Juana Dolores: "Cuando una mujer con carácter y genio es maltratada, la tratan de loca"
La artista sufrió violencia machista por parte de su pareja y una sentencia judicial lo acreditó
BarcelonaLa escritora, dramaturga y actriz Juana Dolores Romero sufrió una relación de maltrato durante casi un año, desde mediados del 2020 hasta febrero del 2021, cuando puso la denuncia. Dolores fue víctima de violencia machista mientras su carrera profesional empezaba a despegar. Cuando la creadora empezó su relación con B.M. entró en una espiral de manipulación y maltrato psicológico, que se agravó cuando se fueron a vivir juntos en enero del 2021. Entonces llegó la violencia física. "La primera noche ya me apalizó", relata Dolores.
El agresor fue aislándola de su círculo íntimo. Solo salía de casa para trabajar. Dejó de hacer cosas. Y asumió como normal parte de la violencia que recibía. Alertados por los vecinos, los Mossos d'Esquadra habían acudido en varias ocasiones a su domicilio, pero Dolores era incapaz de abrirles la puerta: "Cuando llegaba la policía, él se calmaba". Sin embargo, en febrero del 2021 los amigos consiguieron que se marchara del piso que compartía con él. Entonces todo se precipitó y acabó poniendo la denuncia contra su pareja.
Cuando desde los juzgados requirieron que Dolores fuera para decidir sobre la orden de alejamiento que había solicitado, ella no se vio con fuerza para seguir. Tenía miedo de encontrarlo allí, había recibido presiones de la familia de él, y en una conversación telefónica comunicó, perdida y superada por la situación, que no quería continuar con el procedimiento. "Aunque es un caso de manual porque el relato es convincente y los Mossos habían acudido al domicilio, con una única llamada telefónica la jueza archiva el caso. Es habitual que los juzgados de guardia vayan deprisa y mal y no sepan responder" , argumenta la abogada Sonia Ricondo, que a partir de ese momento asumió la acusación particular.
El recurso que presentaron prosperó. Un vídeo tuvo mucho que ver con ello. Cuando el responsable de la inmobiliaria acudió al piso que habían dejado, un vecino del mismo rellano apareció para provocar un brusco giro de los acontecimientos. "En este piso maltrataron a una chica", comunicó el vecino, que tenía audios y vídeos grabados por la mirilla de la puerta de lo que B.M. hacía a Dolores. "Tú estabas contando lo mismo que salía en el vídeo, pero la jueza no daba valor a tus palabras", dice Ricondo a su clienta para explicar el cambio de rumbo que tomó este episodio de violencia de género. Y añade, para poner de manifiesto la situación en la que se encuentran muchas víctimas, "la mayoría de las mujeres maltratadas no tienen un vídeo como este".
La denuncia acabó en noviembre del 2023 con sentencia condenatoria de conformidad. El chico, al que la acusación y la Fiscalía pedían tres años de cárcel, admitió los cuatro delitos: uno leve por vejación continuada e injurias en el ámbito de la violencia de género y tres por maltrato. Finalmente, la pena quedó suspendida durante dos años –no entrará en prisión si no comete otro delito similar– porque el agresor indemnizó a la víctima con 10.000 euros. En la sentencia se acredita que él la golpeó repetidamente, con patadas, puñetazos y bofetadas, le tiró una garrafa de 8 litros en el pecho –entre otros episodios de violencia– y la insultaba y la vejaba.
El diari ARA ha podido certificar que los comportamientos y agresiones del joven se repitieron con otras chicas. Una expareja (que no llegó a denunciarlo) ha relatado como la cogía por el cuello cuando discutían, que la agredió provocándole una lesión y que se dedicaba a estropear parte del mobiliario, sobre todo cosas de valor simbólico, cuando se enfadaba.
