El poder de Roma

"La Iglesia católica está a las puertas de un gran cisma"

Diego Sola explica las luces y sombras del máximo poder religioso en 'Història dels papes'

Papa Pius XII, Juan Pau II y Francesc
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BarcelonaCon casi dos mil años de historia, el papado, más que un poder terrenal y divino es casi un fenómeno histórico: con la casa imperial japonesa, es la institución vigente más antigua del mundo. Ahora bien, ¿durará tal como la conocemos muchas más décadas? Diego Sola, profesor de historia moderna en la Universitat de Barcelona y en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas de la Facultad de Teología, cree que vendrán grandes cambios, básicamente por dos motivos: la laicización de la sociedad y los errores cometidos por el papado, sobre todo, durante el siglo XX. Sola resume en poco más de 200 páginas, en Història dels papes (Fragmenta Editorial), dos milenios de poder papal: desde Clemente I, tercer sucesor de San Pedro y el primer obispo de Roma (entre los años 92 y 101) con pretensiones de influencia más allá de la capital del Imperio, hasta el papa Francisco que, desde 2013, es el máximo líder de la Iglesia católica. "Es la primera historia general de los papas escrita en catalán", afirma el historiador.

Diego Sola ha visitado varias veces el Archivo Apostólico del Vaticano (hasta 2019 recibió el nombre de Archivo Secreto del Vaticano, que denotaba una cierta opacidad) y en el libro repasa sobre todo las contradicciones y las crisis de un papado que ha tenido que casar poder político, económico y territorial con un mensaje evangélico que pregona la pobreza. "En el siglo IV el papado ya recibía dinero del Estado romano y la gestión que hacía del patrimonio empezó a entrar en contradicción con el mensaje evangélico, pero todo ello todavía se acentúa más en el siglo VIII, cuando se crean los estados pontificios", explica Sola. La posesión de un estado convirtió al papa en un príncipe con poder político, económico y jurisdiccional, con ambiciones parecidas al resto de los monarcas europeos y esto condicionó su historia hasta 1870. Aquel año Víctor Manuel, entonces rey de Italia, consumó la unificación de Italia y acabó con más de once siglos de existencia de los estados pontificios. Mil años de poder y preocupaciones políticas marcaron mucho el papado. "La posesión de poder político y económico es una contradicción permanente que todavía perdura ahora –señala Sola–. En el pasado, el papado no siempre ha sabido priorizar su misión pastoral".

Esta pugna ha provocado graves crisis. "Ha condicionado también la misma unidad de los cristianos", dice el historiador. Una de las decisiones más polémicas la tomó León X: autorizó cobrar a cambio de la remisión de los pecados. Para vender indulgencias incluso se puso en marcha un proceso de licitación o franquicia para emitir bulas en casas bancarias como la de la familia Fugger, también prestamistas del papa. Era la fórmula más eficaz para recaudar el dinero que le costaba a la Iglesia la construcción de la nueva basílica de San Pedro, pero fue un escándalo. El monje agustino alemán Martín Lutero (1483-1546) consideró esta decisión papal contraria a ley. La reforma protestante acababa de empezar.

Benedicto IX, tres veces papa

La ventaja de tener papas que son humanos, según Sola, es que tienen talantes diferentes: "Siempre ha habido muchas contradicciones, pero de manera cíclica algunos han reorientado el rumbo". Ha habido papas que han buscado la reforma y la purificación, pero otros se han entregado fuertemente a la corrupción. Ha habido episodios bastante escandalosos: concubinato, compra-venta de beneficios espirituales y eclesiásticos, enriquecimientos obscenos..."Ya había problemas en los primeros siglos por la gestión de la caja común y la corrupción es un mal habitual en la Edad Media y en la Edad Moderna", explica el autor. Un caso paradigmático fue el de Benedicto IX: fue pontífice en tres momentos diferentes de principios del siglo XI. Primero fue un papa adolescente porque así lo quiso su familia aristócrata y romana, pero, como no tenía vocación, abdicó, se buscó un sucesor y le vendió el cargo; después recuperó el papado en dos ocasiones más. "Siglos más tarde se institucionalizó también la figura del cardenal-sobrino, es decir, que se creó un cargo para colocar a un miembro de la familia en la curia", detalla el historiador. Si el papado tiene una historia tan larga, sin embargo, es también por su gran capacidad de adaptación: "Ha sabido encontrar los perfiles adecuados para cada momento y es una institución reactiva ante los cambios, pero que se acaba adaptando, eso sí, con unos tiempos diferentes de los del resto de la sociedad", añade.

El papado ha sobrevivido casi dos milenios por la fuerte difusión del catolicismo –tiene centenares de millones de fieles– y porque es transfronterizo; la religión católica puede decaer en Europa, pero sigue fuerte en América Latina o Filipinas. "Las próximas décadas serán trascendentales –afirma Sola–. Ha habido un proceso de laicización ajeno a la Iglesia, pero que es responsable de la ruptura del principio de confianza". Una confianza que se fue perdiendo sobre todo en el siglo pasado por "una serie de errores". Por ejemplo, la reacción negativa que tuvo Juan Pablo II ante la teología de la liberación, que planteaba nuevas maneras de relacionarse con el poder. "Los tenía en su punto de mira", asegura el historiador. La reacción del papa polaco ante la nueva moral sexual surgida en los años 60 tampoco ayudó a mantener fieles. Y el tercer error fue su actitud ante los casos de pederastia: "No investigó, escondió y antepuso la imagen de la Iglesia al sufrimiento de las víctimas. Ahora para estos casos hay un protocolo muy claro, pero, por ejemplo, algunas conferencias episcopales han dicho que los seguirán a su manera, sin investigadores independientes", advierte Sola.

Antes curas casados que mujeres dando misa

La Iglesia, según Sola, no encara tiempos tranquilos. "La Iglesia está a las puertas de un gran cisma entre tradicionalistas y reformistas, siempre ha habido muchas facciones, pero su inmensidad hacía que no hubiera un gran estruendo. Ahora es más pequeña y hay pugnas muy fuertes". Entre los muchos temas que provocan discrepancias está la aceptación de los divorciados (ahora no pueden, generalmente, comulgar, con algunas excepciones), el celibato que ya se discutió hace poco en el sínodo de Amazonia, porque ante la falta de vocación se sugirió que se aceptaran hombres casados, el papel de la mujer o el poder absoluto del papa: en doctrina, no se puede cambiar nada sin su visto bueno. Sola cree que antes veremos a curas casados que a mujeres dando misa.

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