Sílvia Catalán: "Hay parejas que no tienen sexo durante mucho tiempo y están la mar de bien"
Psicóloga especialista en sexualidades y relaciones
BarcelonaSe formó como psicóloga y la sexología no entraba en sus planes, pero cursó un máster en sexualidad que le abrió los ojos: "¿Cómo puede ser que nadie me haya contado estas cosas antes? A mí nadie me había hablado del clítoris o de la importancia de mirarse la vulva, por ejemplo. Y con toda esa información cambia mucho la experiencia", sostiene Sílvia Catalán.
La generación actual de padres y madres están haciendo más educación sexual a sus hijos que generaciones anteriores. ¿Esto cambiará las cosas?
— Sí que es verdad que cada vez más familias y escuelas tienen en mente que esto es un aspecto importante, pero por parte de determinados sectores de la población todavía hay mucha reticencia, y piensan que educar en sexualidad es aprender a masturbarse. Y cuando educamos a los niños en la sexualidad básicamente educamos en la protección: que su cuerpo es suyo y que lo disfruten. Y parece que esto a algunas personas no les interesa demasiado.
Se debe hablar desde el inicio con naturalidad. Es decir, no se trata tanto de sentarlos y hablar de sexo con ellos a una edad determinada, ¿verdad?
— Más vale empezar a los 16 años que nunca, pero lo ideal sería que pudiéramos hablar de ello desde el principio. Lo que ocurre es que nosotros no hemos estado bien educados en esto. Hay parejas que no hablan de sexo. Entonces, si tú no hablas con tu pareja de qué te gusta y qué no, de qué querrías mejorar... es muy difícil que puedas hablar de forma abierta con los niños. Cuando hago talleres a las familias siempre les digo que el primer paso es mirarnos a nosotros y preguntarnos: "¿Qué me ocurre cuando hablo de sexo?" Porque si es algo que me incomoda, por mucho que quiera ir de madre progre, cuando tenga que hablar con mis hijos notarán esa tensión.
¿Y qué recomiendas?
— Yo siempre recomiendo tirar de libros. Tenerlos en casa para irlo normalizando. Pero es que la educación sexual temprana es muy sencilla. En realidad, es nombrar a los genitales por su nombre y explicar cómo se limpian y las partes que contienen. Esto es ya educación sexual, pero a mucha gente todavía le genera incomodidad.
Comentas que las parejas no hablan de sexo. ¿Por qué?
— Porque no están acostumbradas y no tienen referentes. Normalmente, son familias que no han hablado de ello porque el sexo era un tabú. Y existe esa idea errónea de que el sexo debe salir con una inercia natural y que, si no sale, es que algo falla. ¡Pero es que no nos leemos la mente! Puede que tengas muy buen entendimiento sexual con tu pareja porque te gusta lo mismo, pero eso es como esperar que siempre coincida con lo que te apetece comer. El sexo no es algo que debes a tu pareja, porque esto es la muerte de la sexualidad compartida.
Hay una idea mal entendida que es la de "tener sexo porque toca".
— Generalizar es difícil, pero es cierto que hay muchas mujeres que tienen sexo por obligación con sus parejas. Y hace un tiempo que las sexólogas lo estamos advirtiendo. Hay esa idea rancia que si no le doy a mi pareja lo que quiere lo irá a buscar fuera. Y en una pareja hay muchas más cosas que sólo el sexo. En consulta he visto a personas que me dicen "Es que si no tengo sexo con mi pareja estará tres días sin hablarme". ¡Guau! Cierto que no te está poniendo un cuchillo en el cuello, pero es una coacción y un abuso de poder. Y esto, por desgracia, ocurre y compromete la sexualidad dentro de una pareja. Hay parejas de 50 y 60 años que llevan esa dinámica, pero también gente de 30 años. El otro día una chica me decía: "Es que mi novio me dice que si no follamos no somos pareja".
¿Y esto es cierto?
— Si reducimos la intimidad sólo a los momentos de sexo, la intimidad queda muy reducida. Si ponemos el foco en familias con hijos, tener niños es agotador y la energía que tienes para dedicar a una relación sexual es menor que antes. Y, además, existe esta dinámica de no acercarse a la pareja porque si le doy un beso ya se activará, y entonces tengo parejas en consulta que hace tres meses que no se dan un abrazo. ¿Qué intimidad de pareja tienen? Pues cuando él se enfada y dice lo que necesita tienen relaciones sexuales, y se pone el contador a cero.
