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Meditar durante la infancia: ¿cómo puede ayudar a los más pequeños?

Los expertos aconsejan empezar la meditación a partir de los seis años, pero aseguran que no existe inconveniente si los padres o tutores creen que está preparado para hacerlo antes

Hijo y padre meditando en la naturaleza
07/06/2025
2 min

La infancia es una etapa de aprendizajes, pero no sólo sobre el mundo que nos rodea, sino también sobre nosotros mismos. Los más pequeños, entre otras cosas, deben aprender a reconocer y gestionar sus emociones. Tal y como explica Vilma Montoliu, naturópata y coach especializada en respiración consciente y meditación en el libro Soy como el mar (Columna, 2025), ¿la meditación puede ser una herramienta para ayudarles en este proceso?

"Depende un poco de la edad de los niños, porque a veces les pedimos comportamientos que no pueden darnos porque su cerebro aún no está preparado para darlos", apunta Montoliu. Incide en que, con la expresión de sus emociones, los niños no buscan fastidiar a los mayores, sino que intentan comunicarse. "Hay padres que creen que conocen a sus hijos sólo porque son sus hijos, pero deben acostumbrarse a hacerles más preguntas. Por ejemplo, si les notan enojados, les pueden preguntar si tienen una nube en la cabeza y entonces, contarles, quizá con la ayuda de cuentos e historias, por qué se sienten así". Según Montoliu, esto les ayudará a identificar sus emociones.

¿Cómo puede ayudar la meditación a trabajar estas emociones?

Tal y como explica Montoliu, primero hay que buscar qué situación le ha provocado la emoción que siente y cuáles son las características generales de esta emoción. de entretenerlo o taparla. Debe entender que tenga la emoción que tenga, tú, como adulto responsable, lo sigues amando". Una vez hecho este proceso, aconseja meditar juntos. "Me gustaría que la meditación no se entendiera como una medida de emergencia, sino que sea un hábito que se instaure dentro de la rutina. ejercicios se pueden realizar?

En su libro, Montoliu propone ejercicios de meditación para las diferentes emociones: la alegría, la tristeza, el amor, la culpa, la vergüenza... "Son como visualizaciones de pequeñas historias: nos encontramos en el fondo del mar, nos encontramos un duende que nos abre camino, un hada nos habla, etc., que sirven para contextualizar aquello que le relaja". forma bastante creativa y, después, la explicación de estas historias con "ingredientes mágicos". ¿Está preparado para hacerlo cualquier niño más pequeño.

¿La meditación ayuda a estrechar los vínculos familiares?

"Sobre todo ayuda a mejorar las relaciones familiares", afirma Montoliu, quien explica que fue así, a través de la meditación, como ella tuvo una relación con mayor confianza con su madre. "Cada niño es un mundo, pero creo que tenemos que recuperar un poco este instinto como padres. A veces pensamos que meditación y niños son dos conceptos que no pueden ir juntos, pero son ideas que debemos sacarnos de encima. Al final, estas meditaciones no dejan de ser cuentos en los que el niño es el mundo de la historia, y esto es muy bonito porque a través de los canales emociones".

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