Evolución

Una ventana en el origen del lenguaje humano

Varios estudios demuestran que primates, orcas y delfines también componen sonidos para comunicarse entre sí

Una joven madre bonobo llama a otros miembros del grupo.
01/06/2025
3 min

Durante décadas, la capacidad de combinar palabras para crear nuevos significados, una característica propia del lenguaje humano que en lingüística se llama composicionalidad, se ha considerado exclusiva de las personas. Por ejemplo, la palabra biología está formada por los morfemas bio-, que significa vida, y -logia, que significa estudio o ciencia. La biología es, por lo tanto, el estudio o la ciencia de la vida. la otra, como por ejemplo cuando decimos "futbolista bueno" o "maestro atento".

En cualquier caso, desde que en el siglo XIX se iniciaron los primeros estudios científicos en lingüística, se ha considerado tradicionalmente que estas características son exclusivas del lenguaje humano. Sin embargo, recientemente varios estudios han demostrado que no es exactamente así. Algunos primates, como los chimpancés, e incluso los odontocetos o ballenas con dientes, como las orcas y los delfines, también utilizan cierta composicionalidad de sonidos para comunicarse entre sí.

El trabajo más completo y que pone fin a esta controversiaacaba de publicar la revista Science. La primatóloga Mélissa Berthet y sus colaboradores, de diversas universidades y centros de investigación suizos, alemanes, ingleses y estadounidenses, han demostrado que los bonobos utilizan un lenguaje con sonidos compuestos que estructuran tanto de forma trivial –cuando el significado de la combinación de sonidos es la suma de cada sonido– como también de la suma de cada sonido– como también de la suma de cada sonido–.

Una pareja de delfines.

Los bonobos, que hasta hace unas décadas se consideraba que formaban parte de la misma especie que los chimpancés, son, junto a estos primates, los más similares a la especie humana tanto desde la perspectiva morfológica como desde la cerebral y la genética. No en vano compartimos el 98,7% del genoma. Evolutivamente, nuestras especies empezaron a divergir hace unos siete millones de años, y se fueron especializando y adaptando a estilos de vida diferentes. Son una especie amenazada a causa de la pérdida de su hábitat natural por la actividad humana. Se calcula que quedan menos de 20.000, que viven en libertad en zonas protegidas de la República Democrática del Congo. Esta similitud con nuestra especie hace que sean una ventana abierta al estudio de nuestro pasado.

La importancia del contexto

En este trabajo, los investigadores han documentado más de 3.600 vocalizaciones de bonobos salvajes en la Reserva Comunitaria de Kokolopori. Para averiguar si algunas de sus vocalizaciones son compuestas y entender hasta donde sea posible su significado, estuvieron varios meses siguiendo tres grupos concretos de bonobos. Grabaron más de 700 sonidos o combinaciones de sonidos, y para cada uno de ellos documentaron alrededor de 300 parámetros para describir de forma exhaustiva el contexto en el que se habían producido, como por ejemplo si había algún otro grupo de bonobos cerca, si estaban descansando o arropándose, si había comida en la zona o si comía en la zona o si comía en la zona qué ocurría justo después de la vocalización.

Mediante el análisis del contexto en el que se producían estas vocalizaciones, que incluían gruñidos, chillidos, aullidos agudos, aullidos graves, susurros y silbidos, y combinaciones muy diversas de estos elementos básicos, como por ejemplo gruñe + chillido, o susurro + chillido + chillido + identificaron 38 combinaciones diferentes, de las que 19 mostraban evidencias claras de composicionalidad, y que incluían tanto composicionalidad trivial como no trivial. Es decir, algunas combinaciones tenían significados que podían deducirse directamente de sus partes, mientras que otras mostraban modificaciones más complejas, en las que un sonido alteraba o completaba el significado del otro.

¿Exclusivamente humano?

Este descubrimiento sugiere que la capacidad de combinar sonidos para crear nuevos significados podría haber estado presente en el ancestro común de los humanos y los bonobos, que vivió hace entre siete y trece millones de años. Este hecho desafía la idea de que el lenguaje complejo es una innovación exclusivamente humana y abre la puerta a una comprensión más profunda de cómo ha ido evolucionando la comunicación en los primates.

Sin embargo, existe una diferencia clave entre el sistema de comunicación de los bonobos y el humano. En los demás primates, los significados que transmiten sus vocalizaciones son siempre literales. Cognitive lingüísticos demuestra que, en promedio, el 13% de las palabras que utilizamos en una conversación están relacionadas con alguna metáfora. La capacidad simbólica del cerebro humano permite que, utilizando la composicionalidad de los sonidos de forma simbólica y metafórica, podamos incrementar exponencialmente la potencia comunicativa de nuestro lenguaje.

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