Una historia rotunda sobre el deseo masculino
'La guerra en la guerra', de Carles Casajuana, combina el enfrentamiento literario y político entre dos escritores barceloneses con un tercer personaje en discordia, la joven Chantal
- Carlos Casajuana
- Ediciones Proa
- 19,50 euros / 224 páginas
"Será una novela correcta, que es lo más triste que puede ser una novela", piensa uno de los tres protagonistas de esta historia. Yo no creo que esto sea lo más triste que se puede decir de una novela, teniendo en cuenta que podemos dedicarle colgamientos de lo más injuriosos. Pero entiendo lo que quiere expresar el narrador: al resumir el espíritu de un libro con el adjetivo correcto le estamos perdonando la vida (en realidad, estamos concluyendo que se trata de una obra prescindible). Muchas páginas antes, ese mismo personaje, Miquel Rovira, espera el juicio de su rival, Ramón Balaguer (Ramón con acento, escritor catalán de expresión castellana), sobre su última novela, todavía inédita.
La guerra en la guerra es, en muchos aspectos, una novela metaliteraria. Pero la gracia es que a los lectores que no estén para esta ley de asuntos no se les hará carregosa. Y, en cambio, los expertos encontrarán muchos elementos de ingenio y de disfrute lector. La especulación sobre el confín entre la ficción y la realidad, por ejemplo, está muy bien conducida. No me parece una novela brillante, pero es mucho más que un libro correcto. No creo que haya sido una obra promocionada por las musas, como Rovira cree que ocurre con las grandes obras. Ahora bien, el oficio de Casajuana hace que tengamos un título nada despreciable, que no sólo se hace leer, sino que se hace subrayar.
La cita inicial —la única del libro— es de Vassili Grossman: "A veces los hombres que van juntos a la batalla se detestan más entre ellos que al enemigo común". Es lo mismo que escribía Manuel Vázquez Montalbán refiriéndose a la compañerismo comunista: "Cuerpo a tierra, que vienen los nuestrosLa historia transcurre en un tiempo reciente, entre el auge y la caída del proceso independentista y la irrupción de la pandemia. Rovira es un escritor barcelonés de convicciones soberanistas. Su oponente, Ramón Balaguer, también de su casa y su casa, abraza postulados digamos constitucionalistas. las dudas sobre lo que escriben, y hasta sobre la viabilidad de su obra, las tenazan. Dado su interés por la Guerra Civil Española, éste le recomienda que se entreviste con Rovira, que está escribiendo algo de ello.- Empieza un triángulo amoroso.
Casajuana nunca deja de jugar: Rovira ha publicado un libro de título idéntico a uno de los suyos (El último hombre que hablaba catalán). El manuscrito de la novela en la que trabaja se titula al igual que la novela que estamos leyendo. Estas dos no son las únicas guiños entre la obra previa del autor y la novela presente. La tesis de La guerra en la guerra roviriana (no la casajuaniana) es que se puede establecer un paralelo entre las disputas de anarquistas y comunistas durante los Hechos de mayo del 37 y las que mantuvieron los independentistas catalanes durante el proceso: "Las disputas más destructivas están siempre dentro de casa o con las personas más cercanas". Balaguer se lo critica severamente.
Y, en medio de estos dos personajes que a veces acusan algunos rasgos caricaturescos, el protagonismo fascinante de Chantal, que acaba imponiéndose con su visión femenina de las cosas, árbitra del deseo de los machos. De modo que, más que sobre los vaivenes creativos de los escritores, más que sobre los antagonismos políticos de los catalanes, ésta me parece una historia rotunda sobre el deseo masculino (quiero decir: sobre cierta manera obsoleta de entender ese deseo), en la que el personaje de la Chantal acaba pasando la mano por la cara a los dos : celos.