Candi Granés: "Como catalanes, la mejor aportación que podemos hacer al patrimonio de la humanidad es preservar nuestra cultura"

GeronaEn el corazón del Barri Vell de Girona, entre la Rambla y el Ayuntamiento, alrededor de la plaza Mercaders, se concentra un gran polo cultural dedicado a la promoción de la lengua, la gastronomía y las tradiciones de los Països Catalans. Es el complejo deEl Fomento, un proyecto sin ánimo de lucro, que, en sus diferentes espacios de la Taverna, el Centro, la Fonda y la Escuela, permite disfrutar de la gastronomía autóctona y ofrece un montón de actividades para todos los públicos: desde bailes de bastones y sardanas, hasta en cursos de literatura, noches de monólogos o conciertos, todo siempre con el catalán como premisa y denominador común. El impulsor y mecenas de este centro es el activista y empresario Candi Granés, que hace más de siete años, a raíz de la muerte de su padre, decidió invertir parte del dinero de la venta de la empresa familiar banyolina Inoxpa, de maquinaria por la industria alimentaria, en este proyecto. Desde entonces El Foment no ha parado de crecer progresivamente y ahora prepara un nuevo impulso: desde hace 8 meses se ha convertido en fundación y acaba de poner en marcha una campaña para reclutar a socios y mecenas que quieran implicarse en la promoción de la cultura catalana.

¿Por qué es importante reivindicar la cultura, lengua y gastronomía catalanas?

— A nivel de país, tenemos carencias. Con la globalización, las naciones como la nuestra, sin estado, necesitan reforzar su identidad para subsistir. Ahora quizás estamos trabajando para tener un estado independiente en un futuro, pero el problema es que quizás dentro de veinte años, si no lo procuramos, no tendremos ni nación. Queremos contribuir a tener una nación fuerte y reforzar nuestras señas de identidad.

¿Y qué tienen valioso estas señas de catalanidad?

— Somos una cultura milenaria, con un montón de cosas por disfrutar, a veces desconocidas incluso por nosotros mismos. La cultura catalana no es mejor ni peor que cualquier otra, pero es la nuestra, y por eso debemos defenderla e impulsarla.

¿Esta defensa no se practica lo suficiente desde las instituciones y por eso se necesitan iniciativas privadas como la de El Foment?

— Las instituciones sí que promocionan e invierten, pero habría que hacerlo más, por ejemplo con una discriminación positiva hacia todas las actividades que tengan un fuerte arraigo en el país. Como catalanes, la mejor aportación que podemos realizar al patrimonio de la humanidad es preservar nuestra cultura.

¿Por qué decidió constituir El Foment como fundación?

— Nuestro gran reto es ser sostenibles económicamente a largo plazo manteniéndonos como entidad sin ánimo de lucro y, por ello, es importante tener una buena base de socios. También es una forma de acercarnos a la gente y establecer un sentimiento de pertenencia.

— Involucrando a nuevos socios y mecenas ¿El Fomento podrá seguir creciendo?

— Mi lema es hacer las cosas sin prisa pero sin pausa. Queremos ir logrando más retos de forma progresiva, con cada vez más actividades y teniendo mayor impacto. No queremos ser la moda de un día, sino una tendencia que dure en el tiempo.

La Taverna o la Fonda deben ser los únicos restaurantes de Girona donde no se puede pedir una Fanta o una Coca-Cola. ¿Por qué sólo ofrece productos autóctonos o etiquetados en catalán?

— Que gariebé todo esté etiquetado en catalán puede parecer algo muy excepcional o radical, pero no debería serlo. En un país normal es habitual. En cualquier restaurante de Madrid, lo tienen todo en español.

¿Cómo llega un empresario a liderar un proyecto cultural como éste?

— Mi pasión es y siempre ha sido el país. Y, a raíz de la venta de la empresa familiar, pude dedicar parte de mis recursos económicos de forma filantrópica a lo que verdaderamente me satisface. Fomento me permite combinar mi activismo con mi espíritu emprendedor. Y confío en que dure muchos años, que genere un poso y que sirva para inspirar y colaborar con toda la gente que se preocupa por el país.