Por donde empiezo

Así fue mi parto en casa

No pretendo que sea el lugar que tengan que elegir todas las mujeres, sino ayudar a que esta posibilidad sea válida y vista como una opción más para las que quieran

Marta Puigdomènech
3 min
Parir en casa

Sant Cugat del VallésTres semanas después de dar a luz a mi tercera hija, desde el Criatures me propusieron escribir un artículo sobre mi experiencia de parir en casa. La verdad es que me llegó en el momento de adaptación que necesitamos todas las mujeres que acabamos de parir y pedí reanudarlo más adelante. Al cabo de unos días me di cuenta de que el motivo que había dado para posponer la publicación era cierto, pero que, además, me daba miedo. Miedo a escribir sobre un tema que todavía es muy juzgado e incluso criminalizado. Prueba de ello es que durante mi embarazo he ido compartiendo por redes (en el perfil de Instagram de Bhealthy.es) mi preparación y mi experiencia, y la sorpresa ha sido recibir mensajes calificándome de inconsciente e irresponsable. También tengo que decir que otras muchas mujeres me lo han agradecido y todavía me piden información y consejos. Por eso finalmente me animo a explicaros qué quiere decir y qué supone parir en casa.

¿Es una opción para todos? Es una opción para todas las mujeres que sientan que su casa, acompañadas de comadronas con las que previamente han hecho vínculo y que conocen sus miedos, inquietudes y deseos, es un lugar seguro para recibir a la criatura. En cambio, para aquellas mujeres que sientan miedo imaginándose parir en casa porque necesitan estar acompañadas por médicos, máquinas y medicamentos por lo que pueda ocurrir, su sitio seguramente es un hospital.

Si la opción elegida acaba siendo en casa, hay que saber que hay una serie de condiciones, como que el embarazo sea de bajo riesgo, que el inicio del parto sea espontáneo o que el domicilio se encuentre a menos de 20 minutos de un hospital.

¿Cómo han sido mis partos? Mi primer parto, el de Julia, fue en el hospital; el segundo, el de Jana, fue en casa, así como el tercero, el de Berta. Sin querer crear expectativa alguna, comparto la experiencia personal de este tercer parto.

Feliz y agradecida

Nos costó acabar de decidirnos a tener una tercera criatura. El corazón nos decía que faltaba alguien para acabar de cerrar el círculo familiar, pero la cabeza nos decía que estábamos demasiado bien para volver a liarnos. Después de un embarazo largo (al igual que el de todas las mujeres, pero a mí se me hacen largos) llegó el día. Eran las 21.30 h, acabábamos de acostarnos y una contracción intensa me dijo que aquello se ponía en marcha. Se lo comenté a Cristian y pusimos en marcha el dispositivo. Las comadronas le dijeron: 'Llámanos dentro de quince minutos para confirmar que todo continúa en marcha'. A las 22:00 llegaron. Me meto en el agua. Falta calor. Cojo frío. Salgo del agua. Me pongo de rodillas en el suelo, respiro, grito, las contracciones son muy intensas. Escuchan el corazón de Berta y Anna me dice: “Marta, tienes que cambiar de posición porque a Berta no le va bien”. Me parece imposible cambiar de posición. Entre contracción y contracción, cojo fuerzas y de un salto me vuelvo a meter en el agua. Intentan escucharla desde el agua, pero es complicado. Me hacen un tacto, la cosa está bastante avanzada. En mi cabeza ha quedado la sensación de que algo no va bien. Lo expreso porque, si no, siento que me bloquea. Anna me dice: “¿Qué nos ves preocupadas a nosotros? Si hubiera algo estaríamos yendo hacia el hospital”. La frase me tranquiliza.

Salgo del agua, ya no sé ni cómo estoy puesta. Cojo aire y empujo fuerte en la siguiente contracción. ¡Grito! ¡Es muy intenso! Vuelvo a empujar dos veces más. Ya vemos la cabeza. En la siguiente contracción hago un empujón final y sale Berta en posición sacra, ¡como su hermana mayor! Con una vuelta de cordón y una bandolera. ¡Qué lío que llevabas, hija! Son las 23:58 h. Ahora sí, ya estamos todos.

Me siento feliz y agradecida de que Julia, Jana y Berta nos hayan elegido. Parir en casa siento que es mi sitio. Me hace sentir tranquila, en confianza y en paz para dar la bienvenida a mis hijas. No pretendo que sea el lugar que tengan que elegir todas las mujeres, sino ayudar a que esta posibilidad sea válida y vista como una opción más para las que quieran.

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