Los nuevos usos de la agenda escolar
La agenda ha dejado de tener un uso punitivo y las escuelas lo usan ahora como herramienta pedagógica aunque hay centros que optan por no utilizarlos.
BarcelonaCuando comienzan el curso, los niños de primero de primaria de la escuela Turó del Cargol de Barcelona deben familiarizarse con una novedad, la agenda escolar, que va y vuelve cada día del centro a casa en sus mochilas. Es además una agenda especial, que elaboran conjuntamente ocho escuelas del distrito de Gràcia. Cada año, entre todas eligen un tema que cada una trabaja internamente. De este trabajo acaban saliendo unos textos y dibujos, hechos por alumnos, que se reparten por los diferentes meses y semanas de la agenda y que, por tanto, después pueden ver a los niños de todos los centros implicados.
La dirección del Turó del Cargol está convencida de que la agenda es una herramienta "muy útil" que sirve para diferentes objetivos, por ejemplo, para que los alumnos se organicen o para la comunicación de los docentes con las familias. Sin embargo, Mireia Campos, al frente del centro, admite que existen mensajes, especialmente los negativos, que prefieren comunicar por otras vías.
Es un ejemplo de lo que ha pasado en muchas escuelas en los últimos años. Joan Gamero, pedagogo y coordinador del Grupo de Investigación de Mediación del Colegio Oficial de Pedagogía de Cataluña, explica que hoy en día las agendas no se utilizan de la misma forma que hace ocho o diez años. "El uso punitivo ha quedado descartado y se considera cada vez más una herramienta pedagógica", afirma. Es decir, los docentes ya no la utilizan para transmitir a los padres comentarios negativos sobre los alumnos. Esto se hace, si es necesario, a través de correos electrónicos y otras aplicaciones de comunicación escuela-familia. La agenda, en cambio, se trabaja como una herramienta que puede aportar a los niños y niñas capacidad de organización y planificación, perseverancia, rutinas, hábitos, responsabilidad.
Ahora bien, según Gamero, la agenda no es buena o mala por sí misma, sino que todo depende de cómo se utiliza. En este sentido, aconseja que, por parte del docente, se busque algún momento a lo largo de la jornada escolar para "trabajar" la agenda y hacerlo de forma conjunta con toda la clase. "Va muy bien que los niños se responsabilicen y anoten cosas", una práctica que en los primeros años requiere un seguimiento por parte del maestro o maestra. También apuesta por el uso de mensajes en positivo hacia los alumnos. En el mismo sentido, Ana Maria Ávila, pedagoga y responsable del Centro Gaviota de Pedagogía, Mediación y Psicología, considera que la agenda es "una herramienta y no un fin en sí misma" y que, al principio de tenerla, es muy importante el acompañamiento del docente y de la familia. "Es un camino que deben recorrer ellos. Al inicio, de la mano, con supervisión, y cada vez de forma más autónoma", asegura.
En cuanto a las familias, Gamero también entiende que deben reservar un espacio para revisar y realizar seguimiento de la agenda de sus hijos. De este modo, pueden hacer también un mejor acompañamiento.
Si no hay deberes, ¿es necesaria agenda?
También hay centros que, por su orientación, optan por no utilizar agenda. Es el caso de la escuela Patronat Domènech, también de Barcelona. No la utilizan como medio de comunicación con las familias ni para poner tareas porque su metodología no incluye deberes escolares. Como alternativa, para ayudar a que los niños puedan planificar lo que se hará durante el mes, cada tutora da a sus alumnos una hoja con el calendario mensual donde apuntan cumpleaños, salidas, talleres, actividades en el aula, fiestas locales y de escuela. Se hace siempre a principios de mes.
En cambio, la psicopedagoga y responsable del Centro Quorum Astrid Rinaldi cree que el uso de la agenda es una herramienta positiva para los niños "independientemente del proyecto educativo del centro". "Aunque no pongan deberes evaluables, pueden tener agenda para planificar las actividades, para el calendario y para los encargos, más que para las tareas", dice.
