Fumata blanca: 'habemus' 'thriller' eclesiástico trepidante
Cien ocho cardenales deben escoger un nuevo Papa en 'Cónclave', el nuevo filme del alemán Edward Berger
- Dirección: Edward Berger. Guión: Peter Straughan, basado en la novela de Robert Harris
- 118 minutos
- Reino Unido (2024)
- Con Ralph Fiennes, Stanley Tucci, John Lightgow, Isabella Rossellini y Sergio Castellitto
La nueva película de Edward Berger (Nada nuevo en el oeste) podría definirse como Doce hombres sin piedad en la Santa Sede, ya que convierte el cierre de los ciento ocho cardenales que deben escoger un nuevo Papa en un thriller de presuntas resonancias morales. Cónclave no es, sin embargo, un filme dialéctico sobre la confrontación de puntos de vista opuestos a través de la palabra, como la áspera película de Sidney Lumet, sino una obra que nunca pierde de vista su origen popular (está basada en la exitosa novela homónima de Robert Harris) ni su vocación de entretenimiento puro y sin prejuicios.
De hecho, si algo se puede criticar en el filme de Berger es un contraste excesivo entre una forma solemne y preciosista, marca de la casa, y una narrativa juguetona y tendente al folleto que compensa la escasa profundidad de sus planteamientos ( los esquemáticos discursos sobre la necesaria renovación de la Iglesia) con una estructura adictiva, organizada a partir del encadenamiento febril de eventos y giros de guión trepidantes o, directamente, delirantes (¡este final!).
Cónclave es, pues, un solvente y entretenido thriller político-religioso de aspecto impecable y narrativa folletoonesca que, a veces, parece tomarse demasiado en serio a sí mismo. Es entonces cuando se echa de menos la mirada de un cineasta que habría sacado más provecho del componente campo y algo surrealista de los rituales, liturgias y estéticas asociados a un acontecimiento eclesiástico de tal magnitud, y tan misterioso. Berger aprovecha al máximo, eso sí, un elenco actoral internacional abrumador liderado por un Ralph Fiennes capaz de expresar en el mismo plano una fortaleza moral inquebrantable y una angustiosa crisis de fe, y en el que destacan Sergio Castellitto en clave caricaturesca y una Isabella Rossellini felizmente de actualidad tras su aparición en La quimera.