El malestar que ha suscitado en Olot el plan parcial municipal que prevé la construcción de 46 viviendas en la falda del volcán Montsacopa ha tenido eco en el estudio RCR, donde le ven con inquietud. "Los planes parciales suelen promoverlos privados, y cuando lo hace un ayuntamiento, deberíamos esperar a que se haga con voluntad de ciudad y comunidad", advierte el arquitecto Ramon Vilalta. "Habría que tener en cuenta la densidad, el porqué de la ordenación, el impacto de lo construido y que haya una fluidez en los límites entre la ciudad y el parque. La ciudad también debe ser parque", subraya. Para Vilalta, la cuarentena de viviendas de este plan no son suficientes para resolver el problema de la vivienda en Olot y reclama que el proyecto se revise según los valores actuales, puesto que depende del plan general del 2003. "Era un otro momento, con unas formas de ver la ciudad muy diferente, ahora somos más conscientes del valor del natural, en estos años se ha demostrado que el paisaje es valor muy activo, y que hay que escuchar a los vecinos", dice .
La Parada, la obra de los arquitectos RCR que también será un paisaje
Avanzan las obras del innovador edificio residencial de Manresa promovido por la fundación Ampans
ManresaLa fundación de atención e inserción de la discapacidad intelectual Ampans es un referente de su campo en Cataluña. En 2023 atendió a 3.120 personas con discapacidad, trastornos de salud mental y vulnerabilidad. Acogió a 397 personas en sus servicios residenciales y sus hogares. La plantilla la formaban el pasado año 1.002 personas, un 27% de las cuales sufren algún tipo de discapacidad, y contó con 733 donantes comprometidos con sus proyectos. Cuidar a estos miles de personas es esencial para los equipos de la entidad, que al mismo tiempo creen que la buena arquitectura puede ayudarles a hacer mejor su trabajo. Por eso cuando Ampans tuvo sobre la mesa el proyecto de un nuevo equipamiento en Manresa, quiso reclutar uno de los mejores estudios, el RCR de Olot, ganador del premio Pritzker –considerado el Nobel de los arquitectos– en 2017, y lo consiguieron. "Fueron los primeros que vinieron después de que ganamos el Pritzker. Se presentaron en Olot para proponernos que les hiciéramos un proyecto", recuerda el arquitecto Rafel Aranda en una visita de obras del edificio que tienen en construcción en Manresa, La Parada.
"Nos recibieron como si fuéramos el cliente más importante del mundo. Notamos que estaban interesados en un proyecto social", afirma el director general de Ampans, Toni Espinal. "En los últimos tiempos hemos pensado que la arquitectura es un componente muy importante. Nosotros atendemos a personas, y el ámbito residencial tiene un papel muy destacado, porque te condiciona la vida", explica Janeta Camps, directora de servicios residenciales de Ampans .
A lo largo de su trayectoria de casi sesenta años, los responsables de la fundación han trabajado cada vez más este aspecto, y ahora han querido dar un salto cualitativo. "Hemos querido hacer un proyecto diferente, que lleve otros elementos. Salir de los estereotipos que rodean a las personas que no pueden vivir en su casa y deben hacerlo en un equipamiento social. Queríamos ir hacia una arquitectura que sea social, y la cóvido nos dio la razón absolutamente en todo", dice Camps. "Queremos que la gente viva en casas, pero que al mismo tiempo forme parte de una comunidad. No queríamos montar una residencia, sino un espacio que también es de la ciudad: la gente entra y sale, nos comunicamos, y el mismo nos sirve a nosotros ya otros ciudadanos: queríamos casas dignas, que fomenten la autonomía, que sean seguras y que se relacionen con el entorno", subraya Camps. "Hasta ahora han hecho proyectos con la parte funcional muy trabajada, y nos dijeron que querían dar un paso adelante y dotar al proyecto de atmósfera", dice Aranda.
En la arquitectura de los RCR, el paisaje es un puntal. Por eso han basado La Parada, que está ubicado en un solar cedido por el Ayuntamiento, en este concepto. "Cuando vimos el sitio, entendimos que teníamos que ofrecerles vivir en un paisaje", explica Aranda. Así, el jardín no sólo se encuentra en la planta baja, sino que está presente en todas ellas, gracias a una piel metálica que parece evocar, al mismo tiempo, un jardín y un huerto. En este sentido, uno de los lemas del edificio, que costará 8,5 millones de euros, es que la fachada la formarán un centenar de árboles. En cuanto al conjunto de todo el edificio, una parte está debajo rasante y va creciendo escalonadamente hacia el otro extremo. Incluirá 12 plazas de residencia, 36 hogares-residencia, 12 plazas de co-vivienda intergeneracional, 60 plazas de atención diurna, 20 puestos de trabajo protegidos, servicio de inserción laboral, formación sociosanitaria y hostelería y servicio de restauración.
En este edificio, el interior y el exterior tienen la misma importancia. "También entendimos que teníamos que hacer un proyecto que hiciera participar mucho a la ciudad. Los espacios que se están creando son para la ciudad, se suman a las aceras para que sea un gran espacio verde", dice Aranda. De hecho, La Parada tendrá un jardín de 2.000 metros cuadrados abierto a todo el mundo. Los árboles empezarán a plantarlos en septiembre, y tienen previsto tener el exterior muy avanzado antes de que acabe el año y que los usuarios puedan instalarse en abril.