Los retos del cava

Mireia Pujol-Busquets i Meritxell Juvé: "En la DO Cava sólo quince de las trescientas bodegas somos elaboradores integrales, que significa que vendimiamos, procesamos y vinificamos"

Directoras de las bodegas Alta Alella y Juvé & Camps

San Sadurní de AnoiaMeritxell Juvé es la directora de las cavas Juvé & Camps; Mireia Pujol-Busquets, de Alta Alella. Ambas valoran muy positivamente el Cava Meeting, el primer gran encuentro de elaboradores de cavas con los prescriptores más importantes del mundo. Piensan en la segunda edición, que imaginan internacional, porque el objetivo es difundir el cava en todo el mundo. Juvé y Pujol-Busquets comparten biografías similares (casi la misma edad), una denominación de origen, la DO Cava, y una bodega heredada por parte del padre. Las entrevistamos en las cavas de Meritxell Juvé, en Sant Sadurní d'Anoia, en un día laborable en el que ambas llegan a la entrevista después de haber tenido diferentes reuniones de trabajo.

Déjeme que empiece preguntando por los padres.

— Meritxell: Está bien.Tiene 81 años, y ha encontrado un espacio en la empresa en el que se siente muy cómodo, que es el de representarla. Lleva cuatro años sin llevar el día a día de la empresa, que ya llevo yo, pero él aporta el valor de difundirla por todas partes.

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— Mireia: Mi padre es más joven, tiene 70 años. Yo tengo treinta y ocho, uno menos que Meritxell. Estamos trabajando el relevo generacional; tenemos una estrecha relación de confianza profesional y personal. Nos amamos, nos respetamos y tenemos objetivos conjuntos, que es desarrollar el proyecto. Yo estoy cogiendo ahora mismo más responsabilidades.

Cuando tomáis decisiones, ¿lo hacéis conjuntamente?

— Meritxell: Primero hablo con mi equipo, que he formado en estos últimos años. Y después lo comento con mi padre.

— Mireia: Primero lo hablo con él. Debo decir que mi padre es la primera generación de la bodega Alta Alella. Es muy diferente a la historia de otros cavas como Juvé & Camps. Durante los últimos años yo he ido ganando seguridad, y actualmente me siento preparada y muy realizada. También tengo un equipo de mucha confianza, pero eso no quita que me guste compartir con mi padre muchas de las decisiones que tomo, por pequeñas que sean. Y sin embargo, como mujer y como hija, tengo la sensación de que cada día tengo que demostrar más que nadie en mi trabajo.

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A ningún enólogo ni a ningún director de bodega suelo preguntarles cómo concilian; no lo haré tampoco con vosotros.

— [Ríen] Meritxell: Yo no tengo ningún problema para hablar.

— Mireia: Y a mí me gusta hacerlo. He estado allí los primeros años de forma muy intensa, y encontrar el equilibrio es un reto constante.

— Meritxell: Yo lo estoy intentando. Y pregunto a las mujeres cómo lo hacen, porque necesito que me lo cuenten. Mis dos hijos son muy pequeños (3 años y seis meses) y en casa tengo mucho trabajo de construcción. En ninguno de los dos ámbitos puedo ponerme detrás. Estoy a la cabeza.

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¿Cuáles son los temas actuales en los que trabajais en las cavas?

— Meritxell: ¡Son tantos! La internacionalización de Juvé & Camps, la sostenibilidad, la digitalización, la tienda y el proyecto de enoturismo que pusimos en marcha el año pasado, la distribuidora de las cavas. Puedo decir que los pilares los tenemos marcados. Venimos de cuatro generaciones, papá es el presidente, yo la directora, y línea de trabajo la tengo marcada, pero el día a día y el futuro está lleno de nuevos proyectos.

¿Cuál es la línea de trabajo marcada?

— Meritxell: La elaboración de los grandes reservas, tener viñedos propios, el trato y la fidelización con el cliente.

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— Mireia: En el caso de Alta Alella, que somos más pequeños que Juvé & Camps, el objetivo es consolidar el mercado exterior. Venimos de unos años lleno de dificultades, no sólo por la pandemia, sino también porque ha habido problemas con el transporte, con contenedores que nunca llegaban a Estados Unidos, que tardaban mucho, por decir un ejemplo. Tampoco quiero decir que han sido años malos, pero sí justos, y por tanto este 2024 debe ser un año de consolidación después de las turbulencias.

