"Allende era un hombre de palabra y confiaba en Pinochet"
Mario Amorós revela nueva información sobre el presidente chileno, víctima del golpe de estado hace 50 años
BarcelonaEl 11 de septiembre de 1973, el lunes cumplirá 50 años, el presidente de Chile Salvador Allende se convirtió en un mito. Ese día bombardearon el palacio del gobierno chileno, con el presidente y sus colaboradores dentro. También atacaron la casa donde estaba la familia de Allende, y en todo el país persiguieron y detuvieron a los dirigentes de todas las organizaciones cercanas al gobierno democrático. Aquel 11 de septiembre, Allende ofreció su última alocución al pueblo chileno a través de Radio Magallanes, en medio de un trasfondo audible de explosiones y disparos. Tras el discurso, el presidente chileno organizó la evacuación del Palau de la Moneda. Y, finalmente, y aquí siempre hay voces discrepantes, Allende regresó al salón Independencia, en el segundo piso de la Moneda, y se disparó un disparo. En el 2011 se exhumaron sus restos, y el forense Francisco Echevarría corroboró la tesis del suicidio. Aquel 11 de septiembre de 1973 triunfó el golpe de estado de Augusto Pinochet, que se convirtió en el dictador que gobernaría hasta 1990.
"La muerte heroica en la Moneda, el discurso, que es un documento impresionante que pone los pelos de punta, aunque lo escuches cien veces, hace que no se hable tanto de todo lo que logró durante su gobierno y menos aún del Allende de los años 30, 40 y 50, que es lo que yo rescato en el libro", explica Mario Amorós (Alicante, 1973). Historiador y periodista, ha publicado una nueva edición, con más documentación y ampliada, de Salvador Allende. Biografía política, semejanza humana (Capitán Swing). "Le he reescrito y he aportado mucha más documentación que encontré a raíz de mi biografía de Pinochet. Hay mucha más información sobre el papel que Pinochet y la democracia cristiana tuvieron en el golpe de estado", afirma Amorós.
Una tarea titánica
"Allende, nacido en Valparaíso el 26 de junio de 1908, es un líder singular en la historia del siglo XX, que se compromete muy temprano. Cuando era estudiante de medicina, en la Universidad de Chile, ya militaba contra la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo de 1927 a 1931. Y en 1933, un año después de licenciarse, participó en la fundación del Partido Socialista", detalla Amorós. Su carrera política fue meteórica: con 28 años ya era diputado y en septiembre de 1939 fue designado ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social en el gobierno del Frente Popular. "Promovió leyes sociales muy importantes. Fue un hombre bueno, que fue capaz de unir a socialistas y comunistas en Chile durante más de veinte años. Y esto no tiene comparación en el hemisferio occidental en un contexto de guerra fría", añade. Allende defendió que era posible construir el socialismo a partir de la institucionalidad vigente y evitando el enfrentamiento entre clases sociales. El 4 de septiembre de 1970 se convirtió en presidente. Con muy poco tiempo, tres años justos, realizó, según Amorós, una tarea titánica. Entre otras cosas, nacionalizó las grandes minas de cobre, una de las principales fuentes de ingresos del país.
"Tiene un discurso humanista y revolucionario, que podemos asumir en nuestro siglo", valora Amorós. "Es insólita la rapidez con la que despliega su programa. Él confiaba en el apoyo de la democracia cristiana para sacar adelante leyes importantes. Cuando esto ya no fue posible empezaron los conflictos", detalla el historiador y periodista. El asesinato del dirigente democristiano Edmundo Pérez Zujovic, el 8 de junio de 1971 por un grupo de extrema izquierda, posiblemente manipulado, según Amorós, modificó el escenario y abrió un abismo entre la izquierda y el centro.
¿Se esperaba Allende el golpe de estado? "El golpe de estado tuvo dos tramas. Por un lado, la militar, cuando en julio de 1973 se creó un comité de 15 oficiales; Pinochet no se involucró hasta 36 horas antes del inicio del golpe de estado . Y, por otra, había una trama civil que fue preparando las condiciones para que el golpe de estado tuviera éxito", dice el autor. El presidente chileno creía en la lealtad de Pinochet. Lo había nombrado él mismo: "Allende era un hombre de palabra y creía en el compromiso de Pinochet y así lo expresó muchas veces".
Pinochet calculó hasta el último momento si le convenía sumarse al golpe de estado; llevaba 40 años en el ejército, y le quedaban 15 meses de servicio activo. El 23 de agosto de 1973, Allende le había designado ninguna de las fuerzas armadas, era la culminación de una carrera muy lenta pero perseverante. "Soy el único que he visto su informe de vida laboral y su expediente personal; era un oficial de puntualidad germánica, y la mañana del golpe de estado llegó 20 minutos tarde porque estuvo preparando y calculando cómo debía arrancar el golpe", detalla Amorós. Incluso, a los golpistas les sorprendió su éxito: en tan sólo ocho horas controlaron a todo el país. "Se llegaron a creer toda la propaganda de la derecha, creían que en Chile había un ejército paralelo de guerrillas, una izquierda armada, y que habría una guerra civil". Obviamente, no había guerrilleros armados en cada rincón del país. La izquierda, militarmente, estaba indefensa y los oficiales más demócratas habían sido neutralizados y aislados.
Para Amorós, el legado de Allende sigue vigente: "Lo es más aún en un momento como el actual, con la amenaza de la extrema derecha. Él mostró el valor de la unidad. A pesar de las discrepancias, va conseguir que el Partido Socialista y el Partido Comunista caminaran juntos. Planteó una acción política a partir de un programa, quería la movilización", afirma Amorós. Allende provenía de una familia acomodada, pero asumió las ideas y propuestas de la izquierda. "No fue un gran ideólogo, ni tampoco un gran lector, a él le gustaba más la acción y la organización política. Su gran mérito fue sacar adelante leyes que debían permitir la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de los chilenos", concluye el historiador y periodista.
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