Crítica de cine

Almodóvar se acerca a lo sublime en un drama de cámara sobre la muerte como experiencia vital

El cineasta español convierte su primer largo en inglés en su propuesta más depurada y serenamente emocionante

Julianne Moore y Tilda Swinton en la película 'La habitación de al lado'.
2 min
  • Dirección y guión: Pedro Almodóvar, a partir de la novela de Sigrid Nunez
  • 107 minutos. España y Estados Unidos (2024)
  • Con Tilda Swinton, Julianne Moore y John Turturro

En Dolor y gloria (2019), su película de inspiración más claramente autobiográfica, Pedro Almodóvar confrontaba el miedo al sufrimiento ya la soledad que supone envejecer. En La habitación de al lado va un paso más allá y aborda la muerte en una película, sin embargo, menos autoindulgente y más serena que la protagonizada por Antonio Banderas. En su primer largo en inglés, el director manchego parte de la novela Cuál es tu tormento, de Sigrid Nunez, para orquestar un drama íntimo en torno a Martha (Tilda Swinton), una corresponsal de guerra enferma que opta por el suicidio asistido, e Ingrid (Julianne Moore), la escritora que le apoya en este proceso, ilegal en Estados Unidos .

El cambio de escenario y de lengua le corresponde, al director. Almodóvar parece identificarse con el pasado contracultural derivado en privilegio artístico que comparten las protagonistas. Por otra parte, la distancia nacional quizás ha contribuido a que estemos ante la película más depurada de su filmografía, un filme que se concentra en la prodigiosa interacción entre las dos mujeres/actrices hasta el punto de que los desvíos de este núcleo dramático, como los flashbacks o las conversaciones con el personaje de John Turturro, desequilibran la solidez de tono y emoción del conjunto.

Con La habitación de al lado revitaliza el llamado cine de mujeres clásico desde las coordenadas de las películas de cámara europeas y desde una perspectiva positiva sobre las relaciones femeninas. En la reconexión entre las dos protagonistas existe una experiencia poco a menudo reflejada en la pantalla, la de una segunda oportunidad en los vínculos afectivos que nada tiene que ver con el amor romántico. Resulta un placer contemplar cómo se forja esta complicidad única y sólo concebible en la edad madura entre una mujer que encara la muerte y la amiga reencontrada que le acompaña, entre la calidez discreta de Moore y la resolución meditada de Swinton, una unión que desemboca en una experiencia vitalista de morir que sólo saben transmitir a los mayores.

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