Cadaqués, paraíso de la piedra seca
Arquitectos, especialistas y paisajistas se reúnen en el Cap de Creus en el XII Encuentro de la Piedra Seca y la Arquitectura Tradicional
GeronaMás arriba de la bahía de Roses, por las pendientes abruptas junto al mar del Cabo de Creus, se levantan cientos de construcciones de piedra seca. Son kilómetros de muros que hacen de bancal para corregir el desnivel de las montañas, o antiguas cabañas de refugio para los campesinos. Todo ello hecho únicamente con piedras, sin ningún mortero o argamasa que las pegue, hacinadas y encajadas una sobre otra de tal manera que cada construcción se aguanta por sí sola.
La piedra seca, considerada patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco, es la muestra de arquitectura tradicional más antigua, sencilla y eficaz de la historia, practicada por campesinos y ganaderos de todo el Mediterráneo que, sin planos ni cálculos de ingeniería, utilizaban los materiales más básicos de la tierra para erigir cabañas, bancales, corrales, pozos u hornos.
En Cataluña, además del Cap de Creus y el norte del Empordà, se encuentran numerosas muestras en los campos y viñedos del Bages o el Penedès. En total, hay más de 30.000 barracas documentadas, que datan sobre todo de los siglos XVIII y XIX, cuando la agricultura catalana vivía su período de máxima expansión. Para poner en valor el patrimonio de estas construcciones, cada dos años la Asociación por la Piedra Seca y la Arquitectura Tradicional (Apsat) organiza un encuentro itinerante que reúne a especialistas, arquitectos, paisajistas y estudiosos del Principado, Valencia y las Baleares. Este año, la duodécima edición del encuentro se celebra del 19 al 22 de octubre en Cadaqués.
Elemento clave para la gestión agrícola
Las hileras de paredes en seco son vitales para convertir una tierra inicialmente inaccesible en un terreno equilibrado y cultivable. En los alrededores de Cadaqués, gracias a los pisos de bancales organizados por los agricultores, se pudieron cultivar cientos de hectáreas de viña durante años, antes de que la plaga de la filoxera y las heladas de mediados del siglo XX arruinaran el sector. Ahora, la mayoría de los viñedos están abandonados, pero los vestigios de los muros todavía nivelan los solares y ayudan a mantener vivos los ecosistemas de la zona.
Además, la técnica de la piedra sin mortero, con pequeños espacios entre losa y losa, es ideal para drenar los cultivos y evitar desprendimientos. "Cuando llueve, el exceso de agua se filtra por los poros, la tierra no se inunda, y de esta forma no hace tanta presión contra el muro de contención", explica Josep Ignasi Oms, que durante 40 años ha fotografiado las paredes de piedra seca del Cap de Creus. En el encuentro cadaquesense de este fin de semana presentará una exposición de su archivo fotográfico en la Sociedad la Amistad.
La funcionalidad de la arquitectura tradicional
Los propios trabajadores del campo que hacían pilas de piedra seca en los cultivos también construían con sus propias manos las masías utilizando los recursos materiales de la naturaleza. Sin embargo, la vivienda no requería filtraciones de aire y agua como un bancal, sino todo lo contrario, pedía espacios estancos aislados para protegerse del frío, la lluvia y el viento. Por eso los habitantes rurales no hacían las casas de piedra seca, sino que usaban argamasa para subir las paredes, que luego remolinaban con cal. No era una cuestión estética, sino puramente funcional: "Era muy complicado construir las edificaciones, lo pensaban todo muy a conciencia, sin caprichos ni elementos innecesarios, y por eso la arquitectura moderna debe aprender de la tradicional, que era más sostenible e integrada", defiende Olga Muñoz, arquitecta del Grupo de Recuperación y Estudio de la Tradición Arquitectónica (Greta), que también participará en el encuentro.
Símbolo poético para los artistas
El patrimonio de la piedra seca ha despertado el interés y la inspiración de las distintas generaciones de artistas arraigados en Cadaqués, que ven en esta técnica una metáfora de la lucha y la armonía entre el ser humano y la naturaleza. Como Salvador Dalí, que quiso construir con piedra seca un corral de diseño surrealista en Gala; Josep Pla, que describe la composición de estas paredes en su libro Cadaqués; o el escultor Corberó que, junto a Peter Harnden y Lanfranco Bombelli, pretendía diseñar una mansión imitando este estilo.
También autores contemporáneos como Joan Vall Karsunke, Fina Miralles o Gabriel Ventura se han visto atraídos por la simbología poética de la piedra sin mortero integrada en el entorno. Todos ellos estarán presentes en unas jornadas culturales el viernes al mediodía en Cadaqués, dinamizadas por Vicenç Altaió: "Una pared de libros en un espacio doméstico comienza a parecerse a una pared de piedra seca. Las piedras y la arquitectura rural son como nuestros clásicos y debemos preservarlos como las palabras de nuestros antepasados se han guardado en la piedra dura de los libros", dice el poeta.