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Alfonso Cuarón: "Rodar 'Roma' fue como someterse a electrochoques en un manicomio"

El Festival de Locarno concede el Premio a la Trayectoria en el cineasta mexicano

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Alfonso Cuarón premiado en el 77º Festival de Locarno.

Locarno"Empecé a trabajar en todo tipo de oficios dentro del cine, desde asistente de sonido hasta ayudante de dirección, porque tenía que ganarme la vida. Había tenido a mi primer hijo, Jonás, con 20 años" , explicaba Alfonso Cuarón sobre sus inicios en la profesión. El Festival de Locarno ha concedido este domingo el Premio a la Trayectoria en el cineasta mexicano, que ha compartido con público y prensa sus experiencias profesionales y vitales.

"Me había medio resignado a no tener una carrera propia. Hasta que alguien me planteó si mi aspiración era rodar telenovelas. Me sentí muy ofendido, pese a la lógica de la pregunta, porque aquélla era casi la única salida a México si querías ser director. Sólo con tu pareja (1991), con mi hermano Carlos". El filme le abrió las puertas de Hollywood. Cuarón recuerda con alegría el rodaje de La princesita (1995), su primer largo estadounidense, y con insatisfacción Grandes esperanzas (1998), porque "intentó compensar con un exceso de formalismo el hecho de que en el fondo no conectaba con la novela de Dickens". Y se deshace en elogios para Sydney Pollack, Laura Dern y sobre todo Alan Rickman (de quien imita esa inolvidable voz cavernosa), productor y protagonistas, respectivamente, de la primera pieza televisiva que rodó en Estados Unidos, un episodio de Fallan ángeles (1993), por el apoyo que le dieron cuando apenas era un debutante.

El éxito, en casa

Como no acababa de encontrar su sitio en la industria de Hollywood, se volvió a México, donde rodó el filme que le dio éxito internacional, Y tú mamá también (2001). "Le dije a Emmanuel Lubezki, mi amigo y director de fotografía habitual, que teníamos que hacer el tipo de película que ruedas antes de entrar en la escuela de cine, cuando aún no has interiorizado regla alguna". Seguidamente, se sumergió en el proyecto de Children of men (2006), pero no encontraba quien se lo produjera.

Fue entonces cuando le propusieron dirigir Harry Potter y el preso de Azkaban (2004). "La verdad es que no quería hacerla. Y Guillermo del Toro me dijo de todo. Que tenía que leerme el libro. Y tenía razón. Me di cuenta de que no era un libro sobre niños y magia, sino que también hablaba de lucha de clases y aspectos muy oscuros. Harry Potter me sirvió para experimentar con recursos que me interesaban para Children of men y para conocer a fondo Londres, donde filmaría también esta película". Para Cuarón, Children of men no es tanto una propuesta distópica que supo anticipar tendencias propias del siglo XXI como una película que ya ponía en evidencia unos escenarios reales que no veíamos entonces porque estábamos encerrados en la "burbuja complaciente del capitalismo liberal". El cineasta pone de manifiesto su gusto y metraje por los planos secuencia. "Desde pequeño tuve claro que el lenguaje cinematográfico tiene que ver con el tiempo, y para mí no hay contradicción entre recurrir al plano secuencia y trabajar con el montaje. No se trata de elaborar grandes planes secuencia por puro exhibicionismo, sino de ofrecer a la audiencia la experiencia única de un instante concreto”.

Children of men fue un fracaso económico, así que Cuarón se sintió obligado a realizar otro filme que fuera comercial. "Con Jonás, íbamos pensando el guión, y él me decía «Tienes que escribir sobre algo que te afecte». Yo volvía a pasar un momento muy complicado, así que se me ocurrió una historia sobre alguien que va acumulando problemas, que se siente perdido en un gran vacío y que sólo quiere volver a tocar con los pies en el suelo. Gravity (2013). Lo cierto es que el rodaje fue muy corto porque había mucho trabajo de postproducción. Podríamos decir que en buena parte Gravity es una película de animación". Pese al escepticismo de los productores, la película protagonizada por Sandra Bullock y George Clooney fue un gran éxito, sobre todo a partir de la buena acogida en el festival de Venecia, y convirtió a Cuarón en el primer director latinoamericano en conseguir un Oscar.

El triunfo de Gravity otorgó al fin estabilidad económica al mexicano. "Y decidí gastarme el dinero en la película que siempre había deseado hacer, Roma (2018). Quería reinventar el proceso de creación habitual. Una vez escrito el guión, lo guardé y no se lo pasé a nadie, ni al equipo técnico ni a los intérpretes. Recreé hasta el mínimo detalle los espacios del México de mi infancia y rodamos la película en orden cronológico, por lo que los actores descubrían qué les ocurría a los personajes sobre la marcha. Esa inmersión en mis recuerdos me resultó emocionalmente devastadora. Fue mucho peor que ir al psicólogo, fue como ingresar en un manicomio y que te sometan a electroshocks. Encima, cuando terminé la película se me sumaron problemas personales, de modo que me disocié tanto que no recuerdo nada de todo el período de promoción y del éxito del filme".

Aparte de autofinanciarse, Cuarón contó con el apoyo de una pequeña productora ya desaparecida, Participant, de la que habla maravillas por su compromiso con un cine alternativo y con discurso social. las peores películas son las didácticas: la política debe integrarse orgánicamente en un filme, y no de manera ideológica o teórica". Él prefiere otorgarle mucho peso al contexto de sus filmes para transmitir cuestiones ligadas a la clase oa la política sin hacerlas explícitas. Pero lo que le interesa es “cómo los personajes se enfrentan a la realidad, ya sea de forma ridícula o trágica, y de qué manera la humanidad comparte un inmenso sentimiento de soledad 'amor reconforta".

Cuarón no ha rodado ninguna nueva película desde el éxito de Roma, pero en el Festival de Venecia se podrá descubrir su nueva obra como director, la serie de Apple TV+ Disclaimer.

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