Cine

De migrante sin papeles a actor europeo más premiado en tan sólo un año

El debutante Abou Sangaré ha sido galardonado en Cannes, César y premios EFA por 'La historia de Souleymane'

Abou Sangaré en 'La historia de Souleymane'
01/05/2025
3 min

BarcelonaHay momentos en los que la vida acelera y enloquece. Le ocurrió el año pasado a Abou Sangaré, un migrante guineano que llegó a Francia a los 16 años después de atravesar Malí, Argelia, Libia, el Mediterráneo e Italia. Establecido en Amiens, en el norte de Francia, Sangaré fue elegido para encarnar a un migrante sin papeles, como él mismo, en la película La historia de Souleymane, que en mayo de 2024 se estrenaba en Cannes, donde su interpretación fue premiada como la mejor de la sección Una Cierta Mirada. Seguía sin tener papeles, pero le aclamaban como una estrella. "Canes fue una experiencia muy estresante para mí –matiza el actor a través de videollamada–. Presentar la película ante 900 personas no es algo que haga habitualmente y me puse muy nervioso. Y cuando después todo el mundo se puso a aplaudir fue directamente cómo aterrizar en otro mundo".

La historia no termina aquí, porque dos meses después un tribunal administrativo denegaba por tercera vez a Sangaré el permiso de residencia –el mismo que persigue desesperadamente el suyo alter ego en la película– y le invitaba a abandonar Francia. En octubre, La historia de Souleymane se estrenaba en los cines franceses y se convertía en un éxito con más de 600.000 espectadores, y en diciembre Sangaré ganaba el premio al mejor actor de los Premios EFA del Cine Europeo –imponiéndose a estrellas como Daniel Craig y Ralph Fiennes–, pero su situación legal le impidió viajar a Suï.

Por suerte, gracias al clamor popular ya "a sus progresos en materia de integración", el tribunal revisó la petición de residencia ya principios del 2025 Sangaré obtuvo el permiso de residencia –válido sólo para un año– gracias a un contrato de mecánico, el oficio que aprendió en el bachillerato profesional que cursó. "He conocido la miseria –explicó al recibir un mes después al César al mejor actor revelación–. Casi no tenía vida, no me consideraba un ser humano. Hasta que en abril del 2023 me ofrecieron un trabajo que me ha permitido salir de prisión. Porque si no puedes vivir con unas condiciones mínimas, la vida es una cárcel".

Un 'rider' en las calles de París

La historia de Souleymane, que se estrena este miércoles, se alimenta en parte de la propia experiencia del actor. Souleymane, como Sangaré, también viajó a Francia para ganar dinero y poder pagar las medicinas que necesita su madre, pero él trabaja como rider y se pasa el día pedaleando frenéticamente y haciendo entregas con una cuenta alquilada de una plataforma de transporte de paquetes. Y cuando tiene unos segundos de calma, ensaya el discurso que hará cuando defienda su solicitud de asilo político. "Ya tenía el guión escrito de antes, pero cuando conocí a Abou adapté una parte de su historia", explica el director Boris Lojkine, que ya había abordado el tema: su primer largo, Hope (2014), terminaba con dos migrantes en el Mediterráneo viendo las luces de la costa española, su destino. "Siempre me dije que tenía que hacer algún tipo de continuación y explicar qué ocurre con los migrantes cuando llegan a Europa", dice.

Su nueva película captura el ritmo implacable de una jornada de trabajo de un rider precario en un París indiferente y hostil. El móvil al que se aferra es su único aliado, ya sea para trabajar, contactar con su familia o reservar plaza en el refugio donde dormirá esa noche. Sangaré, sin experiencia como actor, transmite la fragilidad de alguien siempre al borde del abismo, sostenido a base de pura determinación y resiliencia. "El rodaje fue una experiencia difícil, al tiempo que no lo fue, porque el equipo me daba mucho apoyo –recuerda–. Lo más complicado fue aprender un discurso sobre política de Guinea, y además decirlo como si estuviera mintiendo. Por suerte hicimos dos meses de ensayos y un cursillo de dos semanas como voy a mí como repartidor para dominar las interioridades del trabajo; esto no me lo tuvieron que enseñar".

Aunque en Cannes aseguró que no ambicionaba ser actor ("Yo soy mecánico y estoy deseando trabajar en un taller", decía entonces), un año después su posición ha cambiado. "Ahora hago de mecánico, pero si llega un guión, se lo envío a Boris para ver qué piensa –dice–. Y en el futuro me gustaría compaginar ambas cosas". Para Lojkine, de hecho, la responsabilidad de un director respecto a los actores no profesionales no termina con el rodaje ni el estreno de la película. "Para mí la película no está terminada hasta que Abou no tenga el permiso de residencia indefinido", afirma el director.

Trailer de 'La historia de Souleymane'
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