Alimentación

Un astrofísico y un arquitecto, padres de la segunda mejor hamburguesa de España

La elabora la carnicería Can Fanera de la Cellera de Ter con manzana de Girona, avellanas de Brunyola, ratafía y foie

Un astrofísico y un  arquitecto, padres de la segunda mejor hamburguesa de España
03/04/2022
3 min

Era en 1928 cuando Miquel Coll y Anneta Arnau abrieron una carnicería y un bar, El Café, en la plaza de la Vila de la Cellera de Ter, un pueblo de unos 2.000 habitantes al lado del macizo de las Guilleries. Provenientes de Sant Aniol de Finestres, la pareja y sus nueve hijos se instalaron en una masía, junto a la fuente de la Fanera, que, con el tiempo, acabó dando el nombre al nuevo negocio: Can Fanera. Casi un siglo después la tienda sigue en el mismo local, pero cambiaron el bar por un supermercado y, en la parte de atrás, donde tenían el ganado, ahora está el obrador donde elaboran la Hamburguesa de las Guilleries, premiada con el título de la segunda mejor hamburguesa artesana de España, según el concurso organizado por Educarne, a principios de marzo, en Madrid.

Lo más curioso de todo es que los autores de la galardonada elaboración son la cuarta generación que regenta el negocio, los hermanos Andreu y Josep Coll, un astrofísico y un arquitecto que hace unos años decidieron dar un tumbo a su vida para continuar el legado familiar.

El primero de los dos que dejó el trabajo para incorporarse en la tienda fue Andreu, el pequeño, en 2015. “Trabajaba en Barcelona, pero siempre he estado muy vinculado al pueblo. Mi pareja vino a vivir conmigo y, al cabo de cuatro meses, ya volvíamos aquí”, recuerda sonriendo el astrofísico, que se encontró con una disyuntiva: intentar buscar trabajo de su oficio o probar si se veía en el negocio familiar, como finalmente eligió.

Una vivencia parecida a la de su hermano mayor, Josep, que estuvo diez años viviendo en Suiza, hasta que tuvo a su primer hijo. “Vimos que o volvíamos entonces o ya no lo haríamos nunca”, dice el arquitecto, que se unió a su hermano en 2020. Desde entonces, los dos comparten la batuta de la tienda con sus padres, Miquel y Anna, que, con 68 y 64 años, respectivamente, siguen detrás del mostrador. “¡Si el abuelo viera que ellos dos han cogido el relevo, estaría tan contento!”, exclama Miquel, orgulloso, a pesar de que admite que tienen sentimientos encontrados por el paso que dieron sus hijos. “Por un lado, nos da pena porque son muchos quebraderos de cabeza, muchas horas de trabajo y mucho sacrificio. Pero, a la vez, estamos muy contentos y nos hace mucha ilusión que sigan con el legado familiar”, expone Anna.

La llegada de la cuarta generación se notó, sobre todo, en la modernización y actualización del negocio, “pero siempre manteniendo la tradición”, según puntualizan. Los dos hermanos tienen muy claro que quieren potenciar su punto fuerte: los elaborados cárnicos y los platos preparados, que venden desde la tienda y por internet. Actualmente ofrecen cerca de 400 productos: desde embutidos y carnes de elaboración propia hasta croquetas, canelones, manitas de cerdo o ternera con setas.

“Queremos que, en un futuro, el supermercado pierda peso para centrar los esfuerzos en la elaboración de alimentos con ingredientes de proximidad. Y también queremos hacer platos muy buenos que permitan aprovechar las partes menos nobles de los animales, como el hígado o los riñones, porque no puede ser que de un cerdo solo aprovechemos el lomo”, recalcan.

Y fue con esta mentalidad que crearon la Hamburguesa de las Guilleries, premiada en el concurso. “Queríamos que estuviera hecha de productos locales, porque demasiadas veces valoramos poco lo que tenemos aquí, cuando hay productos muy buenos y de mucha calidad”, subrayan los hermanos. Así, primero, hicieron la lista de los elementos que querían mezclar: manzana de Girona, ratafía, avellanas de Brunyola y foie, con una base de carne de ternera Angus. Los Coll destacan que la receta final fue fruto de un trabajo coral: la veintena de trabajadores participaron en la elaboración, que después dieron a probar a clientes y amigos. “Hicimos muchas pruebas. Primero cocinamos la manzana con diferentes técnicas y las que más gustaron las mezclamos con la carne, a ver qué preferían. Y así con cada ingrediente, hasta que encontramos la receta final”, detallan. Asimismo, quisieron que se diferenciara a simple vista: es de forma cuadrada y los laterales están enlucidos de trocitos de avellana. Su propuesta gustó tanto al jurado que casi se llevan el primer premio: quedaron tan solo a medio punto de la ganadora, la hamburguesa Montañas de Aragón, de la carnicería Garrote de Zaragoza.

Ahora que están cerca del centenario de Can Fanera, los Coll esperan que el premio sea un impulso para conseguir su próximo reto: llevar a toda Catalunya el nombre de la Cellera de Ter y de las Guilleries para que sean reconocidas por sus productos de calidad y de proximidad.

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