Pastelería

La finalista garrochina de 'MasterChef' que quiere mantener vivo el legado de siete generaciones de pasteleros

Tras su exitoso paso por el concurso de RTVE, Anna Callís Galceran trabaja para tomar el relevo de la histórica pastelería Callís de Olot, regentada por su padre

Anna Callís, en la pastelería de su familia, en Olot.
25/06/2025
3 min

GeronaAnna Callís Galceran (Olot, 1993) es una de las cuatro finalistas de la decimotercera edición de MasterChef, el popular concurso de cocina de RTVE que tiene el cocinero Jordi Cruz, del ABaC de Barcelona, como uno de los tres miembros del jurado. La traza de la joven garrochina por la cocina, sumada a un don natural por el liderazgo y una gran capacidad de adaptarse a situaciones adversas, claves en un programa de estas características, le han llevado hasta la última fase de la competición. El próximo lunes se sabrá si es la ganadora.

Para Callís, la experiencia de MasterChef ha sido la última aventura de una vida personal y profesional llena de peripecias, estancias en el extranjero y constantes giros de guión. Hija de los propietarios de la pastelería Callís d'Olot, en los últimos años ha hecho de actriz, periodista, organizadora de eventos y relaciones públicas en el ámbito de la moda, el diseño y el deporte. Con más de 35.000 seguidores en Instagram, empezó a hacerse conocida en las redes, sin apenas quererlo, el verano del 2024 en Llafranc colgando vídeos en los que daba consejos de vida con un catalán-castellano-inglés mezclado, tan divertido como desconcertante, que hizo fortuna. A partir de ahí, meses después recibió la llamada del concurso de RTVE para presentarse a los castings de la edición de este año, y después de muchas semanas superando pruebas entre miles de aspirantes, fue elegida como una de las dieciséis concursantes.

"Cuando estás ahí dentro, tienes que dejarte llevar. Tienes que tener mucha cintura, adaptarte muchísimo. Hay gente que sabe cocinar mucho, pero después te hacen una prueba con sólo dos ingredientes, y, si sólo sabes seguir recetas, te desmonta. Es un talento, no uno reality, así que tienes que saber jugar sus cartas", asegura Callís. Y esa mentalidad es la que le ha permitido llegar tan lejos: "No pasa nada si Jordi Cruz te valora mal un plato. No se acaba el mundo. Te da un consejo, una pista y ya está. Tienes que tener una actitud siempre positiva y no ofuscarte", reconoce.

El programa se emite en diferido y los concursantes viven aislados en una casa, donde pasan las pruebas y cada semana reciben clases de cocina, sin móvil ni conexión con el exterior. "Esto ha sido una experiencia brutal. Teníamos el contacto muy restringido con los familiares, y tampoco podíamos tener ninguna noticia del exterior para que no nos contaminara. Para mí esto fue hiperestimulante y muy sano, como volver a la infancia e ir de colonias en verano", explica. Y, sobre su talante y forma de hablar tan característica, añade: "Soy así, es supernatural. Con mi hermana, que ha vivido en Londres, siempre hablamos mezclando el inglés y con mis amigos igual porque se mean de risa. Soy tal cual, 0 personaje".

Futura octava generación de pasteleros Callís

Aislada en la residencia de MasterChef, superando con mucho mérito los veredictos de Jordi Cruz y compañía, Callís ha tenido tiempo para replantearse el futuro y reconectar con un legado que llevaba dentro, escondido, esperando una ocasión como ésta para aflorar. surtidos de elaboraciones de chocolate, con frambuesa, praliné o frutos secos. Un lugar ideal para hacer parada y comprar un postre para quedar bien. Manel Callís Siempre he sido muy transgresora: he hecho deportes, periodismo, arte, moda... pero al final ves un legado que no has valorado lo suficiente. Y añade: "Es una empresa artesanal. ido a MasterChef, quizá me hubiera dado cuenta demasiado tarde".

Anna Callís y su padre, Manel Callís, en la pastelería Callís de Olot.

Innovación sin perder las raíces

Su voluntad es continuar con la tradición familiar, pero, a partir de toda su experiencia alrededor del mundo y con la mirada moderna de las nuevas generaciones, también aspira a aportar ideas al negocio: "Me interesa mucho explorar el mundo de los helados y también hacer pasteles con menos azúcar, más saludables, como hace Jordi Bordas. Me gustaría introducir tendencias más individuales, como pastel chocolate de Dubai, que ahora está muy de moda, pero sin romper con nuestra esencia".

Antes del concurso, Callís había pasado por un estudio de interiorismo de Amberes, por la redacción de deportes de TV3, había estudiado moda en Milán, había trabajado en el torneo de tenis Godó de Barcelona, ​​en la Copa América... Y todo este bagaje, de alguna de arte dentro de la pastelería, poder exportar algunos productos concretos tipo pasteles con montajes florales naturales por encargos especiales", vaticina. La pastelería ya tiene presencia en Barcelona y Madrid, pero la ambición de Callís es poder ampliar fronteras con algunos productos concretos y asociarse con algunos hoteles.

Antes, hay que formarse y heredar los conocimientos del padre, que tiene todas las cuentas, las recetas y los inventarios en la cabeza. y otro en Barcelona, ​​con el objetivo de hacer compatible todas sus facetas que se encaminan hacia un futuro común.

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