Juan Marsé, indignado y sin filtros: "Las banderas me la soplan"

Se publican un diario y las libretas del escritor donde habla de literatura, política y olvido

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juan Marsé en una imagen de archivo

Barcelona"A menudo pienso en los chicos desamparados de mis novelas. Porque con ellos y a través de ellos me reconozco más vivo y auténtico, y no cuando me miro al espejo o cuando me miran mis semblantes, y veo los despojos de ese niño que fui", escribió Juan Marsé el 13 de mayo del 2004. Entonces el escritor, que murió en julio del año pasado, tenía 71 años, y a lo largo de ese año escribió un diario. No desistió a pesar de que a menudo decía que no tenía ganas de explicar nada y todavía menos si tenía que ver con él.

No le gustaba la introspección, y en el diario no hay confesiones pero disparó bastantes dardos: era el lugar ideal para no morderse la lengua y dar las respuestas que le habían censurado en los medios de comunicación. Notas para unas memorias que nunca escribiré (Lumen), que exuda una indignación que no se agotó lo más mínimo con el paso del tiempo, recoge el diario pero también el contenido de tres pequeñas libretas de nueve por catorce centímetros con anotaciones y sin orden cronológico que van desde el año 2006 hasta el 2019.

"Este diario contiene el más íntegro y despiadado autorretrato del escritor", dice en el prólogo el editor y crítico literario Ignacio Echevarría, que deja claro que todo lo que recoge el volumen publicado por Lumen fue editado y corregido por Marsé en dos ocasiones. "Si bien su salud ya era muy delicada cuando este libro se proyectó, en ningún momento se dio por hecho que su edición fuera póstuma", escribe Echevarría.

Marsé exuda cierta decepción en las tres libretas –Echevarría está convencido de que hay muchas más en algún cajón– porque se sentía desplazado. No dejaba de escribir ni de publicar, recibía premios y homenajes, pero tenía la sensación de que su tiempo se había acabado. "Empiezo a sentirme desleído, desencuadernado y descatalogado", escribió el 9 de octubre del 2018. Marsé convirtió a Barcelona en un personaje dialéctico de su obra literaria, en castellano. El creador de personajes tan memorables como el Pijoaparte, el antihéroe de Últimas tardes con Teresa, estaba bastante harto de ser un escritor fronterizo: "En Catalunya me ningunean por escribir en castellano, y en el Reino no me quieren porque soy catalán", escribió el 21 de enero del 2004.

En el diario y en sus anotaciones defendía a ultranza la ficción y prácticamente se tomaba como una cuestión personal que se debatiera el género: "Esto de la autoficció me tiene más que harto. Es la palabra de moda de los críticos más incompetentes. ¿Hasta dónde tendré que repetir que en la literatura lo verosímil es más valioso que lo real?", anotó el 12 de enero del 2017.

La culpa de los males de Catalunya

El cine era una de las grandes aficiones del escritor y a menudo las referencias cinematográficas salpican sus apuntes, pero cuando hablaba de las adaptaciones de sus películas nadie salía bien parado. De hecho, Marsé se describió a sí mismo como "un Terminator de adaptaciones fraudulentas".

El Procés era otra de sus obsesiones. El día después de la manifestación del 11 de septiembre del 2012, una jornada histórica por la asistencia masiva y por el tono marcadamente independentista, Marsé reflexionó sobre la Catalunya de la que hablaban los representantes políticos: "La Catalunya que me proponen los políticos catalanes, tanto de derechas (CiU) como de izquierdas (PSC, ERC, etcétera), no me gusta. Es la Catalunya que no ha sabido o no ha querido explicar a España que la culpa de sus males no la tienen los españoles sino los gobiernos incompetentes y corruptos del PP y PSOE". Su aversión por los nacionalismos o los patriotismos aflora a menudo en sus escritos: "El nacionalismo radical –tanto el de aquí como el de allá– confunde la cultura con el amor a la patria. Los nacionalismos esgrimen la cultura como si fuera una bandera y a mí las banderas me la soplan".

Dardos a discreción

Marsé miraba atrás pero también a su alrededor. En las libretas abundan las críticas sobre todo a políticos, cineastas, actores y actrices, artistas, editores, periodistas (sobre todo críticos literarios), escritores... "Mue Carlos Fuentes. Quizás fui injusto con su obra pero nunca me interesó. El personaje me despertaba una antipatía inmediata. Era el tipo de escritor que yo no querría ser por nada del mundo. Prepotente, mediático y diplomático y superlativo", escribió en mayo del 2012. A menudo también lanzó dardos contra Paco Candel: "El presidente Mas compara a Francisco Candel, el charnego domesticado, con Nelson Mandela. ¿Hasta dónde llegará el burrismo y la impostura de este hombre?"

Marsé se pasó los últimos meses de su vida revisando Viaje al sur y las anotaciones y el diario que ahora publica Lumen. El 28 de mayo del 2020 escribió a la editora María Fasce: "Con cierto esfuerzo, porque la insuficiencia renal sigue su curso y me afecta cada vez más, he acabado la revisión de Apuntes para unas memorias... Así que está a tu disposición".

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