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Cuando no es lo mismo ir al teatro con los padres que con los maestros

Las funciones de teatro para escuelas son experiencias más libres, expansivas y desacomplejadas

Espectáculo infantil "Numa" de la compañía Teatre Nu, durante una función escolar en el Teatre Lliure de Barcelona.
10/12/2025
3 min

BarcelonaLa clase de los Limones y la clase de las Fresas de una escuela de Barcelona cogen posición en unos bancos colocados en el mismo escenario. Maestros y acompañantes les piden silencio y orden porque la función está a punto de empezar. "No pique de pies". "Ahora empezará", "Estad atentos". "Xxt. Hagamos silencio, por favor". Delante suyo comienza un espectáculo de marionetas sencillo y tierno, con música en directo, una iluminación cuidada y una escenografía minorista que les hace viajar en un universo totalmente nuevo: la vida de Numa y el conejo de trapo que le regala su madre y con quien vive aventuras imaginarias.

La espontaneidad vence cualquier contención. Algunos se levantan para acercarse a la escena. Otros golpean las manos. Otros expresan emoción. Y, sobre todo, responden a lo que ven y entienden. "El Numa". "¿Qué habrá dentro?". "Un conejo, un conejo". "Un regalo." En los cuarenta y cinco minutos que dura la función, se sienten reacciones de todo tipo, pero nunca son las mismas. Así lo viven Pau, Laia y Mireia, los artistas que llevan Numa en el Teatre Lliure y que han comprobado que ningún pase es igual. Las reacciones dependen del público, de las edades y también de sus acompañantes. No es lo mismo ir con los padres que con la clase. "Con las familias quizás la función es más tranquila y es más fácil que estén quietos, pero venir con la escuela les da la libertad de captar y entender lo que quieren", coinciden los tres actores. "Con la escuela conectan más", añaden, conscientes de que en su caso, de que la historia sea real y cercana, también ayuda a captar la atención de los más pequeños.

Desde el Teatre Lliure, corroboran esta tesis y este otoño lo han podido comprobar con más de una de las propuestas que han llevado a escena. La responsable del programa educativo del Teatre Lliure, Alícia Gorina, cree que las funciones escolares son "más expansivas, libres y desacomplejadas" que con las familias, donde la mirada del adulto y un entorno más desconocido parece que puede condicionar a los pequeños la forma de conectar con el espectáculo.

Sea porque han preparado la sesión en el aula –el teatro da pautas para poder situar a los niños–, sea porque hay complicidad con el resto de espectadores –son amigos y compañeros y no hay vergüenzas sino confianza– o sea porque la mirada no está tan dirigida –no tienen el padre o la madre haciéndoles fijar en los padres. público infantil con la escuela o con la familia es y reacciona muy diferente. "Con la escuela el niño se fija en lo que él quiere, es más autónomo y debe hacerlo por sí mismo", dice Gorina, que lo ve como una parte del aprendizaje que se adquiere yendo al teatro.

Más centrados, menos dispersos y concentrados

En Numa, el entorno y el envoltorio de la función ha reducido las revoluciones de los espectadores, pero no todas las obras logran el mismo resultado. Las que piden aún más participación, sacan a niños y niñas más activos, y las que son más abstractas, quizás más pensativos. Pero lo que sí consigue de forma más universal el teatro es que salgan "más centrados y concentrados y menos dispersos". Gorina cree que el hecho de haber tenido que estar atentos durante un buen rato, sigan estímulos concretos y teniéndoles que entender ayuda a producir esta reacción en los más pequeños.

Niños pequeños mirando una obra de teatro
Alumnos en las butacas para ver una obra de teatro
Y después de la función…

Con una programación que prioriza los proyectos de autoría, al igual que hacen con la programación para adultos, desde el Teatre Lliure elaboran un dossier pedagógico para poder trabajar en el aula antes de ir a la función y otros ejercicios para continuar trabajando la obra cuando vuelven a la escuela. En este sentido, Gorina cree que son buenas herramientas para construir "una mirada crítica a los niños" que se complementan con propuestas más lúdicas que fomentan la práctica teatral. Así, por ejemplo, para Numa se propone inventar a un amigo imaginario, hacer un títere, ponerle nombre y describirlo y explicar su personalidad y, también, hacer ejercicios de sombras. Y en una obra con tanta importancia de la música, el sonido y los efectos sonoros, no puede faltar un trabajo en esta línea: que niños y niñas con los ojos cerrados puedan llegar a escuchar sonidos que en nuestro día a día nos pasen desapercibidos.

Llegar a todo el mundo

Las funciones escolares, además, tienen otra ventaja: permiten hacer llegar el teatro a todo el mundo, incluso a los niños de familias que no pueden permitírselo o que no tienen el conocimiento necesario para ir. "El acceso a la cultura es un derecho fundamental y la escuela tiene un cierto deber de garantizar que todos puedan tener una experiencia teatral", señala Gorina, quien describe el teatro como una experiencia "social y comunicativa" que todos deben saber "que existe".

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