Literatura

Cien años sin Franz Kafka: guía de lectura de un autor enigmático

La obra del autor checo, fallecido el 3 de junio de 1924 -con sólo 40 años- se ramifica en cuentos, novelas, cartas, periódicos, aforismos y dibujos. Una parte de su legado todavía es inédito en catalán o bien es inencontrable desde hace décadas

Barcelona"Del verdadero adversario te viene un coraje sin límites", dejó escrito Franz Kafka (Praga, 1883-Kierling, 1924) en uno de los Aforismos de Zürau (Arcadia, 2005), durante la estancia del escritor checo entre 1917 y 1918 en un sanatorio para tratar de frenar la tuberculosis que acabaría con su vida el 3 de junio de 1924. Kafka murió un mes antes de hacer 41 años siendo poco más que un autor apreciado y prometedor, sin haber publicado ni una décima parte de todos los textos que, desde entonces, han ido viendo la luz y la han acabado convirtiendo en uno de los clásicos más enigmáticos del siglo XX .

El "verdadero adversario" de Kafka podrían ser "las circunstancias adversas, carencias o defectos, tentaciones perniciosas o enemigos personales", según afirma Reiner Stach, autor de la monumental biografía Kafka (Acantilado, 2016), en las notas de la nueva edición de los aforismos, "Tú eras la tarea" (Acantilado, 2024). Entre ellas se encontrarían la enfermedad, el temor y el rencor secreto hacia el padre, los amores –controvertidos y tormentosos–, las obligaciones laborales a la compañía de seguros donde trabajaba y, por encima de todo, la escritura que, tal y como se puede leer a los suyos Periódicos, le atormentaba y le hacía pasar noches en blanco, aunque fuera una necesidad irrefrenable. Kafka sólo lograba "un coraje sin límites" mientras trabajaba en alguno de sus proyectos literarios. Pero sus personajes son criaturas introspectivas, abrumadas por la absurdidad del mundo –como ocurre en El proceso– o víctimas de una maldición incomprensible, como la que convierte a Gregor Samsa en un insecto monstruoso al inicio de La metamorfosis.

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Leer Kafka en 2024 es todo un reto por la variedad y abundancia de la obra del escritor, pero también por la gran cantidad de ediciones disponibles. Si quiere hacerse en catalán es aún más complicado, teniendo en cuenta que hay algunas ausencias destacadas y libros descatalogados desde hace décadas.

1.

Los cuentos

“El último deseo de Franz se convirtió en la primera traición de su amigo Max Brod”, explica Benjamin Balint a El último proceso de Franz Kafka (Ariel, 2020). El autor pidió a Brod que se deshiciera de todo el material que no había publicado en vida, pero éste se dedicó a ordenar y, más adelante, publicar, numerosísimos textos inéditos. Lo único que Kafka salvaba de su producción eran las recopilaciones de cuentos Un médico rural (1919), narraciones como La condena, Un artista del hambre, En la colonia penitenciaria y El fogonero y la novela breve La metamorfosis (1915; traducida al catalán en 1978 por Jordi Llovet, que sigue reivindicando como título más fiel La transformación).

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Si se quiere respetar los deseos del autor, lo mejor que se puede hacer para adentrarse en su universo es acudir primero a sus relatos, que en catalán se pueden leer en traducciones como las de Joan Fontcuberta (Narraciones; Cuadernos Crema, 2000), Anna Punsoda (Pequeñas fábulas; Comanegra, 2019), Joan Ferrarons (Parábolas y paradojas; Flâneur, 2022) y Josep Murgades (Narraciones completas; Cuadernos Quema, 1982; y Un médico rural; El Avance, 2023). Se condensa toda "la ternura del autor, la obsesión por hacerse pequeño, por ralentizar las acciones, por cebarse en la angustia y la culpa, pero también su crueldad", escribía Elias Canetti en uno de los textos incluidos en Acerca de Kafka. El otro proceso (1968; en castellano en Galaxia Gutenberg). Canetti empezó a leer a Kafka en 1930, cuando tenía sólo 25 años, y el autor le acompañó el resto de su vida. "Es un escritor que nos da sólo los huesos –afirmaba–. Eso sí, bien roídos". Otro lector ilustre del checo fue Milan Kundera, que en El arte de la novela (1986; en catalán en Destino) le consideraba un gran "precursor del surrealismo y el existencialismo".

2.

Las novelas

Son tres las novelas inacabadas que terminaron viendo la luz gracias a Max Brod. El proceso, El castillo y El desaparecido aparecieron entre 1925 y 1927 y añaden toques de humor absurdo y arrebatos de trascendencia a las narraciones publicadas en vida por el autor. El proceso, la odisea de Josef K. para llegar a entender cómo funciona la justicia, acusado de algo que él en principio desconoce, fue traducida en catalán por Gabriel Ferrater en 1966 para Proa, versión que se puede encontrar en Labutxaca ( 2022). Joan Ferrarons le ha vuelto a traducir para Club Editor, que la publicará en el 2025. La editorial barcelonesa ya cuenta en su catálogo con El castillo (2019) que narra una peripecia igual de desconcertante protagonizada por el agrimensor K., también versionada por Ferrarons (Lluís Solà se había encargado para Proa en 1971). “El castillo es la más madura y compleja de las novelas que escribió –opina Ferrarons–. Si llegas con la mente abierta disfrutas más que si la lees siguiendo alguna de las lecturas previas". Kafka ha sido "violentado en masa por tres ejércitos de intérpretes" a lo largo de la historia: los que le leen en clave social, quienes optan por una lectura psicoanalítica y quienes eligen la opción religiosa, según escribía Susan Sontag a Contra la interpretación (1966; existen varias ediciones en castellano, como la de Random House de 2007).

