Arte

Una gran exposición para hacer justicia a Antoni Clavé

El Palau Martorell acoge más de 80 pinturas de toda la trayectoria del artista barcelonés

Antoni Clavé en su taller en 1990
21/10/2025
5 min

BarcelonaAntoni Clavé (1913-2005) se exilió en Francia en 1939 en uno de los camiones de los guardias de asalto, y ya no volvió a establecerse en Cataluña. Pero, sin embargo, nunca dejó de ser "el chiquillo de la calle Valldonzella". Así lo recuerda Núria Ridameya, la directora adjunta de la galería Joan Gaspar, que representó a Clavé en Barcelona, ​​con motivo de la gran exposición que el Palau Martorell le dedica a partir de este viernes y hasta el 16 de noviembre, coincidiendo con el vigésimo aniversario de la muerte del artista barcelonés.

A Clavé se le atribuía un cartel legendario de Hitler, Franco y Mussolini lanzando bombas desde un globo con el lema "Enviados del cielo", así que se lo pensó más de una vez antes de regresar a Barcelona durante el franquismo. "Venía alguna vez a El Masnou a pasar un poco el verano, pero no volvió hasta que no tuvo papeles y tuvo cierta certeza de que no le encerrarían en prisión", dice Ridameya, quien explica que fue Clavé quien presentó Picasso a los Gaspar. "Clavé conoció a Picasso cuando llegó a París en 1939, y su amistad se volvió más profunda hacia 1944. Clavé tenía 31 años, y entonces cambió su vida, porque Picasso le dio mucha confianza y le permitió creer que conseguiría ganarse la vida como artista en España en una época particularmente complicada para", Archivos Antoni Clavé de París y comisaria de la muestra junto a Josep Fèlix Bentz, cofundador del Palau Martorell y presidente del Real Círculo Artístico.

Cuando regresó la democracia, recibió algunos reconocimientos, entre ellos el hecho de representar a España en el pabellón español de la Bienal de Arte de Venecia de 1984, una de cuyas grandes obras puede verse en la sala noble del Palau Martorell. "Clavé tenía muy buena relación con Pasqual Maragall, que fue a verle a Sant Tropetz, y cuando surgió el proyecto de la Sala Antoni Clavé en el Palau de la Generalitat, le acompañamos a ver al entonces conseller de Cultura, Francesc Guitart. Todo este espacio con esta obra tan maravillosa fue prácticamente una donación", dice Ridameya.

"Vivía en París, pero en realidad tenía mucho el corazón puesto en Barcelona. Y en el Barça", subraya Ridameya. Del Clavé culé, la galerista recuerda que le hizo llegar una camiseta firmada por Luis Figo, que le había comprado un cuadro en otra galería, y cuando Clavé lo supo le envió un catálogo dedicado. Por otra parte, la forma en que Clavé llegó a la familia Gaspar fue curiosa: se puso en contacto no por sí mismo, sino porque buscaba galería a su madre, la pintora autodidacta Maria Sanmartí, a quien la Fundación Palau dedicó una exposición el año pasado.

'Grandes guerreros', de Antoni Clavé, en el Palau Martorell.

Pero, sin embargo, el legado de Clavé había quedado en cierto olvido. Su última gran exposición en Barcelona fue en La Pedrera en 1997, y cuando Ferran Mascarell era el conseller de Cultura no sacó adelante el proyecto de una gran exposición de Clavé en el MNAC auspiciada por la familia del artista. Así que la exposición del Palau Martorell, titulada Clavé con mayúsculas, es un acto de justicia. Tras la Pedrera, ésta vuelve a ser una iniciativa privada, de la galería Joan Gaspar y los Archivos Clavé de París, aunque cuenta con el apoyo del departamento de la Presidencia y el departamento de Justicia y Calidad Democrática de la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona y la Diputación de Barcelona. "Clavé es una figura que ha sido imprescindible para entender la historia del arte del siglo XX internacionalmente –dice Bentz–. La ciudad de Barcelona tenía una deuda con Clavé, y habían pasado demasiados años desde la última gran exposición. Ahora hemos podido saldar esta deuda y ponerla en el lugar donde debe estar", explica.

