Las primeras veces

He recibido una mala crítica (y me halaga)

Detalle de 'La muerte de César', de Vincenzo Camuccini
26/04/2024
3 min

BarcelonaHe leído la entrevista que Jordi Nopca ha hecho al escritor Mircea Cartarescu a raíz de la publicación de algunos de sus Dietarios por la editorial mallorquina Lleonard Muntaner. Nopca le pregunta por las persecuciones que ha recibido como autor y Cartarescu responde: "La respuesta a los ataques que he recibido ha sido siempre la misma: escribir cada vez un poco mejor".

Haciendo honor al nombre de esta columna, por primera vez un texto mío ha recibido una mala crítica escrita, así que mi intención era empezar a poner en práctica esta máxima. Quizás por haber pasado por una escuela de escritura, la autocrítica y la humildad me parecen las mejores herramientas para crecer como escritora (y como persona). El problema que me encuentro, paradójicamente, es que la crítica en cuestión, escrita por el musicólogo Oriol Pérez Treviño en la web Nosolocine.net, me reafirma y me halaga el ego, y no sé si esto casa demasiado bien con la filosofía de Cartarescu. Intentaré resumir el porqué.

Pérez comienza la crítica de mi ensayo Honrarás a padre y madre –colección Diez Mandamientos de la editorial Fragmenta– diciendo que no se atreve a decir si lo he escrito "bajo una visión de determinado feminismo radical, pero sí desde una profunda herida personal". Cabe decir que, a diferencia de los tres autores de la colección de quien Pérez ya ha hecho crítica, soy la única de quien no menciona la profesión. Ser psicóloga con varios másteres a sus espaldas, doctoranda de la Universidad de Barcelona y tener cerca de veinte años de experiencia profesional dirigiendo servicios de atención a niños vulnerables y familias no han llamado la atención del crítico, que considera que la mía intención ha sido "hacer un ejercicio de autoayuda y justificación personal".

En la red social antes conocida como Twitter es habitual encontrar cuentas cuñadas que tratan a las mujeres profesionales, especialmente si son feministas, histéricas y radicales con la voluntad de desacreditarlas. También es común, en la misma línea, que les pidan referencias bibliográficas o pongan en duda hechos fácilmente demostrables. Debo decir que no esperaba encontrar nada de todo esto en una crítica supuestamente literaria.

Pero al final de su artículo, y seguramente sin ser consciente de ello, Pérez me ayuda a confirmar la premisa de base del ensayo, ya que afirma que el amor hacia los padres se impone como un imperativo de la misma vida. Pero si el amor hacia los padres fuera realmente un instinto natural, entonces no habría necesidad de hacer un mandamiento. Precisamente por eso, lo que la Biblia hace es ordenar cuáles serán las relaciones de poder que, a la postre, no tienen nada natural.

Así que, entre unas cosas y otras, la conclusión a la que llego es que algo debo de haber hecho bien si ésta es la reacción que provoco en determinados lectores cuando "me atrevo" a poner en duda determinadas estructuras de poder.

Por último, me sorprendió mucho encontrar que la foto que acompaña a la crítica es una de las que me hizo la fotógrafa Adiva Koenigsberg para un reportaje por el diario digital Vilaweb. Sin embargo, Koenigsberg no sale citada y, según he podido confirmar, no se le ha pedido permiso ni pagado los derechos para publicarla de nuevo en este otro medio. Quizá el señor Pérez Treviño, "creyente, profundamente creyente", tal y como él mismo se describe, todavía no ha tenido ocasión de leer No robarás, el ensayo sobre el séptimo mandamiento del periodista y activista David Fernández. Restaré atento a sus conclusiones cuando lo haga.

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