Nutrición

¿Por qué ingerir menos calorías mejora la salud?

Un nuevo estudio muestra que la restricción calórica reduce los procesos inflamatorios y optimiza el sistema inmunitario

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La restricción calórica consiste al reducir la ingesta energética sin disminuir la aportación de nutrientes esenciales.

La salud depende, entre otros muchos factores, de la dieta. Por eso hay dietas para todos los gustos. Muchas están faltas de base científica demostrada y pueden ser nocivas para la salud. Sin embargo, también hay algunas que cuentan con un apoyo científico sólido, pero que a menudo, para seguirlas bien, hay que contar con un buen asesoramiento. Hace tiempo que se habla de la restricción calórica como una dieta que, aparentemente, permitiría mejorar el estado general de salud. Una de sus principales características es limitar la ingesta energética sin disminuir la aportación de nutrientes esenciales.

Varios experimentos hechos en roedores y en personas apuntan en esta dirección, pero hasta ahora se desconocían los mecanismos fisiológicos que explicarían los efectos. El especialista en envejecimiento Vishwa D. Dixit y sus colaboradores, de varias universidades y centros de búsqueda de EE.UU., han analizado como afecta a la fisiología corporal una dieta basada en la restricción calórica, incluido el funcionamiento de varios genes. Los resultados, publicados en la revista Science, indican que uno de los efectos más significativos es la disminución de los procesos inflamatorios y la mejora del funcionamiento del sistema inmunitario. Aun así, tal como advierten los autores, no se trata simplemente de disminuir la ingesta de calorías diarias, sino de hacerlo en el porcentaje adecuado y de mantener el resto de los nutrientes y de las condiciones de vida a un nivel óptimo.

Regular la inflamación

Los primeros experimentos sobre el efecto de la restricción calórica en la salud son del año 1934. Dos investigadores de la Universidad de Cornell, en EE.UU., Clive McCay y Mary Crowell, observaron que cuando alimentaban a ratas de laboratorio con un 40% de calorías menos de las habituales, pero manteniendo el resto de los nutrientes esenciales, su longevidad prácticamente se doblaba. Desde entonces, varios grupos de trabajo han reproducido estos datos a pesar de que con algunos resultados contradictorios.

Por ejemplo, un par de trabajos publicados en 2005 y 2007 demostraron que, si bien es cierto que una dieta de restricción calórica del 40% incrementa la esperanza de vida en los ratones y las ratas, la probabilidad de que algunos individuos se vean afectados por infecciones bacterianas, víricas y otros parásitos incrementa drásticamente. El motivo es que la severidad de esta restricción calórica disminuye la eficiencia de algunas funciones corporales. Destaca el sistema inmunitario, que es necesario, no solo para detectar y eliminar posibles patógenos, sino también para integrar el metabolismo celular y favorecer la reparación de las células y los tejidos que se van desgastando debido a su uso.

En este trabajo, Dixit y su grupo han estudiado durante dos años un grupo de voluntarios humanos adultos sanos que han seguido de manera muy controlada una dieta de restricción calórica del 14%. Consiste en disminuir en un 14% las calorías que de manera normal consumirían estas personas, cada una según su peso y constitución, teniendo en cuenta que siguen un estilo de vida saludable, sin consumo de sustancias tóxicas, y que practican con regularidad un deporte de intensidad moderada. Periódicamente, les hacían controles médicos, análisis y estudios de expresión génica para garantizar que mantenían un buen estado de salud y ver de qué manera este régimen afectaba a sus funciones fisiológicas y genéticas.

Uno de los resultados más destacados es que la cantidad de moléculas proinflamatorias, o citocinas inflamatorias según la terminología científica, que se encuentran en la sangre disminuye significativamente. En este sentido, se sabe que la producción crónica excesiva de citocinas inflamatorias contribuye a la manifestación de enfermedades inflamatorias; incrementa la probabilidad de que se produzcan otras, como por ejemplo ateroesclerosis y cáncer, y acelera el proceso de envejecimiento celular. Dicho de otro modo, una restricción calórica controlada del 14% favorecería la salud y atrasaría el envejecimiento celular mediante la regulación de las moléculas proinflamatorias.

El timo en acción

De manera paralela, otro de los resultados destacados es que esta restricción calórica incrementa la actividad del timo. La función principal de este órgano del sistema inmunitario es filtrar los linfocitos T, que son las células encargadas de destruir los agentes infecciosos y las posibles células tumorales, lo que al mismo tiempo evita la autoinmunidad. Es decir, que también contribuyen de manera decisiva en el mantenimiento de la salud corporal. Finalmente, también han identificado una serie de genes, más de 350, que alteran su actividad, muchos de los cuales están implicados en el funcionamiento del sistema inmunitario, los mecanismos inflamatorios y la regulación del tejido adiposo, donde el exceso de grasas favorece a los mecanismos inflamatorios.

En resumen, este trabajo demuestra que una dieta de restricción calórica del 14% que mantenga el resto de los nutrientes esenciales, personalizada según las características de cada uno y aplicada en gente que sigue por sí misma un estilo de vida saludable, mejora todavía más su salud general mediante la regulación del sistema inmunitario y de los procesos inflamatorios.

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