Cómo era de pequeña...

Maria Ripoll: "Como soy la media de cinco hermanos, me pasaba los fines de semana en el cine"

La cineasta catalana recuerda que era una niña luchadora, con una dislexia no tratada y que si bien de pequeña se aficionó al cine, ella lo que quería ser era camionera o capitana de barco, ya que le gustaba mucho viajar

Maria Ripoll de pequeña
05/06/2025
3 min

Maria Ripoll (Barcelona, ​​1965) es directora de cine. Debutó en 1998 con Lluvia en las zapatos. Ahora ha estrenado su última película, También esto ocurrirá, basada en la novela homónima de Milena Busquets.

Vivía en la calle Sant Elies, cerca de la plaza Molina. "Primero fui a la escuela Talitha, que es ahora la escuela Orlandai, y después al Acis Artur Martorell, y al Institut Montserrat". ¿Cómo viviste los cambios? "A los 10 años me pasaron de un extremo a otro, de una escuela progresista catalanista, que es Orlandai, a una escuela de un sistema parecido, pero en otro barrio como era la plaza Sanllehy, donde crecí de golpe. Bajaban chavales de las barracas del Carmel y salí un poco luchadora".

No era una niña de aula. "Yo no iba muy bien a la escuela, tenía una dislexia no tratada, porque en aquella época no se veía. Pero me lo pasaba bien y defendía mucho a los amigos. Tengo una imagen grabada en la cabeza, de una amiga mía que tenía los dos brazos rotos y yo pegaba al chico que le quería hacer daño. Era una niña de patio, de calle."

Al cine iba desde pequeña. "Vivíamos ante un cine de la parroquia de Santa Agnès. Y como yo soy la media de cinco hermanos y no pertenecía ni a los mayores ni a los pequeños, me pasaba los fines de semana en el cine. Cogía al alzador, sentaba y veía la sesión doble". Tiene dos hermanas mayores y dos hermanos pequeños. "Los cinco hacíamos unas obras de teatro que eran muy divertidas. Hacíamos pagar una peseta para entrar, actuábamos en la calle, en Arenys, donde veraneábamos. Montábamos la misma escena de diferentes maneras, más rápida, riendo, llorando..."

De pequeña, cuando le preguntaban, cuando le preguntaban, cuando le preguntaban me gustaba mucho viajar, y luego capitana de barco, porque quería ver mundo y me gustaba el mar." Y lo intentó. "Fui a la escuela marítima de la plaza Palau a apuntarme, pero me dijeron que no había mujeres capitanas. Yo respondí que sí, una en Galicia. Me había informado. Y me engañaron, me dijeron que el examen de acceso era el día 2 de septiembre y fue el 1, y cuando llegué ya."

A los 14 años tuvo una revelación. "Un día dije: «Si a mí me gusta tanto la imagen, porque me fascinan los encuadres, la luz y las historias, tengo que hacer cine»".

El padre se echó a reír. "Claro, no había nadie en mi familia. Mi padre era químico, y mi madre, ama de casa". Aunque mi madre era muy imaginativa. "Y activa. Su coche siempre estaba lleno de niños. Y íbamos a hacer gincanas, al bosque... Cuando pasaba alguien por la calle se inventaba una historia, creaba personajes".

A pesar de la incredulidad familiar, no abandonó la idea del cine. "Recuerdo que tenía dos libros en la mesita de noche, uno eran las entrevistas que Truffaut hizo a Hitchcock y el otro eran las memorias de Luis Buñuel. A base de leer, preguntar, supe qué era esta profesión y comencé a hacer cursos de todo tipo, entré en la universidad para estudiar a comunicación, pero no era el que yo quería hacer y rodajes".

No había referentes femeninos. "De pequeña no tenía referentes de directoras de cine. Sí de mayor; por ejemplo, Jane Campion es una de las primeras que recuerdo, porque la suya opera prima, Sweetie, me tocó el alma".

Y vino la aventura de Los Ángeles. "Ya había hecho películas como ayudante de dirección para grandes directores y trabajaba tanto que dije lo suficiente. Pedí una beca a la Generalitat para estudiar en UCLA y después en el American Film Institute". En medio fue canguro de los hijos de Danny DeVito. "Fui a la entrevista pensando que era trabajo en la productora, pero se trataba de trabajar los fines de semana en la casa de Malibú cuidando a los niños. Fueron muy amables".

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