Arte

Anna Malagrida: "Las crisis afectan a las ciudades como si fueran un cuerpo"

Después de más de veinte años en París, el Museu Tàpies le dedica la primera exposición en un museo catalán

Exposición Anna Malagrida, en el Museu Tàpies
13/03/2025
3 min

BarcelonaLos creadores que se marchan y consolidan las carreras fuera a menudo tienen que pagar el precio que en Cataluña reciban poca atención. Después de una exposición temprana en la sala Metrònom, la galería Senda ha sido el hilo que durante años ha mantenido la conexión de la fotógrafa Anna Malagrida (Barcelona, ​​1970), que está afincada en París desde hace cerca de veinticinco años, con su ciudad natal. Hasta que a partir de este jueves el Museu Tàpies le hace justicia dedicándole la primera exposición en un museo barcelonés, titulada Anna Malagrida. Opacitas. Velar la transparencia. "Cuando Imma [Prieto, directora del Museu Tàpies] me propuso esta exposición me hizo mucha ilusión", afirma Anna Malagrida.

Así pues, ¿tiene sentido pensar si Malagrida es una artista más francesa que catalana, o una artista catalana París? "Siempre he pensado que ser diferente está muy bien", dice el artista, conocida sobre todo por una serie con la que ha documentado, como microhistorias, el impacto de las últimas crisis económicas en los escaparates de la ciudad de París. "Es verdad que quizás ha habido poco reconocimiento aquí, pero también es verdad que el hecho de marcharse y de haber funcionado allí me sirve para que aquí también se planteen hacerlo, es algo humano", dice Malagrida.

"En Francia ser un artista o un intelectual existe de una manera mucho más integrada en un ecosistema donde alguien que dice cosas diferentes es más escuchado, interesa más; y no sólo en un pequeño mundo como es el mundo del arte. La gente se interesa más por la cultura porque es un espacio de conversación, de interacción social, y forma parte de la artista", y forma parte de la artista. "Como en el caso de Marta Palau, trabajamos para reconstruir los vacíos que cierta historia ha dejado en el presente -afirma Patrícia Sorroche, jefa de exposiciones del Museu Tàpies y comisaria de la exposición-. Lo que nos interesaba mucho era no sólo recuperar figuras históricas, sino dar espacio y visibilidad a artistas que han tenido que trabajar desde fuera", dice Sorroche.

Exposición de Anna Malagrida en el Museu Tàpies.

El desembarco de Malagrida en el Tàpies ha representado cambiar la fisonomía de las salas del sótano del museo. En la primera parte, dedicada a la serie Escaparates (2008-2009), con una retahíla de trabajos inéditos, está muy bien exitoso el efecto de evocar una calle con escaparates pintados de blanco de España porque los negocios que acogían cerraron porque quebraron. "Las crisis afectan a las ciudades como si fueran un cuerpo —dice Malagrida—. Siempre he trabajado de forma indirecta: mientras que la fotografía documental enseña el grito, o lo que se dice, las marcas hablan más sutilmente de las tensiones del momento y de cómo afloran en las pieles del espacio colectivo". Por otra parte, la opacidad de los escaparates pintados de blanco a la que se refiere el título de la muestra se convierte en "un campo de posibilidades". En muchos de los escaparates se pueden ver grafitis. Uno de ellos es terriblemente premonitorio, sobre una forma que recuerda a una pistola: "Le Pen vite".

Arqueología del desaparecido Club Med del cabo de Creus

En el resto de salas se produce una vuelta: en vez de mirar de fuera hacia adentro, en los otros trabajos expuestos la mirada va de dentro hacia afuera. Todo corresponde a cómo Malagrida se adentra en las imágenes, en las correspondencias entre la pintura y la fotografía, en todas las capas que puede tener una imagen, y cómo la mirada las activa y desvela el pensamiento. Así, se pueden ver dos trabajos que Malagrida realizó en el Club Med del cabo de Creus antes de que lo derribaran. "Es la crónica de una muerte anunciada", dice Malagrida. Y un vídeo, Danza de mujer, hecho en Jordania, con el que, en pleno debate sobre el uso del velo en Francia, Malagrida filmó un interior que sólo es visible a través de la cortina que tapa la ventana. "Las ideas, cuando las tengo, siempre nacen de detalles muy pequeños", dice Malagrida.

El recorrido de la muestra, que permanecerá abierta hasta el 28 de septiembre, termina con un vídeo breve en el que se puede ver el limpiador de los cristales de la galería parisina de Malagrida en acción, en una asociación entre la pintura abstracta (el jabón del vidrio), la fotografía y la vida cotidiana. "Me gustaba poder mirar el gesto desde el otro lado, y, por otro lado, es una pieza un poco política: yo soy artista y él es un trabajador. Yo estoy en la galería y él está fuera, y me interesa darle importancia y hacer visible un trabajo que es el trabajo de los invisibles", dice el artista.

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