El radar suculento

El Jardín del Ateneo: uno de los secretos mejor guardados del Barri Gòtic de Barcelona

Este pequeño oasis se encuentra en el edificio del Ateneu Barcelonès y se debe entrar con reserva

Estamos en uno de los secretos mejor guardados del centro de Barcelona. Una joya escondida en medio de las calles más transitadas del Gòtic. ¿Qué encontramos? Un jardín grande y tranquilo para hacer el vermut, un espacio para comer unos calamares "de cojones" –así los describen ellos–, y un menú de mediodía con mucha cocina catalana. Así como Julià Peiró entraba en La casa de los famosos y (seguro que me perdonará que lo escriba) uno de los grandes alicientes para visionar El invitado de Albert Om era ver cómo eran por dentro las casas de personajes conocidos, este restaurante de hoy tiene el mismo componente, porque se encuentra dentro de un edificio histórico donde apetece mucho asomarse: el Ateneu Barcelonès.

El restaurante se llama El Jardín del Ateneo. Es muy importante no confundirlo con el restaurante que hay a pie de calle, que no recomendaría. Éste está dentro del edificio. Hay que entrar por la puerta principal y subir una escalera. Precisamente, esta cuestión te hace sentir que has hecho un gran descubrimiento. Después te das cuenta de que hay más gente y ves que no eres, ni de lejos, el primero en llegar. Para acceder, sólo es necesario tener una reserva. Es facilísimo realizarla desde cualquier buscador como Google. Basta con buscar El Jardín del Ateneo y aparece el botón para reservar. E incluso se puede hacer al momento cuando llegue, si ha decidido improvisar y todavía hay sitio. Esta reserva es la que le abrirá las puertas de este oasis maravilloso. Al llegar, lo enseñe a la persona de conserjería y vaya escaleras arriba. Se encuentra el patio y la sala donde se encuentra el comedor y la barra. Si va a comer, puede ponerse donde le haga más gracia, dentro o fuera. Entre semana abren a la una, el fin de semana un mono antes, a las 12, para poder hacer el vermut.

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También hacen cenas, en invierno menos días, en verano más. Y de hecho es un plan maravilloso postteatro. En especial si ha ido al Teatro Poliorama o al Maldà. ¿Por qué? Porque enseñando la entrada tiene un 15% de descuento en la factura final. La cultura alimenta el espíritu, pero también lo hace de forma más prosaica. Hay que tener en cuenta que los responsables del local son los mismos del Comedor de la Beckett o del Muntal, el nuevo restaurante de la plaza Huesca que ocupa el local en el que estaba el querido Terra d'Escudella.

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Qué se come

Entre semana el menú de mediodía es maravilloso. Vale 17,50 € (a menos que sean socios del Ateneu Barcelonès, que entonces tienen descuento). Puede elegir entre un puñado de platos entre primeros, segundos y postres. Ellos llaman "introducción, nudo y desenlace". Hummus de garbanzos con langostinos, salmorejo con huevo duro, canelones de carne asada con bechamel, lubina a la plancha con soja, naranja y arroz. Platos con suplemento como los calamares o el entrecot con patatas y pimientos. De postre se puede acabar con una opción muy nuestra: miel y requesón. También se puede hacer carta, que vale para el almuerzo y, sobre todo, para la cena, o cribar entre los fuera de carta, que escriben en una pizarra. Croquetas de cepas, gambas de vidrio con huevo frito, el timbal de escalivada con brie y anchoa o bien el flan cremoso, del que están bastante orgullosos.

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Hay también platos sencillos, como el bikini trufado con pan de torta, o las patatas bravas con su salsa casera. Todo ello a precios razonables. Como decíamos, también hay todo lo necesario para hacer un vermut y un pica-pica de categoría. Cabe destacar que la práctica totalidad de los vinos son catalanes, excepto un verdejo que tuvieron que añadir porque la clientela lo pedía.

En conclusión, un lugar donde se come bien, y en un espacio de privilegio en el que, una vez saque la cabeza, pensará "no sabía que me encontraría ese espacio tan bonito aquí". Ya sabéis, queridos lectores, que mi obligación es compartir los hallazgos con todos vosotros.