Cuestionamiento
Durante el procedimiento judicial, Dolores se sintió cuestionada en todo momento. Por la propia jueza, que le echó en cara que no se marchara de casa antes, pero también por personas cercanas que vincularon la violencia machista a su carácter. "Tienes que reflexionar sobre tu manera de relacionarte", le advirtió una amiga. Tampoco en el sector cultural encontró apoyo. "A mí se me ha castigado profesional y laboralmente al tiempo que se me trataba con condescendencia y paternalismo considerando lo que me había pasado como un tabú o como una consecuencia de mi carácter y mi ideología política", sostiene una Dolores que sufrió la "lentitud y burocracia" de un sistema judicial que agravó su salud mental y física. Durante un año se medicó con ocho pastillas al día por trastorno de estado postraumático. "Cuando una mujer con carácter y genio es maltratada, la tratan de loca", resume la creadora, quien reconoce que este episodio continuado de violencia ayuda a explicar algunas situaciones que ha vivido profesionalmente, pero que haciéndolo público no pretende justificarse ni disculparse, sino declarar que vivir una relación de maltrato "no es un secreto y no pertenece a la esfera íntima", sino que es una cuestión "colectiva, social y política".
Los motivos para dar el paso
Cuando Dolores denunció sabía que se encontraría con trabas y que no sería un proceso fácil ni rápido. Conocía las limitaciones de la justicia "burguesa y, por tanto, hipócrita", pero nunca se esperaba encontrarse tantas dificultades. Como, por ejemplo, que por culpa de la burocracia judicial no pudiera incorporar en la causa la violencia sexual que sufrió y que se reveló gracias a la terapia. Sin embargo, lo hizo porque creía que era su deber. "He tenido el privilegio y la fortaleza de poder denunciar. No todo el mundo puede hacerlo. Me ha aportado cierta complacencia personal, no lo negaré, pero aunque tengo una sentencia condenatoria y él reconoce los delitos, no me ha servido de nada. Nada me puede reparar. Nada puede devolverme el tiempo perdido. Nada me puede quitar ni la culpa, ni la vergüenza, ni la pena", reflexiona.
Haciendo público su caso busca "desestigmatizar" la figura de la mujer maltratada y "constatar" el desgaste mental y físico que comporta un proceso judicial. Pero, sobre todo, el posicionamiento público pretende también promover una "autocrítica" dentro del feminismo, aprovechando que muchas jóvenes la siguen y la consideran un "referente" dentro del movimiento. "Lejos del contexto de efervescencia y de organización de base de 2018, el movimiento feminista se encuentra en reflujo. Y los esfuerzos institucionales contra la violencia de género solo pueden ser paliativos o preventivos", argumenta una Dolores que remarca que la sociedad no puede "conformarse con la reivindicación, la denuncia o la gestión del sufrimiento" y que "hay que comprender que el machismo es el síntoma y el capitalismo la enfermedad".
¿Por qué un acuerdo?
El acuerdo de conformidad debía evitar que Dolores declarara y permitirle cerrar esta etapa. Pero, aunque de un día para otro, en noviembre del 2023, cuando tuvo la sentencia que le daba la razón, la ansiedad desapareció de repente, el proceso no ha terminado. El agresor –de una importante familia de Baleares– está dilatando el pago de las costas. "He aceptado el dinero por mi condición de clase, porque lo necesito para sobrevivir. Es mucho menos de lo que habría ahorrado si no hubiera tenido que pagarme psicólogos, psiquiatras y los costes jurídicos. Durante todo este tiempo no he podido dejar de trabajar porque los artistas siempre somos falsos autónomos. De hecho, una de mis principales preocupaciones era cómo pagaría el alquiler o cómo conseguiría uno nuevo si me marchaba de casa. Hasta que mis amigos no me ayudaron fui incapaz de dar el paso", relata la dramaturga. La violencia sufrida marcó su arte: la artista habla de ello en su último espectáculo, Hit me if I'm pretty o la princesa moderna, que el 10 de octubre vuelve en el Centro de las Artes Libres de la Fundació Joan Brossa de Barcelona.