Crítica de cine

Olivia Colman y Benedict Cumberbatch prefieren matar a la nueva guerra de los Rose

La nueva versión de la comedia negra matrimonial no se atreve a llevar al límite el odio entre los protagonistas

Olivia Colman y Benedict Cumberbatch en la película 'Los Rose'.
28/08/2025
2 min
  • Dirección: Jay Roach.
  • Guión: Warren Adler y Tony McNamara.
  • 105 minutos. Reino Unido y Estados Unidos (2025).
  • Con Olivia Colman y Benedict Cumberbatch.

En la primera secuencia de Los Rose (The Roses) vemos a la pareja protagonista a terapia enumerando lo que aprecian de su respectivo cónyuge. El agro de las respectivas listas ("es mejor que vivir con un lobo", "tiene brazos"…) asusta a la asesora matrimonial hasta el punto de que diagnostica que como matrimonio no tienen remedio. En la nueva adaptación de la novela de Warren Adler, que Danny DeVito ya llevó al cine en 1989 con Kathleen Turner y Michael Douglas, los protagonistas son ingleses afincados en Estados Unidos, ya ellos les parece hilarante el ingenio de sus respectivos insultos, que, en cambio, ha asustado a la terapeuta estadounidense.

Con este inicio, el guionista Tony McNamara (La favorita) subraya lo que debería ser uno de los puntos fuertes de la nueva versión de La guerra de los Rose, el registro británico del humor, que otorga mayor peso a los diálogos y al talante inglés del matrimonio encarnado por un Benedict Cumberbatch en uno de sus primeros roles de comedia y una Olivia Colman sublime en la progresiva mutación de su personaje. Pero ni el carisma de los intérpretes consigue hacer volar una propuesta que no se atreve a llevar al límite una historia que va justamente de eso. Del origen británico, el guión adopta más un prestigio rígido que una ironía realmente afilada. Y tampoco explora su idea más original. Aquí la crisis proviene del cambio de rol a la pareja: ella se hace famosa y él se queda en casa cuidando a sus hijos. Jay Roach, director de la saga Austin Powers, parece haber perdido el talento por establecer dinámicas de comedia. Cuando en la parte final la película desemboca en una escalada autodestructiva, el clímax debería avanzar con el ritmo implacable de un sketch de slapstick. Y, en cambio, aquí todo se arrastra con la pesadez de un mal drama de pareja que se afana por hacer gracia.

stats