Pero durante el Covid se dijo que los vinos se vendían bien en los mercados locales.

— Mireia: Es cierto que en el mercado local la gente estuvo dispuesta a gastar más en vinos buenos.

— Meritxell: En el mercado internacional les cava brut nature y los grandes crianza se valoran cada vez más.

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En su caso, los brut nature quieren decir sin azúcar y también sin licor de expedición.

— Mireia: Sí, porque es cómo podemos valorar mejor cada añada. Nuestro cava 'brut nature' significa que no tiene azúcar ni tampoco licor de expedición, y así nos bebemos la añada, como hacemos con los vinos

— Meritxell: Para el cava, trabajar las añadas ha sido siempre más difícil que para los vinos.

— Mireia: Por eso, el gran reto que tiene el cava es indicar el origen, las zonas elaboradoras y hacer entender al consumidor el concepto de elaboradores integrales. Actualmente, en la DO Cava sólo quince de las 300 bodegas somos elaboradores integrales, que significa que vendimiamos, procesamos y vinificamos, que damos todos los pasos desde que la uva entra en la bodega hasta que obtenemos la botella de cava.

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¿Los retos actuales del cava con los que está trabajando son más complicados que los que tuvieron sus padres?

— Meritxell: El reto actual de visibilizar la trazabilidad es difícil, pero mi padre batalló con la difusión de los cavas de alta gama y tampoco fue fácil. Yo lo calificaría como distintos.

— Mireia: Pero es cierto que nuestro mundo es de constante cambio y va a mucha velocidad.

— Meritxell: Pero al mismo tiempo tenemos más herramientas que nos permiten llegar al cliente.

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— Mireia: Cierto, podemos tener más análisis, pero yo aseguro que a veces desearía trasladarme a una época en la que se focalizaba más lo importante, como la viña y el territorio.

El viñedo siempre ha sido importante en todos los tiempos.

— Mireia: Y creo que todavía no nos damos cuenta de que es así. Los viticultores cultivamos el territorio, lo mantenemos, lo ordenamos. Y si no, tomo como ejemplo la DO Alella, porque nuestra bodega además de cava también hace vinos. En la DO Alella había habido 2.000 hectáreas de viñedos, ahora sólo quedan 187. El asfalto, la ciudad, ha ganado la partida en la tierra; también el crecimiento urbano, y nosotros somos algunos de los que mantenemos los campos de viñedos verdes, ordenados, ordenados. Los viticultores somos los jardineros del país, y eso debemos ponerlo en valor.

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— Meritxell: Opino que se hace, pero es que con la sequía no sé qué viñedos podremos dejar en herencia a las generaciones futuras.

Cambio de tema. Juvé & Camps inició el pasado año actividades enoturísticas; Alta Alella lleva años promoviendo.

— Mireia: Es un trabajo más de la bodega, junto a la comunicación. El enoturismo aporta mucho a la empresa, porque con la experiencia de visitar la bodega fidelizamos al consumidor mucho mejor que a través del producto. Actualmente, para la empresa, el enoturismo supone entre un 10-15% de nuestra facturación. Tenemos diez mil visitantes al año, y tenemos cuatro personas contratadas que se dedican a ello.

— Meritxell: Nosotros justo empezamos, y nuestro camino es muy inicial. Nos mueve dar a conocer los viñedos donde elaboramos los cavas.

Por último, podéis decirme los deseos que tenéis para vuestra empresa en este 2024.

— Mireia: Dedicar mucho tiempo a la viña. En Alta Alella hemos pasado de 17 hectáreas a 70 en pocos años. Ya no creceremos en extensión, pero sí en valor. Este crecimiento permitirá consolidarnos.

— Meritxell: En nuestro caso, con 450 hectáreas en total, no queremos crecer en volumen de botellas. Mi objetivo es dar a conocer al mundo el potencial de nuestros espumosos. Y te diría que empiezo a ver los brotes verdes, que empiezo a ver que estamos por el buen camino, y en el 2024 el mercado internacional los conocerá mucho más.