Se sabe que los lactantes de entre cero y doce meses deberían dormir entre catorce y diecisiete horas diarias, contando las siestas, pero... ¿hay una cantidad mínima de horas seguidas que tenga que dormir? La neuropediatra Gabriela Secondi afirma que deberían ser tiradas de al menos tres horas. Ante una situación de muchos despertares nocturnos, Secondi recomienda consultar con el pediatra de la criatura "para que éste pueda hacer una orientación en la rutina del sueño adaptada a la familia".
Compartir o callar: "Mi bebé duerme siete horas seguidas"
Aunque la tónica habitual –o la que más se explica– es que los bebés no duermen por las noches, hay quien lo hace seis y siete horas seguidas desde que tienen pocos meses de vida
Hace dos semanas, la cantante Beth publicaba en su Instagram que su bebé de dos meses duerme siete horas seguidas. Sin embargo, esto no era una excepción, ya que, según explicaba, con sus dos hijos mayores vivió exactamente lo mismo. Decía que no lo contaba para generar "envidia ni rabia", sino para mostrar que esa otra realidad "también existe". Su perfil se llenó enseguida con comentarios de otras madres reconociendo que a ellas también les pasa, pero que no se atrevían a compartirlo por no generar "mal rollo" con otros padres.
Era el caso de María Insa, madre de Sara. A los pocos días de nacer, Sara dormía cuatro horas seguidas. A las pocas semanas, ya eran entre seis y siete. “Recuerdo la primera noche que pasó: se durmió cerca de las once de la noche y al despertarse, casi a las seis de la mañana, tuve que mirar el reloj tres veces!”, explica María Insa. Ella y su marido son conscientes de que son “unos privilegiados”, porque la pequeña –que ahora hará un año– les ha puesto muy fácil. "Hemos podido descansar casi desde el minuto uno, salvo alguna noche, muy al principio, que entre una presa y otra no había forma de que volviera a dormirse, el resto ha sido coser y cantar".
Insa explica cómo, al principio, le daba vergüenza contar a sus amigas y primas, “sobre todo a aquellas que sabía que al cabo del año todavía tenían que lidiar con noches bastante pesadas”, que su hija dormía tan y tan bien. Pero lejos de enfadarse, sus conocidas le recomendaban “aprovechar para descansar todo lo posible.” Un día, paseando cuando Sara tenía unos cuatro meses, encontraron a una vecina del pueblo a punto de salir de cuentas de su primera hija y, al preguntarles cómo iba su recién estrenada maternidad, Insa respondió la verdad: “que la niña nos dejaba dormir bastante, que íbamos bastante descansados y que incluso la lactancia había fluido en grande”. sus interlocutores lo agradecieron: "Dieron las gracias por describirles esta otra cara de la crianza porque su entorno les había contado poco menos que historias para no dormir", exclama Insa.
Patrón muy a menudo heredado
¿Pero qué es lo que determina que un bebé duerma mejor o peor que otro? El sueño, como el desarrollo, es un patrón que va madurando con el paso de los meses. Tal y como explica la neuropediatra del Hospital del Mar, Gabriela Secondi, el bebé, durante los primeros meses, "es muy dependiente de otro patrón, el de la alimentación", de ahí que se despierte más a menudo. Hay bebés que pronto empiezan a dormir de forma más prolongada, pero, a juicio de Secondi, la clave es que “desde el entorno se les marque el día y la noche”. El sueño es, por tanto, un patrón propio de cada niño, “como después lo es de adulto”, matiza la neuropediatra, quien también destaca que el patrón en cuestión “muy a menudo se hereda de los padres”.
Los factores genéticos influirían, pues, en el tipo de sueño que tendrá cada criatura, lo que, alerta Secondi, “no es modificable”. Lo que sí puede hacerse, sin embargo, es crear una rutina de sueño “que ayude a conciliar ese sueño y que a la vez sea interiorizada por el bebé como un momento más de su día a día”. Se puede empezar, prosigue la doctora, “bajando el ritmo del entorno, utilizando una luz tenue, no tener la televisión encendida ni utilizar el móvil y, si la criatura no es de las que se asoma con el agua, relajar -lo con un baño antes de ir a dormir”. Y un último apunte, subraya la neuropediatra: eso de que los bebés que toman leche de fórmula duermen mejor que los que pegan “es un mito”. Y añade, "el sueño debería ser independiente de si da pecho o biberón".
Compartirlo o no, esa es la cuestión
Dalia, de diez meses, sigue el camino de Sara. O aún mejor, porque la pequeña suele dormir entre las nueve y media de la noche y las 8 de la mañana. “Así desde que era pequeña”, celebra su madre, Marina Sicilia. "Hay noches que le cuesta un poco más dormirse, pero después lo compensa durmiendo hasta el día siguiente", explica. Puntualmente, hay noches en que la pequeña está más intranquila o se despierta, da pecho y vuelve a dormirse plácidamente.
Sicilia es consciente de que ha tenido "mucha suerte" con Dalia, una suerte que a veces le ha sido difícil compartir con su entorno. “No quería ni quiero herir susceptibilidades, porque hay padres y madres que no duermen tres horas seguidas desde hace meses, pero al mismo tiempo tampoco tengo que esconderme”, apunta. Al fin y al cabo, subraya, “la maternidad no se reduce sólo a todos aquellos progenitores que no duermen mientras los hijos son bebés”, la cual es quizás la versión “más extendida del cuento”, sino que esa otra versión “también es real”. Porque sí, tan normal es que un bebé de pocos meses se despierte a menudo como que duerma bastantes horas seguidas por la noche. Por suerte, cada bebé es un mundo.