Ahora es la hora de las historias felices

Proliferan las ficciones luminosas para evadirse de la pandemia en el cine, el teatro, los libros y la televisión

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Un momento de la serie 'Los Durrell'

La pandemia nos ha dejado sin viajes, sin poder bailar en medio de la multitud y sin encuentros pletóricos con familiares y amigos. Pero las ganas de risa y de evadirse todavía no se han perdido. El consumo cultural del último año hace evidente que el público busca maneras de huir de una realidad abruptamente triste y que la ficción se ha convertido en una vía de escape básica para sobrevivir. El teatro, la literatura, el cine y la televisión han visto crecer el interés del público por las historias positivas, que se alejan del bombardeo de informaciones del presente y actúan como un bálsamo contra el temporal coronavírico de estos tiempos.

Las primeras en notarlo fueron las plataformas audiovisuales. Con el confinamiento de marzo no solo vieron como el consumo se disparaba, sino que gran parte de los espectadores buscaban contenidos alejados del drama. "Durante la primera etapa de la pandemia el interés fue asociado a los clásicos y a títulos más bien ligeros", explica el cofundador y director editorial de Filmin, Jaume Ripoll. Uno de los éxitos de la plataforma –y que todavía se mantiene entre los más vistos– es The Durrells, la adaptación en formato de serie de laTrilogía de Corfú de Gerald Durrell. La producción británica lo tiene todo para olvidar durante unos instantes covid-19: una familia desastrosamente perfecta, animales exóticos, conflictos cotidianos y el azul brillante del mar Jónico de fondo.

Desde mediados del año pasado, Filmin también ha detectado que los usuarios celebran con entusiasmo la llegada de títulos "luminosos o que implican una idea más familiar", apunta Ripoll, que cita dos ejemplos: Parliament, una comedia hilarante sobre el Parlamento Europeo, y Todas las criaturas grandes y pequeñas, que transcurre en un valle idílico de Yorkshire. "Es incuestionable que en momentos de dificultad la gente tiene más ganas de evasión. Pero si hay un buen drama, la gente también lo ve, como ha pasado con El colapso, explica el cofundador de Filmin.

Comedias en los escenarios

Si bien el confinamiento domiciliario benefició repentinamente a las plataformas de contenidos en streaming, el arranque de la temporada teatral en otoño ha demostrado que el público hace todos los posibles para salir de casa (cuando está permitido). A pesar de que los teatros solo pueden abrir hoy por hoy con el 50% del aforo, son muchas las salas que llenan todas las butacas disponibles y que han alargado funciones para intentar llegar al máximo de espectadores. "Cuando ya se veía que irían mal dadas, los productores de teatro planteamos una temporada de éxitos de reposiciones y de comedias", señala el productor de Anexa, Toni Albaladejo, que en octubre estrenó El método Grönholm en el Teatro Poliorama. "La respuesta del público fue fulminante, con el teatro lleno. La gente quiere salir y pasárselo bien, tienen ganas de ocio y de alegría", añade Albaladejo.

El divertidísimo espectáculo de Jordi Galceran ha vuelto a los escenarios con un nuevo reparto, pero con la misma capacidad de atraer público que la obra original. "Viene bastante gente joven, algunos que no habían visto la primera y otros que sí que lo hicieron pero quieren repetir", dice el productor. Estos días ir al teatro es de las pocas opciones de ocio que hay fuera de casa. "Jugamos a favor, porque tenemos todo el campo para nosotros. Aun así, con el confinamiento municipal ha habido una caída de público de entre el 30% y el 40%, porque los espectadores no son solo gente que vive en Barcelona", subraya Albaladejo.

El nuevo reparto de 'El mètode Grönholm'

El Grup Focus también ha apostado por tres comedias y una tragicomedia: 53 diumenges en el Teatro Romea, Escape room en el Goya, Cobertura en el Condal y La cabra o qui és Sylvia en la Villarroel. Son espectáculos "cómicos y divertidos", algunos de los cuales "habían funcionado y quedaron cortados por culpa de la pandemia", explica el vicepresidente de Focus, Jordi González, que añade que "el público ha respondido muy bien, quiere ir al teatro" y que "en momentos difíciles, la comedia entra mejor". Y no son las únicas propuestas de la cartelera pensadas para transmitir buen rollo: en el Escenario Brossa ha vuelto Les coses excepcionals con Pau Roca y Leticia Dolera y en el Versus Glorias hay Angle mort, una comedia de Sergi Belbel y Roc Esquius.

