Ilustración
16/04/2025
1 min

No sé si seré la única que ve que vivimos en un mundo muy alocado. Tan alocado que muchas personas se ven incapaces de gestionar todo lo que les rodea y deben recurrir a ayuda psicológica. Pero es que, después de muchos años de estigmatización, de tabúes y de secretismo, parece que ya podemos normalizarlo. Si nos duele la muela, pedimos hora al dentista, ¿verdad? Y si, por ejemplo, nos duele la rodilla, vayamos al traumatólogo. Pues lo mismo ocurre cuando sufrimos y necesitamos ayuda y debemos ir al psicólogo o al psiquiatra.

La importancia de la salud mental se hizo más visible que nunca después de la pandemia. Quien habría sospechado que de esa catástrofe habríamos sacado alguna parte positiva... Yo no sé cuál fue exactamente el detonante, si el mismo miedo e incertidumbre o el cierre, pero a partir de ese momento empezamos a escuchar cómo las personas, de forma abierta, hablaban de psicología, trastornos y enfermedades mentales. La necesidad de vivir el presente o lo que el mindfulness explora, se está convirtiendo en un leitmotiv que resuena cada vez más, e intentamos aplicarlo más o menos acertadamente, ya que no es tan sencillo como parece.

Muchas veces vivimos en piloto automático, con el estrés y el cortisol por las nubes, no nos escuchamos, y un día, sin darte cuenta, empiezas a sufrir angustia y ansiedad o quizás, incluso, a tener una depresión.

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