¿Contador a cero?
— Sí, mucha gente lo verbaliza así. Cuando tienen sexo ponen el contador a cero, y así tienen ya un margen de dos semanas hasta el siguiente encuentro sexual. Pero ¿qué ocurre? Que a medida que se va acercando este deadline, aparece la ansiedad, porque cada vez que me acerco él ya interpreta que ahora toca. Y lo mismo ocurre con los días señalados. Y claro, llegas con una presión...
Pero también es cierto que, si tienes hijos, debes buscar los momentos, o no van a aparecer.
— Debe ser algo más natural y al mismo tiempo más acordado, también porque la mayoría de parejas con hijos, como ya viven juntos, no tienen citas. Y si piensas en los inicios de la relación de pareja, hacíais planes y planes para tener relaciones sexuales, indirectamente. Esto es una cita. Pero cuando convivimos, como ya nos encontramos cada noche en la cama, pensamos que ya no es necesario. Y, en realidad, no debemos ir a buscar la relación sexual. Lo que se debe intentar es que todas las veces que se pueda haya intimidad. Y la intimidad significa desde mirarse a los ojos hasta mimarse, masajear, ir al cine y hacer manitas... No hace falta que sea un encuentro sexual, pero si salvaguardamos todos estos espacios será más fácil que aparezca una relación sexual típica.
¿Cómo cambia la sexualidad después de tener hijos?
— Cambia muchísimo. Primero, por una cuestión biológica, porque los niveles hormonales cambian en el posparto, que es como mínimo de un año y no la típica cuarentena. A la vez que estamos aprendiendo a ser madres debemos estar pendientes de una criatura. Y segundo, existe una cuestión social: la carga mental. Y eso, que parece que no tenga que ver con la sexualidad, sí tiene que ver con ella. Se puede seguir teniendo sexo, pero es verdad que deben adaptarse los ritmos al cansancio, al no dormir por las noches, a la lactancia o al colecho si los hay... Aparte de que la empresa es de los dos, y si no nos cuidamos mutuamente y además de hacer de madre de mis hijos debo hacer de madre de mi pareja, el deseo no aparece.
¿Existe un decalaje en los ritmos sexuales de hombres y mujeres?
— Si realizas una encuesta y preguntas sobre el deseo sexual, seguro que las mujeres tienen menos deseo sexual, pero no es porque sean mujeres sino por una cuestión de socialización. La sociedad ha empujado a los hombres a mostrar su deseo ya perseguirlo, y esto se aplaude. Sin embargo, a las mujeres se nos ha enseñado a estar pendientes de veinte mil cosas, y es una carga mental brutal. La solución es hablar y alejarnos de la idea de que el sexo debe ser de una manera determinada o debe acabar siempre con penetración. Además, hay mujeres que expresan menos porque se les ha permitido menos hacerlo.
¿El sexo define la relación de pareja?
— La respuesta es: no. El sexo no define la relación de pareja; lo que define la relación de pareja es la intimidad. El sexo, al final, es un desgaste energético brutal y no siempre tenemos energía para practicarlo. Pero intimidad debe haber siempre. Aparte del respeto, que es básico. Hay parejas que no tienen sexo durante mucho tiempo y están la mar de bien. De hecho, no es obligatorio tener sexo. Pero son parejas que preservan mucho la intimidad y tienen momentos de cariño, de amor, de confianza, de tocamientos no necesariamente eróticos... Yo lo comparo con la comida. Quizás tienes una temporada que te apetece mucho helado de chocolate y comerías cada día, y luego quizás te estás tres meses que no piensas en ello. Y aquí no vemos que tengamos un problema.
Hay un momento crítico, cuando se sale de la época más intensa de la crianza, en la que muchas parejas se distancian. ¿Por qué?
Durante los primeros años la dedicación a la maternidad es muy bestia, pero cuando se sale, si la pareja se ha mantenido, a veces puede ocurrir que aquella persona con la que el yo de hace diez años funcionaba, el yo de ahora ya no funciona. O no la reconozco como la persona que necesito al lado, porque necesito otras cosas. Los valores y las prioridades cambian y a veces no cambiamos a la vez. Esto puede ocurrir sin niños, pero con niños es más acentuado.