Libros para escaparse de la ciudad

Entre las buenas noticias que ha arrastrado la pandemia está el incremento del hábito lector. Ligado a este crecimiento, las dinámicas de mercado muestran cómo los libros sobre virus o enfermedades no triunfan, mientras que sí que lo hacen aquellos que se escapan de la ciudad. No es casual que La casa de foc de Francesc Serés corone desde hace semanas la lista de títulos de ficción en catalán más vendidos y que Canto jo i la muntanya balla de Irene Solà siga en lo alto del ranking casi dos años después de su publicación. "Hay un rechazo hacia todo aquello que habla de angustia y de enfermedad. Es una evidencia: los textos que se han hecho durante el confinamiento y que hablan de esto han tenido muy poco éxito. Tiene lógica, porque estando confinados lo último que queremos es darle más vueltas al coronavirus", afirma el editor de Comanegra, Joan Sala.

En 2020 las ventas de libros en catalán en el país disminuyeron un 18% respecto al 2019, según Librired. A pesar de esta caída, Sala subraya que la ficción es la que resistió más, con un decrecimiento del 12%. "La gente busca más evadirse con una novela que ir al ensayo puro y duro", dice Sala, que también atribuye la caída de la no-ficción al hecho de que en 2020 se redujeron los libros sobre el proceso independentista. En cambio, a las editoriales que habían programado novelas más proclives a la evasión y la diversión les fue como anillo al dedo.

El año pasado Comanegra optó por publicar un 50% menos de los libros previstos y posponerlos al 2021. "No queremos dar historias tristes y cerradas, queremos abrir la imaginación para que el lector disfrute. Sacaremos libros alegres por poco que podamos", afirma Sala. Justamente dentro de una semana aterrizará en las librerías El primer emperador i la reina Lluna de Jordi Cussà, una historia "que es un canto a la aventura, hace soñar y te lleva a viajar a otros mundos, lejos del de ahora", dice el editor, que también cita El gran llibre dels exploradors catalans como una de las próximas novedades del sello que va en esta línea.

Leer sobre experiencias que ahora no se pueden hacer

Desde antes de la pandemia, la directora editorial de Enciclopèdia Catalana, Ester Pujol, tenía pensada una colección denominada La joie de vivre con libros sobre la belleza y la alegría de existir. El primer título, Mar d'estiu de Rafel Nadal, tenía que salir el 19 de marzo, pero el coronavirus lo atrasó hasta el 14 de mayo. En aquel momento los lectores llevaban a las espaldas dos meses de confinamiento domiciliario, y el título irrumpió como una bocanada de aire fresco, puertas abiertas y libertad. "Ayudó a abrir el corazón y los ánimos. Evoca el verano, el sol, el mar y las ganas de pasárselo bien. Todo lo contrario a estar encerrado", explica Pujol. Con más de 30.000 ejemplares vendidos y el premio Memorial Pere Rodea, el libro de Nadal se levantó como uno de los fenómenos del 2020. Después de este primero, le han cogido el relevo otros títulos de la misma colección como Molt a prop del final de Diana Athill y Amanecer en el Gianicolo, de Arturo San Agustín. "Son libros sobre cosas que nos hacen felices, desde un viaje o unas vacaciones hasta una sobremesa, pasear o conversar", señala la editora.

Pere Arquillué protagoniza '53 diumenges' en el Teatre Romea

La pandemia no sólo empuja a lectores y espectadores hacia historias más felices, sino que también está cambiando la manera en que se reciben. "Cuando estamos tan privados de momentos buenos necesitamos algo que nos dé oxígeno. Antes podíamos leer sobre Florencia y pensar en ir próximamente; ahora tenemos prohibido salir del lugar donde vivimos. La lectura se convierte en aspiracional, porque no puede ser vivida, y esto genera un anhelo superior", apunta Pujol. Del mismo modo que ahora no leemos estos libros igual que antes, la editora también está convencida que de aquí un tiempo volverá a cambiar la mirada de los lectores. "Son artefactos literarios muy poderosos, porque a través de ellos la vivencia del autor puede pasar al lector –añade la editora–. Cuando echas de menos algo es cuando lo saboreas más, pero son igual de adecuados cuando lo podemos vivir en primera persona que ahora, que nos tenemos que esperar a poderlo experimentar".

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