Cristina Iglesias: "En el arte no se debe entender nada, hay que oírlo"
La Pedrera dedica una gran exposición al artista vasca con más de una treintena de obras
BarcelonaLa artista vasca Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956) se ha distinguido desde el comienzo de su trayectoria por ir más allá de la escultura entendida como un objeto. "Para mí siempre ha sido más interesante crear un sitio y provocar una percepción, una experiencia", afirma Iglesias en Barcelona, donde la Fundación Catalunya La Pedrera le dedica una exposición desde este jueves hasta el 25 de enero. Según el comisario de la exposición, James Lingwood, en los trabajos de Iglesias existe además un contenido latente o que queda escondido. "Hay gente que, cuando mira el arte, dice que no entiende la pieza, que no está preparado. En cambio, es todo lo contrario: hay que dejarse llevar. En el arte no hay que entender nada, hay que oírlo. Puedes ver una obra un día y sentirla de una manera, y otro día de otra, y eso tiene que ver con la psicología".
La exposición, titulada sencillamente Cristina Iglesias. Pasajes, incluye más de una treintena de obras desde 2002. Una clave de la selección de obras y del montaje ha sido dialogar con la arquitectura de Antoni Gaudí. "Se trata de que el edificio respire, de abrirlo, no de levantar paredes. Me interesaba mucho que todo quedara abierto y que todo, desde las columnas y las curvas de los interiores hasta los patios y la ciudad, entrara en la exposición", dice. Entre las obras expuestas, Iglesias estrena una, titulada Bosque mineral, pensada para la sala. Se trata de cinco módulos evocadores de unos árboles petrificados que crean un pasillo angosto, con una atmósfera entre misteriosa y sensual. Como curiosidades, en estas piezas hay setas y trozos de col china.
El bosque mineral y la Sagrada Familia
"Otra forma de dialogar con Gaudí es creando otros ilusionismos, espacios que no son reales. Bosque mineral juega con las columnas de la sala y se las hace suyas, colabora con ellas para crear una especie de plaza", dice el artista. Ante esta obra es inevitable pensar en las masas vegetales de la fachada del Nacimiento de la Sagrada Família, y que actualmente Iglesias es uno de los tres artistas preseleccionados, junto con Miquel Barceló y Javier Marín, para hacer una propuesta para la fachada de la Glòria. Iglesias sólo ha dicho que su propuesta está "en fase de pensamiento" y que estará dentro de su "lenguaje". El plazo para entregar la propuesta termina a finales de año, y está previsto que el ganador se haga público durante el primer semestre del 2026. Está previsto que en la fachada de la Glòria haya cientos de esculturas, pero, aun así, Iglesias no ve con buenos ojos la idea de compartir el encargo por las diferencias de su lenguaje.
"Gaudí estaba preocupado por las formas del mundo natural —las plantas, los seres, la geología—, y esto es también un hecho que distingue la obra de Cristina, aunque creo que no por el mismo motivo. En el caso de Gaudí, hay una idea más panteísta de nuestra naturaleza con la obra de Cristina Iglesias —dice Lingwood—. En la obra de Cristina se percibe que la humanidad ha sido desplazada del centro de las cosas. Hay pues un desafío a una manera de pensar antropocéntrica". "Es la primera exposición monográfica de Cristina Iglesias, y hemos querido mostrar su creatividad con piezas clave, que son representativas de su carrera -afirma la directora del área de cultura de la fundación, Marga Viza-. El diálogo que hemos conseguido crear entre piezas traspasables y el edificio muestra una suma de dos artes. La arquitectura toma una forma mucho más artística".
Los detalles de las setas y las coles de Bosque mineral apuntan hacia otro rasgo primordial de la forma en que Iglesias representa la naturaleza: la importancia del artificio, de combinar registros de fragmentos de naturaleza con otros inventados. "Es una ficción", dice Iglesias. Precisamente otro de los rasgos de su obra, como puede verse en algunos otros de los trabajos expuestos, Habitación vegetal III y Pabellón de los sueños (Galaxia elíptica), es que ha utilizado textos de dos grandes autores de ciencia ficción, JG Ballard y Stanisław Lem, respectivamente. "Como yo también hago ficciones, utilizo extractos de otras ficciones, que son unas narrativas con un comienzo y un final que, por ejemplo, explican cómo es un sitio". Por ejemplo, el texto de Ballard que existe tejido en los tapices de bronce que forman la obra habla de un mundo después de una glaciación, un mundo que ha quedado cristalizado.
Una coreografía de esculturas
Para Iglesias, los distintos materiales son como "vehículos para conmoverte o llevarte a otro sitio". "Cada material tiene su sentido en mi obra", explica. Así, va más allá de lo estrictamente visual o táctil, y con el agua introduce el sonido y una dimensión temporal, como puede verse en los diferentes pozos expuestos, el primero de los cuales se puede ver en el patio de La Pedrera que da al paseo de Gràcia. "La exposición no es una retrospectiva, sino que la concibimos coreográficamente", dice Lingwood. "La coreografía está entre las obras de Cristina y el edificio y los espacios de Gaudí —añade el comisario—, y la experiencia de recorrer estos espacios, que tiene mucho que ver con el movimiento. Así, pensamos la exposición como una secuencia de movimientos a través de algunas de sus piezas más grandes y ambientales". "Su obra está muy presente físicamente, pero también tiene el factor adicional de invitar al público a especular, a adentrarse en un viaje imaginativo", subraya Lingwood.
Esta sensación ilusoria también se encuentra en las obras bidimensionales: los espacios que pueden verse en unos grabados gigantescos son, en realidad, imágenes de unas maquetas hechas con cajas de cartón ampliadas. Más adelante, hay Turbulencia, un remolino de bronce que parece absorber todo lo que tiene alrededor, y que hace pensar en la forma en que uno se relaciona con estos trabajos con todo el cuerpo. Por eso, los trabajos de Iglesias pueden tener una vertiente sensual o incluso erótica. Así, hay dibujos de troncos que recuerdan a unos cuerpos despellejados, y unas piezas envolventes que parece que chorreen savia. "La interpretación de las obras es bastante abierta, y sí, existe una relación erótica con esa sensación de aperturas, cierres y de envolver al espectador. Realmente, Cristina crea estos espacios para que el visitante haga estas reflexiones", explica Lingwood.
La colaboración con grandes arquitectos
Otra de las vertientes de la trayectoria de Cristina Iglesias es su colaboración con grandes arquitectos, entre ellos Rafael Moneo, Norman Foster, José Luis Mateo y Paul Robbrecht y Hilde Daem. "Fueron oportunidades magníficas, porque me han permitido trabajar a otra escala y abordar problemas de la escultura que me han interesado", dice el artista. "Hay un diálogo imprescindible con el edificio, pero la obra debe conservar autonomía", advierte. En el caso de Moneo, Iglesias realizó unas puertas monumentales para la ampliación del Museo del Prado y en el de Josep Lluís Mateo, un tapiz hecho con tiras de cobre trenzadas que está colgado en el vestíbulo del centro de convenciones del Fòrum.
En cuanto a la colaboración con Norman Foster en la sede de Bloomberg en Londres, Iglesias hizo una especie de foso que protege el edificio y, al mismo tiempo, es "un lugar de encuentro en medio de un entorno inhóspito", como dice la propia artista, que actualmente trabaja en proyectos de arte público. "En un tiempo convulsos como los actuales, la cultura y el arte son necesarios para crear lugares de encuentro y convivencia, que son fundamentales en tiempos terribles. También hace falta educación en las escuelas y en la calle para que la gente no tenga miedo de acercarse al arte", concluye Iglesias.