho, la tasa de emancipación en esa franja de edad en Cataluña es sólo del 17,6%.

En el conjunto del Estado, la situación es aún peor y el porcentaje de jóvenes emancipados se reduce a un 15,2%, según el dato del segundo semestre de 2024, que es el peor desde que se hace este informe, que se remonta a 2006. ~BK_SLT_L

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Taxa d’emancipació jove a Espanya
Dades semestrals fins al segon semestre del 2024

El informe achaca este pico negativo a las "políticas que han tratado la vivienda como un bien de mercado en los últimos años", y califican el papel de la administración pública de "pasivo": "No están a la altura, la vivienda es un derecho que no puede dejarse en manos de la especulación", relata el documento. Los datos estatales actuales suponen un descenso de casi dos puntos respecto al mismo período de 2023 —cuando el 17% de los jóvenes se emancipaban—, y equivale a 102.203 personas jóvenes menos viviendo fuera del hogar familiar durante este tiempo.

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La disminución del número de jóvenes emancipados ha sido generalizada en todo el estado español, con una caída de casi un 2% respecto al año anterior. Ahora bien, el observatorio destaca que en Cataluña este descenso fue aún más pronunciado: se aproximó a los 4 puntos porcentuales y fue el segundo más acusado del Estado, ya que en las Islas Canarias fue de 4,6 puntos. Sin embargo, Catalunya sigue siendo la segunda comunidad con más jóvenes emancipados, sólo por detrás de Madrid, que tiene un 17,9% de jóvenes menores de 35 años que se han ido de casa a sus padres.

Es falso que los jóvenes no trabajen

Más allá de la crisis de la vivienda, el observatorio descarta que uno de los motivos de esta situación sea la falta de iniciativa de los jóvenes: "La imagen de una juventud pasiva, que ni estudia ni trabaja, es sencillamente falsa", afirma el documento, que precisa que menos del 3% de los jóvenes españoles se encuentra en esta situación. De hecho, el informe apunta que 4 de cada 10 jóvenes compaginan trabajo y estudios, una tendencia que está al alza debido al encarecimiento de la vida y las dificultades para emanciparse. En esta línea, se destaca que estudiar fuera del hogar familiar se ha convertido en un "privilegio".

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Todo ello tiene un impacto directo en el bienestar y la salud mental de los jóvenes, señala el informe, ya que les aboca a un panorama de incertidumbre con más incógnitas que respuestas sobre cuándo se emanciparán y si podrán hacerlo llegando a fin de mes, debido a la precariedad laboral. Esto se traduce en situaciones de ansiedad, estrés y depresión entre las generaciones de 16 a 34 años.

Mejoras que no compensan

El descenso de los jóvenes emancipados en 2024 se produjo a pesar de la mejora general de los indicadores laborales en el Estado. El salario mediano (el más común) entre los jóvenes que trabajan creció un 11% y superó los 14.000 euros anuales, y el paro juvenil alcanzó un mínimo histórico (desde la crisis de 2008) del 19,1%. Ahora bien, el aumento del salario y el trabajo no han propiciado que los jóvenes se marchen antes del hogar familiar, ya que los precios de la vivienda siguen por las nubes y el incremento de los ingresos no es suficiente: a finales de 2024 los jóvenes debían destinar nueve de cada diez euros al alquiler de una vivienda que se encuentra en una media de 1.080 euros.

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Aún así, el alquiler se mantenía como la opción "preferida" del 60% de los jóvenes emancipados, ya que el precio medio para comprar una vivienda alcanzó los 197.210 euros a finales del 2024. Esto supone que una persona joven debería destinar su salario completo durante catorce años para adquirir una propiedad.