Artes digitales

¿Por qué existen tantos animales y bestias fantásticas en el arte medieval?

El Centro de Arte Amatller acoge una experiencia inmersiva basada en una muestra en el Museo de Arte Medieval de Vic

La gran sala inmersiva de la exposición 'La biblioteca fantástica de las bestias'
12/11/2025
3 min

BarcelonaEn el mundo medieval, los pavos reales simbolizaban la resurrección eterna, pero también la vanidad. Las panteras eran una bestia multicolor que representaba el poder de Cristo porque se decía que atraía a las bestias y asustaba a los dragones. En cambio, el basilisco, medio serpiente y medio gallo, era como el diablo porque podía matar con la voz, el olor y la mirada. Éstas son tres de las historias que se pueden encontrar a partir de este martes en la nueva exposición inmersiva del Centro de Arte Amatller, titulada La biblioteca fantástica de las bestias. Se trata de una coproducción de Layers of Reality con el Museo de Arte Medieval de Vic (MEV) con la que el museo lleva a una nueva dimensión la exposición Bestias. Los animales en el arte medieval del MEV, comisariada por Judit Verdaguer y Marc Sureda, que recibió el premio de la Asociación de Museólogos de Cataluña a la mejor exposición del año y el Premio Sàpiens a la mejor iniciativa de divulgación histórica.

"Judit y Marc, en su momento como conservadores del museo, habían trabajado en una experiencia que tuvo un éxito rotundo. Junto con el director del museo, Oriol Picas, pensaron que podría ser una buena manera de empezar esta colaboración entre un espacio de artes digitales y un espacio que trabaja las artes del mundo" Reality, Jordi Sellas. Y desde que empezaron a trabajar la muestra hasta ahora, Sureda fue nombrado director ejecutivo de la Fundación Medieval, que acoge el centro. "Hemos ido un paso más allá en la forma en que el digital ayuda a los públicos híbridos en los museos, porque ya no es digitalizar y apoyar la experiencia del museo, sino que salimos del museo y nos sumergimos en la experiencia inmersiva", dice Picas.

En paralelo a los contenidos digitales, la exposición tiene el gran atractivo que incluye 14 de las 80 obras de arte que pudieron verse en la exposición del MEV. "Para nosotros esto es importante porque la obra de arte es la que generó el relato, porque cada color, cada forma, cada vestido y cada trazo era lo que veían el hombre y la mujer medievales y era lo que interpretaban. Las obras de arte son imprescindibles porque dan autenticidad al relato –explica Verdaguer–. Las bestias todavía están vivas en los videojuegos, en... La experiencia inmersiva las hará mucho más espectaculares y de alguna forma mucho más cercanas a todos los públicos”. Así, entre las obras expuestas hay una gárgola con forma de dragón del siglo XV, un pendiente de oro de la Antigua Grecia con forma de sirena, la viga del baldaquino de Tost y el Retablo dedicado a San Miguel Arcángel de Juan de Rúa.

Una de las obras de la exposición inmersiva 'La biblioteca fantástica de las bestias'.

En la Casa Amatller los decorados evocan una biblioteca misteriosa con compartimentos y puertas secretas. El recorrido está dividido en ocho salas, siendo la última el gran espacio inmersivo del centro. Y entre los temas de cada una de las salas se encuentran las bestias híbridas, los conceptos morales que evocan, los dragones y los antiguos escritorios de donde salían las miniaturas con muchas de estas criaturas. "Los bestiarios les transmitían lecciones sobre el bien y sobre el mal, sobre las virtudes y sobre los pecados, y les indicaban cómo comportarse según la moral cristiana de la época –dice Verdaguer–. Por ejemplo, ¿por qué todavía decimos lágrimas de cocodrilo cuando nos referimos a alguien que llora lágrimas hipócritas? científica, y normalmente de una observación mal interpretada, porque en realidad los cocodrilos, cuando mastican, segregan un líquido por los lagrimales". Este mecanismo de interpretación puede parecer sencillo, pero a menudo no existe porque se añaden matices como las bestias fabulosas, que podían simbolizar los peligros del mundo desconocido, y las bestias formadas por partes de otros animales, a menudo considerados malignos. Asimismo, la interpretación de estas últimas podía depender de las distintas partes de los animales. Y, además, la interpretación general de los bestiarios podía variar según el contexto, el artista y el público.

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