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Kafka escribió El desaparecido mucho antes que El proceso y El castillo, en 1911, cuando apenas había publicado nada. La novela explica las vicisitudes de un joven de 16 años, Karl Rossmann, en Estados Unidos, una concatenación de situaciones extravagantes que le permiten conocer la opulencia, la miseria y las inclemencias del mundo obrero. Joan Fontcuberta la tradujo para Proa con el título deAmérica (1989), pero lleva descatalogada desde hace años.

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3.

Los periódicos

Los Periódicos de Kafka arrancan en 1910, cuando el autor, junto con Max Brod y Felix Weltsch, empezaron a cerrar filas. "No dejaré que el cansancio me domine –escribe el 15 de noviembre del año que empieza a anotar su vida–. Me lanzaré de cabeza al próximo cuento, aunque esto me destroce la cara". Una década después de consignar neuras, obsesiones, anhelos y frustraciones con meticulosidad, la escritura de Kafka se torna aforística debido al malestar que le provoca la tuberculosis. "Antes, cuando tenía dolor y de repente me pasaba, me sentía feliz –consigna el 9 de marzo de 1922–. Ahora solo me siento aliviado, pero me devora esa sensación amarga: «Ojalá pudiera estar sano. Es el único que quisiera»".

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De la única versión catalana de los Periódicos se ocupó Francesca Martínez para Edicions 62 en la colección las Mejores Obras de la Literatura Universal. Desde su publicación en 1988, el libro no se ha reeditado más. En el ensayo DeKafka en Kafka, Maurice Blanchot (1981; en castellano en Fondo de Cultura Económica, 2014) recuerda cómo en los momentos vitales más difíciles, el autor checo siempre ve en la escritura "una posibilidad de salvación". Gilles Deleuze y Felix Guattari, en Kafka, por una literatura menor (1975; en castellano en Era, 1978) recomiendan leer los periódicos en paralelo a los cuentos, las novelas y la correspondencia, porque son "una intersección entre lo cotidiano y el otro mundo, el creativo".

4.

Las cartas

Si los Periódicos de Kafka permiten descubrir lo que el autor anotaba para sí mismo, la abundante correspondencia le pone en relación con algunos de sus interlocutores más destacados. En catalán se puede encontrar sólo la correspondencia con la periodista Milena Jesenská, con la que Kafka mantuvo una relación en 1920, cuando tenía 37 años (y ella 24). Quid Pro Quo publicó una muy buena edición de Cartas en Milena en 2017, traducidas por Clara Formosa Plans.

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El lector no puede reconstruir en catalán ni la relación con Felice Bauer –la más larga de Kafka, que duró entre 1912 y 1917–, ni la que mantuvo con el amigo Max Brod, ni las cartas que se va enviar con Ottla, su hermana preferida. Galaxia Gutenberg acaba de publicar Cartas, 1914-1920 (trad. Carlos Fortea), el segundo de los tres volúmenes previstos con toda la correspondencia del autor checo. En una de las últimas cartas, Kafka escribe a Brod: "El antisemitismo y todo lo que tiene que ver es un empleo horriblemente estéril, y Alemania se lo debe a los judíos".

La angustiosa y excesiva Carta al padre que Hermann Kafka nunca llegó a leer, escrita a finales de 1919 a raíz del rechazo familiar del intento de Franz de casarse con Julie Wohryzek, sí está disponible en catalán. L'Avenç recuperó en 2009 la traducción que Ricard Torrents había hecho para Lumen (1974), y una década más tarde llegó, a Angle Editorial (2020), una nueva versión a cargo de Joan Ferrarons. "A veces te imagino tumbado de través sobre un mapamundi y es como si sólo pudiera considerar vivir en los territorios que no cubres con tu cuerpo y que están fuera de tu alcance –escribe Franz Kafka sobre su padre–. Y, conforme a la concepción que tengo de tu estatura, no son territorios demasiado numerosos ni demasiado consoladores ni incluyen el matrimonio".

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5.

Los dibujos y los aforismos

Por motivos legales, hubo que esperar hasta finales del 2021 para que pudieran ver la luz los dibujos que Kafka garabateaba en libretas y cuadernos. La fastuosa edición de Galaxia Gutenberg incluye 150 ilustraciones que muestran, sobre todo, figuras aisladas, en actitud de sufrimiento –herencia del expresionismo–, pero también personajes extravagantes, jinetes montando a caballo y caricaturas algo grotescas. En uno de los textos que acompaña al volumen, Judith Butler escribe sobre la importancia del cuerpo en la literatura y en las imágenes de Kafka. En otro, Andreas Kilcher sitúa la relación de Kafka con las artes plásticas, que arrancó en el instituto y que pasaría, años después, por un curso de arte japonés en Praga. "Reducidos a menudo a pocos trazos, parecen mayoritariamente fragmentarios, tentativos e inacabados –consigna–. Sin embargo, sería un error verlos como si fueran simples esbozos".

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La nueva edición de los Aforismos de Zürau, que en castellano lleva por título Tú eres la tarea (Acantilado; trad. Luis Fernando Moreno) recupera una serie de textos únicos en la producción del autor, inéditos hasta 1992, que en catalán se pueden leer gracias a la traducción de Feliu Formosa para Arcadia (2005). Reiner Stach advierte que estos aforismos "no muestran ni demuestran nada y avanzan siguiendo el movimiento del pensamiento". Y añade: "Ni siquiera la ocasional que aparece va dirigido a nosotros: es el que aparece en el monólogo de un hombre profundamente concentrado". Kafka les escribía en plena batalla contra la enfermedad que le devoraba los pulmones. En uno de ellos, el 35, se puede leer: "No hay un Tener, sólo un Ser, sólo un Ser que aspira al último aliento, la asfixia".