Crítica de cine

'Cosmética del enemigo', de Kike Maíllo: una exploración de nuestros demonios interiores con sello catalán

Filmin estrena la adaptación cinematográfica de la novela de Amélie Nothomb

2 min
Tomasz Kot y Athena Strates a la película 'Cosmética del enemigo'

'Cosmética del enemigo'

3,5 estrellas

Dirección: Kike Maíllo. Guion: Cristina Clemente, Kike Maíllo y Fernando Navarro, a partir de la novela de Amélie Nothomb. 89 minutos. España, Francia y Alemania (2019). Con Tomasz Kot, Athena Strates y Marta Nieto. Disponible en Filmin a partir del 29 de enero.

Estrenada en el Festival de Sitges de 2020, la nueva película del barcelonés Kike Maíllo, que ahora llega a la plataforma Filmin, adapta con respetuosa libertad la novela homónima de la belga Amélie Nothomb, en la que el encuentro aparentemente casual entre dos individuos desencadenaba una espiral de siniestras revelaciones sobre un pasado de anhelos enfermizos y agresiones criminales. Un juego de aire hitchcockiano que, en el salto a la pantalla, se beneficia de la apuesta por cambiar el sexo y la edad de uno de los dos protagonistas. Así, el enfrentamiento igualitario y seco entre dos hombres maduros se transforma en un pulso intergeneracional e impetuoso entre un arquitecto orgulloso y una joven holandesa (errante). Una variación que, paradójicamente, distancia la historia del fenómeno de la violencia de género y expande la reflexión sobre la psicosis romántica y el sentimiento de culpa.

Más allá de la atemporalidad de sus temas, Cosmética del enemigo se convierte en una obra plenamente contemporánea. La secuencia de títulos de crédito inicial –en que la imagen aérea de una ciudad se transforma, vía efectos digitales, en una masa espumosa de la cual emerge un esqueleto humano– hace pensar en el cine de David Fincher y su disección de las neurosis del mundo moderno; mientras que los signos de violencia que se manifiestan en una maqueta en miniatura de un aeropuerto –el escenario principal del film– remiten tanto al terror de Hereditary de Ari Aster como el universo de Charlie Kaufman y sus juegos con las subjetividades entrecruzadas. Un espíritu contemporáneo que también se hace patente en la incontinencia audiovisual de un thriller psicológico que se decanta por la exuberancia plástica, una opción que lleva al director de Eva (2011) yToro (2016) a postularse como heredero de Brian de Palma, el eterno renovador de los mitos de la femme fatale y el héroe trágico.

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