Cristina BanBan: "Sería interesante que los museos españoles incluyeran más a los artistas jóvenes"

BarcelonaLa UPF ha presentado este lunes el cartel inaugural del curso 2023-2024, que encargó a Cristina BanBan (Prat de Llobregat, 1987). Después de triunfar en Arco, exponer en la sede de la galeria Perrotin en Tokio durante los meses de julio y agosto y de tener en cartel otra exposición individual en la sede londinense de la galería Skarstedt titulada La Matrona, la artista pratense afincada en Nueva York recupera fuerzas y ya piensa en la exposición individual que hará precisamente en Nueva York el próximo año y en otros proyectos.

Aunque eres más conocida por la pintura, el cartel que has hecho para la UPF es un dibujo.

— Sobre todo expongo mis pinturas, que son pinturas al óleo de gran formato. Pero el dibujo es una actividad prácticamente diaria en el estudio. Concibo las imágenes primariamente en línea, me considero dibujante antes que pintora. Para la realización del cartel quise utilizar el dibujo como herramienta porque es para mí un proceso más directo y el resultado incluso más fresco y auténtico. El cartel del curso 2023-2024 de la UPF es la representación de la figura de la pensadora, haciendo referencia al Pensador de Rodin, que a su vez es un símbolo de la creación.

¿Qué papel juega el dibujo en tu proceso creativo?

— El dibujo es el esqueleto de las pinturas. Uso fotografías de modelos como base. Entonces esbozo la composición hasta que estoy satisfecha y este dibujo lo traslado a la tela a gran escala a carboncillo. El dibujo es algo casi meditativo para mí, me relaja y me concentro plenamente en la línea. Sin embargo, la aplicación de color a pintura es un proceso más agresivo e intuitivo.

La figura femenina es omnipresente: ¿trabajas con modelos al natural, o piensas en unas mujeres concretas?

— Fotografío modelos que ponen para mí, siempre partiendo de posiciones muy clásicas como la figura derecha en contrapposto, sentada o en reposo. Es cierto que estas fotografías las utilizo sólo como una referencia; es curioso que aunque me baso en ciertas formas, muchas veces estas modelos acaban pareciéndose a mí, sobre todo a los ojos y la cara. Ocurre de forma inconsciente.

Actualmente, te mueves entre la figuración y la abstracción. ¿Cómo se está desarrollando este proceso, qué hallazgos has hecho?

— Es parte de la investigación o crecimiento como artista en el estudio. Cuando siento que ya he aprendido lo suficiente necesito seguir explorando y buscar otras formas de expresarme. A finales de 2021 mi pintura fue cambiando y fue cogiendo una nueva dirección hacia campos algo más abstractos. He descubierto que cuando aprendes a ser menos racional la pintura te sorprende, y es en ese momento en el que me encuentro, experimentando, pero sirviéndome del cuerpo femenino como punto de partida.

Te formaste en Barcelona, pero te trasladaste a Londres y después a Nueva York. ¿Cómo decidiste estos traslados, fueron muy meditados o instintivos?

— Fueron decisiones que fui tomando de forma bastante intuitiva pero acertada. El primer salto como inmigrante en Reino Unido respondió a una necesidad para crecer, aprender el idioma y hacer algo por mi futuro; sentía que fuera lo que fuera a que me dedicara, tenía que dar ese primer paso. La pintura no era algo que estuviera en mi mente al 100% en aquellos momentos, pero en el 2016 empecé a pintar. Tres años después mi carrera ya estaba establecida en un punto en el que volví a sentir que debía mudarme, esta vez a Estados Unidos, para seguir creciendo profesionalmente. Hoy en día siento que el siguiente paso será tener un segundo estudio en Europa.

¿Podría ser en Barcelona?

— Aún no sé dónde lo tendré.

¿Cómo ves Barcelona desde Nueva York?

— La siento como mi casa, como un abrazo cada vez que llego. Toda mi familia está en Barcelona. Para mí es muy importante venir tan a menudo como puedo para reconectar con ellos.

Eres una de las artistas seleccionadas en la exposición del Museo Picasso de Málaga El eco de Picasso. ¿Qué es lo que más te interesa de su legado?

— Picasso fue uno de los primeros contactos que tuve con el mundo del arte, fue una de las primeras exposiciones que vi de niña y tuvo un impacto en mí. Recuerdo visitar el Museu Picasso de Barcelona con ocho o nueve años. Lo que me parece más interesante de su obra es la versatilidad y complejidad de todos sus estilos y géneros, y que durante décadas nunca bajó el listón en cuanto a calidad e innovación.

¿Te gustaría exponer más en el Estado y, más concretamente, en Barcelona?

— Sí, me gustaría tener una presencia institucional institucionalmente sólida en España. Sería interesante que los museos españoles incluyeran más a los artistas jóvenes.