Niños con más necesidades
Según Rinaldi, en el caso de los niños con dificultades de aprendizaje, la agenda escolar tiene un valor añadido como recordatorio visual y recuerda que todo lo visual ayuda mucho más a procesar la información. Una agenda con mensajes breves y comprensibles, con palabras claves, ayuda mucho a los alumnos con necesidades educativas especiales a ir más tranquilos. "Notan que tienen un apoyo y eso les da seguridad", dice. Añade que también sirve para no dejar los trabajos para el último momento. A menudo, las escuelas ponen tareas semanales y siempre es recomendable ir trabajando de manera progresiva, para fraccionar el trabajo y por si hay imprevistos. Esto sirve para todos los niños, pero en el caso de quienes tienen dificultades de aprendizaje resulta esencial. "Son recordatorios, rutinas positivas y les acaba aportando seguridad y autoestima".
Del mismo parecer es Ana María Ávila. La pedagoga recalca la importancia de las funciones ejecutivas, una de ellas la capacidad de planificar, de establecer pasos a realizar para conseguir objetivos. "Los alumnos con necesidades educativas especiales a menudo tienen dificultades para organizar y planificar. También les cuesta tener rutinas, pero es lo que después les va mejor porque, según dice, la falta de control implica ansiedad.
En función de la edad
Hay algunos centros educativos que utilizan alguna herramienta de planificación desde infantil, pero no suelen ser agendas. En esta etapa, algunas escuelas optan por anotar mensajes para los padres en una libreta, que aconsejan revisar con sus hijos. También hay otros que en infantil introducen la planificación y la organización a través de calendarios donde los alumnos ponen las fiestas, cumpleaños o salidas.
En la mayoría de las escuelas, la agenda se introduce en el primer ciclo de primaria, aunque hay algunos centros que empiezan a utilizarla más tarde, cuando se acerca el cambio de etapa hacia ESO, donde es de uso aún más habitual. Para muchos, el ciclo inicial es una toma de contacto con la herramienta. Los alumnos tienen sus primeras experiencias y van cogiendo el hábito de trabajar con este elemento. Más allá de esto, en esta etapa el uso de la agenda también puede ayudar en la práctica de la escritura. Esto destaca Jordi Puche, maestro y miembro del equipo coordinador de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica. Según Puche, realizar anotaciones en la agenda permite a los niños de esta edad practicar la caligrafía y la estructura del mensaje. "Tienen modelos y van adquiriendo estructuras", comenta.
En el ciclo medio, cuando los niños tienen ocho o más años, es el momento de hacer más énfasis en la agenda, según la mayoría de los expertos. Es cuando los docentes deben incidir mucho en la utilización de la agenda y sobre todo en cómo se utiliza. Que los niños empiecen a trabajar con la agenda su capacidad de organización, planificación y constancia para que en el ciclo superior, en los cursos de quinto y sexto, el uso de esta herramienta esté más consolidado. "En secundaria deberían utilizarlo más ellos", comenta Astrid Rinaldi. En ESO y bachillerato hay más centros que utilizan herramientas digitales y los niños ya las pueden utilizar. En muchos casos, son estas nuevas herramientas digitales las que realizan la función de calendario con las fechas de entrega de tareas o de los exámenes. Sin embargo, Rinaldi destaca que la agenda en papel permite la personalización. Es decir, los alumnos pueden hacer recordatorios más personales, pueden utilizarla para fijar su planificación y organización personal o establecer una priorización de tareas que les resulta más útil.
Más allá de este elemento de personalización, Jordi Puche ve otra ventaja en las agendas en papel. Según dice, con éstas los niños deben manipular las hojas, pasarlas adelante y atrás, y esta manipulación les hace entender una idea del tiempo que las herramientas digitales no les aportan. En definitiva, según el pedagogo Joan Gamero, las herramientas digitales pueden ser útiles e incluso más ágiles a estas edades por los calendarios o para las notas a las familias. Pero remarca que acaban perdiendo la función educativa que desempeñan las agendas en papel para los alumnos.