La inspiración deja huella en el cerebro
Investigadores estadounidenses descubren un patrón de actividad cerebral que predice con precisión el rendimiento creativo
Decía Pablo Picasso que "la inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando". Cuando tenemos un momento de inspiración, notamos un impulso creativo que crece en nuestro interior. Nos permite imaginar las cosas más espectaculares y, a menudo, nos hace sentir placer. Pero, ¿qué es exactamente la inspiración en términos neurobiológicos? ¿Por qué a veces una idea nos llega de repente, como una chispa, y otras veces parece imposible hacerla aparecer?
Un equipo internacional de investigadores de las universidades de California e Indiana, encabezado por la neurocientífica Shadab Tabatabaeian y el especialista en cognición humana Tyler Marghetis, acaba de publicar en la revista PNAS un estudio que identifica por primera vez patrones cerebrales y genéticos asociados con la creatividad y la inspiración. Los resultados revelan que el cerebro creativo tiene firmas propias, unas huellas que se detectan tanto cuando pensamos activamente en algo o intentamos resolver un reto de forma imaginativa, como cuando dejamos vagar la mente y, de repente, nos llega la inspiración.
Hace décadas que la ciencia intenta entender qué ocurre en el cerebro cuando somos creativos. Se sabe que no existe una región específica para la creatividad, sino que es el resultado de la colaboración entre diversas redes neuronales. Las más destacadas son la red por defecto, que se activa cuando imaginamos o divagamos, y la red de control ejecutivo, que dirige la atención y evalúa las ideas de forma reflexiva. La creatividad nace del diálogo aparentemente opuesto entre estas dos fuerzas: dejarse llevar y, al mismo tiempo, filtrar y ordenar.
¡Eureka!
La inspiración, a su vez, puede entenderse como un estado cerebral repentino en el que estas redes, junto con la llamada red de prominencia, sincronizan su actividad para generar una nueva o significativa conexión entre ideas. Ésta última actúa como un sistema de alarma cerebral que detecta los estímulos más relevantes y decide a qué prestamos atención. Fisiológicamente, la inspiración es una transición breve hacia un patrón de alta integración cognitiva, a menudo precedida por un momento de relajación o divagación mental que permite que información dispersa se una en una intuición coherente, como un atajo mental que une territorios diversos, cada uno de los cuales aporta algunos datos relevantes al conjunto. Es el famoso ¡Eureka!, que se atribuye a Arquímedes de Siracusa, cuando se dio cuenta, mientras se bañaba, que el volumen de agua desplazado era igual al volumen del cuerpo sumergido.
En este estudio, los investigadores han dado un paso más y han buscado el perfil cerebral que diferencia a las personas más creativas. Para ello, han combinado resonancias magnéticas funcionales, datos genéticos y pruebas de pensamiento divergente, como inventar nuevos usos para objetos cotidianos. El resultado es asombroso. Han descubierto un patrón específico de actividad cerebral que predice con bastante precisión el rendimiento creativo. Este patrón incluye áreas de red por defecto, zonas de control ejecutivo y, sorprendentemente, regiones sensoriales. Según los autores, la creatividad consiste en conectar lo concreto con lo abstracto, uniendo percepciones e ideas en un flujo dinámico y flexible.
El placer de aprender
Otra novedad es la conexión con la genética. Los investigadores han encontrado que este patrón cerebral se correlaciona con genes implicados en la regulación de la dopamina. Es un neurotransmisor clave en la motivación, el placer y el aprendizaje. Esto sugiere que las personas más creativas podrían tener una modulación dopaminérgica más dinámica, que favorece la generación de nuevas asociaciones y la flexibilidad cognitiva. Sin embargo, no existe un "gen de la creatividad", sino una combinación de factores biológicos y ambientales que facilitan su aparición.
Para comprobar si estas diferencias son estables, el equipo comparó el patrón creativo que han descubierto con escáneres del cerebro de voluntarios en reposo, pudiendo predecir el nivel creativo de cada participante. El cerebro creativo, dicen, deja rastro aun cuando no está trabajando. Sin embargo, esto no quiere decir que se pueda medir la creatividad con un escáner. Ni que todos los dominios de la creatividad, como pueden ser la música, la ciencia, el diseño o la literatura, sigan el mismo camino neuronal. A nivel cerebral no es tan diferente como podría parecer diseñar un experimento científico que utilizar una metáfora en un poema. Las firmas cerebrales muestran que, al fondo, todos utilizamos la misma arquitectura mental para imaginar y crear.
Más allá de la curiosidad científica, estos resultados tienen implicaciones prácticas. Saber que la creatividad depende de la interacción entre redes y neurotransmisores puede ayudar a diseñar entornos educativos y de trabajo que la potencien Por ejemplo, alternar momentos de concentración y de recreo mental, como pasear o dejar que la mente divague, unos principios que la psicología y la pedagogía ya habían intuido, pero que ahora la neuro.