Arte

Los Sorolla ocultos de la Diputación de Barcelona

El pintor está mejor representado en las colecciones privadas catalanas que en las públicas

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'Mujer en el lago', de Joaquin Sorolla y Bastida

BarcelonaJoaquín Sorolla (Valencia, 1863 – Cercedilla, 1923) fue desde el inicio de su trayectoria un artista muy cotizado, así que sus obras no estuvieron al alcance de cualquier coleccionista. Aunque es un artista muy querido en Catalunya, no está muy representado en las colecciones públicas: la obra de mayor envergadura la tiene el Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC). Se trata de Retratos de Elena y Maria con trajes valencianos antiguos, un óleo de grandes dimensiones adquirido en la Exposición de Retratos y Dibujos Antiguos y Modernos de Barcelona de 1910. Asimismo, en el mismo museo hay un Autorretrato del pintor que dieron en 1924 a los hijos del escultor Josep Monserrat Portella. Y el Museu del Empordà custodia Retrato de señora con mantilla blanca, probablemente un estudio para unas de las pinturas murales de la Biblioteca de la Hispanic Society en Nueva York.

“En Catalunya, Sorolla está mejor representado en las colecciones privadas que en las públicas”, afirma el galerista Artur Ramon . En la pasada edición de la prestigiosa feria TEFAF de Maastricht, Ramon vendió a un coleccionista privado una tela proveniente de una colección barcelonesa, Chicas en la playa, por 2,7 millones de euros, y este año llevará a la feria otra obra del pintor, Playa de Valencia. “Los precios de Sorolla fueron muy altos desde el principio –explica Artur Ramon–, y cuando los museos públicos intentaron comprar sus obras más adelante ya era demasiado caro”.

'Nue femenino', de Joaquín Sorolla (Amberes).
'Nue femenino', de Joaquín Sorolla (Reverso).

Sea como fuere, el conjunto más importante de obras del artista en Cataluña lo tiene la Diputación de Barcelona: lo forman siete obras, cuatro de las cuales provienen de la antigua colección Madico Susany, conocida sobre todo por ocho obras de Anglada Camarasa hoy expuestas en museos como el MNAC, el Museo de Arte de Cerdanyola y la Biblioteca Museo Víctor Balaguer de Vilanova y la Geltrú. Las otras tres son del Museo Abelló de Mollet del Vallès, dependiendo de la Diputació. Las cuatro de la antigua colección Madico Susany son dos desnudos femeninos de carácter académico, pintados en las dos caras de una tela; un esbozo deEl Dos de Mayo, la gran obra que se puede ver en la Biblioteca Víctor Balaguer depositada por el Museo del Prado, y Mujer en el lago. Tal y como explican fuentes de la Diputación de Barcelona, estas cuatro obras están conservadas en el "centro logístico de la Oficina de Patrimonio Artístico", donde la institución guarda sus fondos de arte, y las prestan para exposiciones, como fue el caso del esbozo de El Dos de Mayo para la muestra del año conmemorativo del pintor Sorolla. Orígenes. Sobre los dos desnudos y Mujer en el lago, desde el Museo Sorolla de Madrid afirman que todavía están "en estudio", y por ahora no aportan más información.

Boceto para la obra 'El Dos de Mayo', de Joaquín Sorolla.

Obras originales en una exposición inmersiva

En cuanto a las tres pinturas de Sorolla del Museo Abelló, actualmente se pueden ver en la exposición inmersiva del artista en el Centro de Arte Amatller producida por el Ideal Barcelona - Centro de Artes Digitales. Una de ellas es una de las últimas obras que Sorolla realizó antes de sufrir una hemiplejía el 17 de junio de 1920 mientras trabajaba en el retrato de Mabel Rick, la esposa del escritor Ramón Pérez de Ayala. Se trata del retrato, que también quedó inacabado, de Aureliano de Beruete y Moret, que dos años después se convertiría en director del Museo del Prado. Las otras dos pinturas son Retrato de hombre y Playa de Biarritz. En el Centro de Arte Amatller también se pueden ver dos Sorolla del Museo de Montserrat, Árabe y Manantial, el aceite Mirando al estanque y algunos dibujos de colecciones privadas. La exposición del Centro de Arte Amatller lleva por título Sorolla, una nueva dimensión, y llega a Barcelona después de recibir a más de 55.000 visitantes en Valencia durante el Año Sorolla.

Esbozo de la pintura 'El Dos de Mayo', de Sorolla, en la exposición 'Sorolla, una nueva dimensión', en el Centro de Arte Amatller.
'Aranb' y 'Brollador' en la exposición 'Sorolla, una nueva dimensión' del Centro de Art Amatller.
Una marina inmersiva en la exposición 'Sorolla, una nueva dimensión'.

Los coleccionistas catalanes en activo hace unos cincuenta años tuvieron mayor suerte. “En los años sesenta y setenta, la obra de Sorolla era bastante apreciada por la burguesía catalana, y no era tan caro como ahora. En las buenas colecciones catalanas normalmente hay obras de Sorolla”. En cuanto a la cifra, Artur Ramon cuenta “más de una veintena de colecciones”, algunas desconocidas por el gran público. Este mismo galerista tiene a la venta otro Sorolla con acento catalán: Retrato de María Planas de Gil con mantilla negra, la esposa del amigo y asesor de Sorolla Pedro Gil Moreno de Mora, sobrino de Pau Gil, el empresario que destinó la mitad de su herencia a la construcción del Hospital de Sant Pau.

Algunas de las colecciones catalanas donde hay obras de Sorolla sí que son públicas: el pintor aparece mencionado en las fichas de 19 coleccionistas recogidos en la web del Institut d'Estudis Catalans Repertorio de Coleccionistas y Colecciones de 'Arte y Arqueología de Cataluña, entre ellos Francesc Cambó, el banquero y empresario Pedro Masaveu Rovira (que se estableció en Asturias), Epifani de Fortuny (barón de Esponellà), el abogado y empresario Francisco Daurella Franco y la baronesa Thyssen-Bornemisza. También estaba el cantante Manolo Escobar, que en 2000 tuvo que vender la obra La Primavera en la Fundación Lladró a raíz de sufrir varias intervenciones de corazón y no saber si podría seguir cantando.

Antes de la galería de Artur Ramon, Sala Parés fue pionera a la hora de realizar exposiciones comerciales de Sorolla en Barcelona: el 1948 hicieron una exposición conmemorativa del 25 aniversario de la muerte del pintor, y en 1973 otra coincidiendo con el 50 aniversario. "Las obras obtuvieron precios muy altos y sobrepasaron todas las valoraciones alcanzadas por autores y pinturas de aquella época. Una gran multitud desfiló por la galería con motivo de esta exposición", escribió dos años después Joan-Anton Maragall Noble en el libro Historia de la Sala Parés.

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