Cine

La maternidad adolescente de Pilar Palomero conmueve en San Sebastián

La premiada directora de 'Las niñas' aspira ahora a Concha de Oro con 'La maternal'

3 min
Carla Quílez, Pilar Palomero y Ángela Cervantes en San Sebastián

Enviado especial a San SebastiánLa Pilar Palomero de Las niñas se ha hecho mayor. La directora del debut que triunfó por sorpresa en los Goya y en los Gaudí en 2021 ha dado un salto adelante con su nueva película, La maternal, un trabajo más complejo y maduro que ha emocionado al público del Festival de San Sebastián con su retrato de una adolescente embarazada lleno de empatía y verdad. Hay en Palomero un gran amor por los personajes y sobre todo un respeto que huye del paternalismo y la condescendencia de cierto cine social. La maternal mira de cara la complejidad y las contradicciones de sus madres, acompañándolas en la rabia, el dolor y la alegría, llorando con ellas y saliendo a bailar cuando suena Estopa, que la vida también puede ser una fiesta.

La protagonista es Carla (Carla Quílez), una adolescente de 14 años con cuerpo y rostro de 12 y una rabia contra el mundo que no tiene edad. El destinatario de la rabia puede ser un apartamento que destroza sin motivo, los chicos con los que juega a fútbol o, sobre todo, la tarambana de su madre, con la que vive en un restaurante de carretera de un pueblo aragonés. Su lado más tierno, Carla lo reserva para su mejor amigo, Efraín, compañero de juegos y travesuras que ya han dejado de ser inocentes. Un embarazo descubierto demasiado tarde obliga a Carla a dejar el mundo que ha conocido siempre y trasladarse a un centro para madres adolescentes de Barcelona, donde aprenderá a cuidar a su hijo, pero también a sí misma.

Palomero se acercó a la historia de La maternal poco a poco. Primero la productora Valérie Delpierre le sugirió el tema a partir del caso de una madre de 12 años, y una Palomero todavía resistente visitó un centro como el de la película. Pero fue cuando habló con algunas de las chicas que habían estado ahí cuando decidió hacer la película. “Me fascinaron sus historias, sobre todo el hecho de haber sido madres y adolescentes a la vez –explica Palomero al ARA–. Es una situación antagónica, porque la adolescencia es mirar hacia adentro y la maternidad es dar y cuidar al otro”. Tanto la fascinaron que la mayoría de estas chicas aparecen en la película interpretando a las otras madres a las que se encuentra Carla en el centro. Y en una de las secuencias de la película explican sus historias reales: “Su entorno las ha juzgado mucho y ellas tienen la necesidad de explicarse y demostrar que son buenas madres. El rodaje de esta escena fue impresionante. A Julián [Elizalde, director de fotografía] se le ocurrió que yo también me pusiera ante la cámara a explicar algo personal y lo hice, me abrí mucho y fue muy emocionante”.

Una madre de rostro infantil y cuerpo pequeño

La directora construyó el personaje de Carla a partir de los relatos que le explicaron las chicas del centro, sobre todo el de Maria, que no pudo participar en la película porque tenía un embarazo de riesgo. A la actriz que la interpreta, Carla Quílez, de 14 años, la encontraron por Instagram, donde colgaba sus vídeos bailando reggaeton. “Carla es brutal, puro nervio, y tiene esta capacidad de niña adulta cuando se pone a bailar que tiene mucho que ver con el personaje, que también puede ser muy niña y muy mayor”, dice Palomero. Su rostro infantil y su cuerpo pequeño también eran claves para la directora. “No quería dar pie a aquella falsa tranquilidad que puede sentir el espectador si el personaje se veía prácticamente como una mujer –dice–. Es doloroso ver a una niña embarazada, a mí a veces me dolía ver a Carla cuando le poníamos la barriga falsa, pero de esto va la película. La mayoría de madres adolescentes tienen 16 o 17 años, pero también las hay de 12 o 13, e incluso más pequeñas”. Palomero tiene muy presente el rechazo al tema de la película que notó las primeras veces que lo comentó. “Eso me hizo tener más ganas de rodar la película –dice–. Ojalá hubiera más educación sexual y no hubiera casos así, pero los hay. Y, nos incomode o no, los seguirá habiendo”.

Vale la pena señalar, aun así, que a pesar del tono casi documental con el que retrata las interioridades de un centro para madres adolescentes, La maternal es una ficción y su corazón es la relación entre Carla y su madre (Ángela Cervantes, magnífica), que también fue madre adolescente pero seguramente no dispuso de las oportunidades que tiene ahora su hija. La capacidad de estas dos mujeres, vulnerables y fuertes a la vez, para superar sus carencias emocionales, quererse sin reproches y romper el ciclo de errores y dolor es el gran interrogante de una película viva y emocionante que confirma el talento de la cineasta aragonesa establecida en Barcelona y que tendría que llevarse algún premio importante en el palmarés de esta edición del festival.

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