El análisis de Antoni Bassas: Puigdemont ante Orriols

La subida espectacular de Aliança (en las encuestas) afectaría a todo el tablero político catalán, pero muy especialmente a Junts, que en tanto que heredero del voto convergente sería una derrota muy significativa en términos políticos y sociales. A Junts, y sobre todo a su líder, Carles Puigdemont, le corresponde hacer lo contrario de lo ocurrido hasta ahora: perder o desterrar a gente significativa y concentrarse en la gente más fiel. Es sólo una encuesta, pero el resultado es tan malo para Junts que es más que una encuesta

25/11/2025
3 min

Las buenas noticias hay que celebrarlas, y por eso comenzamos mencionando que esta madrugada hemos asistido a una doble hito histórico para el audiovisual catalán. Oriol Pla se ha coronado en Nueva York con el Emmy internacional a mejor actor por su papel en Yo, adicto (Disney+). Y el otro premio catalán de la noche ha sido para la directora rapitense Joanna Pardos. Se ha llevado a Emmy al mejor documental de deportes para #SeAcabó: diario de las campeonas (Netflix), que recoge los testigos de las jugadoras de fútbol por el escándalo de Luis Rubiales en el Mundial 2023.

Pero hoy en la página política es noticia la encuesta del CEO, que ya les adelantamos aquí hace unos días que vendría como un terremoto demoscópico: ganaría el PSC, costaría mucho formar cualquier gobierno porque los bloques más lógicos no suman lo suficiente, Aliança Catalana se dispararía en escaños (hasta los 19-20) y disputaría la tercera posición en Junts, porque Junts bajaría de los 35-2. Aliança Catalana se llevaría votos de Esquerra y de Vox, pero sobre todo de Junts: 2 de cada 10 votantes de Junts dicen que votarán Aliança, el 21%.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Se trata en parte de un fenómeno universal. Para empezar, las grandes corrientes ideológicas internacionales de la ultraderecha antiinmigración han llegado a Catalunya y por partida doble, en la versión española (Vox) y en la versión catalana (Aliança).

En segundo lugar, los partidos del sistema tienen dificultades para conectar con un electorado empobrecido y rodeado de inmigración en las escuelas de sus hijos o sus CAP.

Esta reacción antiinmigración, con particularidades islamófobas, es especialmente clara en Catalunya, país que ha recibido a más inmigrantes que nadie en España.

El tono y las propuestas de estos partidos suponen una ruptura de las relaciones sociales porque propugnan la desconfianza con los vecinos. En cierta forma, son partidos para perdedores de la globalización que aceptan la derrota social porque les proporciona ganancias electorales inmediatas.

Pero, en el caso de Catalunya, Aliança Catalana se ha convertido también (y éste es un rasgo específico de nuestro país) en una razón para vivir políticamente para muchos catalanes que salieron a la calle en la época del Proceso y lo vivieron emocionalmente durante meses. La frustración por el fracaso ha encontrado refugio en la promesa de un discurso supuestamente firme (en realidad, sólo es autoritario) de alguien percibido como una defensa.

La subida espectacular de Aliança (en las encuestas) afectaría a todo el tablero político catalán, pero muy especialmente a Junts, que en tanto que heredero del voto convergente sería una derrota muy significativa en términos políticos y sociales. A Junts, y sobre todo a su líder, Carles Puigdemont, le corresponde reaccionar. Y reaccionar significa hacer lo contrario de lo que ha pasado hasta ahora: perder o desterrar a gente significativa y concentrarse en la gente más fiel. Es sólo una encuesta, pero el resultado es tan malo para Junts que es más que una encuesta. Las primeras reacciones del partido, diciendo que el CEO siempre se equivoca con Junts interesadamente y le hace pronósticos a la baja, es una respuesta pobre. Muchos alcaldes de Junts pueden decir (y dicen) a la dirección cómo están las cosas en las calles entre su electorado. Y están como dice la encuesta. El primer paso para resolver un problema es aceptar que existe.

Buenos días.

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