Casa Fiero: el nuevo valor seguro en forma de macarrones, brasa o fideos en la cazuela
El segundo restaurante de los socios del Maleducat se hace un sitio en la calle Londres de Barcelona
BarcelonaEn una mesa hay dos hombres. Parecen padre e hijo. Pongamos que el padre está sobre los sesenta y el hijo, alto como un santo paz, sobre la treintena. Hablan animadamente hasta que les traen los platos. Llegan en una pequeña sartén unos macarrones con asado de tres carnes gratinados con queso. Serán para el hijo. Y en una cazuela lustrosa unas mejillas y unos tendones estofados con garbanzos y setas. Destapan la cazuela. El hombre está extasiado. Suelta una onomatopeya que no sabría reproducir. El joven mira los macarrones y los ojos le brillan. Dejan de hablar. Metaban las cabezas en sus recipientes. Mojan pan con fruición como si comieran a contrarreloj. Cuando ya no queda nada en la sartén y la cazuela, retoman la conversación donde la habían dejado.
Esta escena que he procurado narrar tal y como ha pasado ha sucedido en Casa Fiero, una de las aperturas esperadas de esta temporada. Este restaurante ubicado en la calle Londres es "el hermano ni pequeño ni mayor del Maleducat". Así es como presentan su segundo restaurante los propietarios del Maleducat, un restaurante del barrio de Sant Antoni que lleva cinco años funcionando. Los socios, Víctor Ródenas, Marc García, Ignasi Garcia y Xavi Moragas, se han embarcado en una segunda aventura juntos. ¿El motivo? El Maleducat ya tiene una propuesta muy bien definida y ahora querían abrir un segundo restaurante para crecer por otro lado. En este caso, se plantan en otro barrio y con otro perfil de público. Aquí han hecho fuego a la brasa y encontrará fantásticas piezas de carne y pescados.
Querían hacer un restaurante clásico, pero yo diría que es más bien un restaurante nostálgico. Encontramos en las paredes una foto de la Bodega Monferry, templo del barrio de Sants que la avaricia hizo cambiar de sitio. Allí es donde cuando eran (más) jóvenes quedaban los viernes para hacer la cerveza. También hay una imagen de Los Caracoles. El bisabuelo de Ródenas vino a charlar en Barcelona exiliado de Aragón a causa de la Guerra Civil. Y donde encontró trabajo fue en el mítico restaurante del Barrio Gótico. El homenaje a él no pudo faltar. También a su padre, al que le encantaba Pepe Rubianes. ¿Dónde encontramos el galaico-catalán? En el baño. Allí se puede oír un monólogo de él y chistes de Eugenio. Pienso que a cualquiera de los dos les hubiera encantado la idea.
El local, diseñado por Cristina Carulla, es muy agradable y sí transporta a una casa de comidas de antaño. Algo sofisticada, eso sí. Un aire retro hecho con buen gusto. En cuanto a la carta, la oferta del Casa Fiero es muy versátil, y pensada para agradar a un público amplio. Ródenas destaca que se ha podido realizar una cocina a medida, que supongo que es el sueño de cualquier cocinero. Esto, y el bagaje del Maleducat, les permite también ofrecer una propuesta muy sólida desde el principio. Como decíamos, hay brasa, pero también existe el chup-chup de unos fideos a la cazuela con salchicha y bacalao o bien una buena oreja de cerdo con zumo de asado, mostaza y guindilla de Ibarra. También encontramos huevos fritos con gamba y panceta, ensalada de tomate o puerros escalivados: hay platos para todos en una carta que tiene la extensión justa. El ticket medio de este local está en torno a los 55 euros por persona.
En cuanto a la bebida, existe una muy buena representación de vinos catalanes y cócteles interesantes. Por cierto, lo primero que encontramos en la carta son los combinados que no tienen alcohol. Por suerte aquí hay opciones dignas que no están relegadas al final de la carta y bajo un ridículo anglicismo. Es de agradecer.
"Queríamos animarnos con otra propuesta", dice Víctor Ródenas. Casa Fiero, con su propia identidad, también nos anima a nosotros, ya que tiene muchos números de ser un valor seguro, como lo ha sido durante cinco años su hermano (ni pequeño ni mayor).