Antoni Clavé en su taller en 1990
Clavé y Picasso en Vallauris (c.1955).

Una exposición con dos sedes

La exposición incluye unas 85 obras, algunas de las cuales salen por vez primera de los domicilios de sus propietarios. Y continúa en el Real Círculo Artístico, del que Clavé formó parte desde 1934, donde se pueden ver esculturas y trabajos sobre papel. El recorrido está organizado cronológica y geográficamente en cinco ámbitos correspondientes a Barcelona, ​​París, Venecia, Japón y Estados Unidos. Y en el corazón de la planta baja, fuera de los ámbitos, hay tres obras que Clavé hizo para homenajear, respectivamente, a Picasso, el Greco y Antoni Gaudí con el cuadro circense La ruleta, una versión deEl caballero con la mano en el pecho (una pintura que le obsesionó) y un tapiz hecho con un mosaico de telas evocador del quebradizo gaudiniano.

'De ahora y antes', de Antoni Clavé, en el Palau Martorell.

En la planta baja, el recorrido continúa con los cuadros de reyes y guerreros parisinos. "Hay que destacar que, aunque fue en Francia donde se destacó, los coleccionistas fueron catalanes", dice Hendgen. Arriba, se pueden ver las pinturas monumentales que hizo expresamente para la Bienal de Arte de Venecia y las que hizo para el Barça. Asimismo, las pinturas de Japón, donde se profundizó con el juego entre el lleno y el vacío y el uso de hankos, es decir, unos sellos de madera personalizados. "Estos trabajos son muy interesantes porque ves a Clavé como un artista que acepta el reto de estar reinventándose continuamente", explica la comisaria. Y de las pinturas neoyorquinas de las dos salas finales, pone el acento en "la juventud y el dinamismo" de un artista que, pese a tener cerca de 80 años, se empapó de lo que veía por las calles e introdujo elementos del arte urbano en sus trabajos. En este ámbito puede verse por segunda vez fuera del consistorio el tríptico monumental propiedad del Ayuntamiento de Barcelona, ​​cuya parte central recuerda la escultura de 14 metros de alto de Clavé en el Parque de la Ciutadella de Barcelona. El precio de la entrada en el Palau Martorell incluye las dos sedes y la posibilidad de visitar en unas fechas determinadas, previa inscripción, la Sala Antoni Clavé del Palacio de la Generalitat.

'Tríptico del Ayuntamiento', de Antoni Clavé, en el Palau Martorell.

El Clavé hombre de escena

La relación de Clavé con los Gaspar se concretó, dentro de la misma estirpe de galeristas, primero en la Sala Gaspar y más adelante en la galería Joan Gaspar. Coincidiendo con esta exposición, la galería Joan Gaspar ha inaugurado otra muestra sobre el trabajo que Clavé realizó en el mundo de las artes escénicas y el cine en un momento muy breve de su trayectoria, entre 1946 y 1953, y que después abandonó para dedicarse a la pintura. Aún así, también triunfó en este campo, y fue nominado al Oscar por los decorados y el vestuario deEl magnífico Andersen, dirigida por Charles Vidor. "Fue un revolucionario", dice Ridameya.

Uno de los platos fuertes de la exposición en la galería es un teatríno correspondiente al segundo acto de Don Perlimplin, y también se pueden ver 19 figurines correspondientes a producciones entre las que se encuentra esta misma obra, Los caprichos, Carmen, Ballabile, La boda de Fígaro y Duelo en 24 hiedras. También se exponen proyectos de carteles y el diseño del telón para el ballet de Carmen, así como varios figurines y esbozos de las escenografías de este mismo ballet, y de La boda de Fígaro y Duelo en 24 hiedras. Asimismo, también se pueden ver grabaciones de algunos de estos espectáculos.

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