Novela

Ken Follett se adentra en el misterio de Stonehenge

El autor galés vuelve a las librerías con la novela 'El círculo de los días'

Ken Follet, este mediodía del lunes en Londres
15/09/2025
4 min

Londres¿Quién, cómo y por qué se construyó Stonehenge? El famoso círculo megalítico de la llanura de Salisbury, en el suroeste de Inglaterra, es el centro de interés de la nueva novela de Ken Follett (Cardiff, 1949). Aunque el autor se prepara para una gira de promoción que le llevará a partir de la próxima semana por Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia y España, habiendo pasado ya por Dinamarca, este lunes ha desvelado en la capital británica algunas de las claves y motivaciones para escribir El círculo de los días (Rosa dels Vents, con traducción al catalán de Mireia Alegre Clanxet e Imma Estany Morros), que el 23 de septiembre llega a las librerías catalanas.

Follett ha escrito sobre puentes, catedrales, la Segunda Guerra Mundial y la geopolítica del presente. "Qué le ha llevado a dejarse atrapar por un lugar recurrente para la literatura inglesa, desde Thomas Hardy ¿hasta William Blake?", le pido durante la conferencia de prensa. ¿Por qué se ha interesado, qué le fascina de Stonehenge?

"Cuando estás, rodeado por esas piedras enormes, sientes una presencia muy relevante. Es la construcción humana más antigua de ese país y de la Europa occidental. Probablemente sea lo más antiguo que puedes tocar [él sí, pero el visitante habitual no]. La atracción por las grandes construcciones del pasado, como las pirámides o Stonehenge, no es sólo cuestión de interés histórico. Hay algo en ellos que cautiva profundamente nuestra imaginación, un enigma que va más allá de las explicaciones convencionales. Y cuando la gente empieza a interesarse en estas maravillas, surgen inevitablemente las preguntas". Que son las cuestiones referidas al principio, quizás la más importante es por qué: "Stonehenge podría ser un templo religioso, un mercado, pero también un calendario. Quizás adoraban a un dios solar; quizás era un mercado de intercambio; no tenían dinero, pero sí objetos para canjear, o quizás utilizaban las piedras para contar los días del año. Treinta piedras en círculo: podían representar las semanas del año o los días de un mes. Es fácil imaginar cómo mantenían la cuenta moviendo un objeto, un jarrón de barro, delante de cada piedra, día tras día".

En todo caso, es importante admitir, dice Follett, que en este círculo mágico "te invade una profunda sensación de respeto y fascinación". "La escalera de la obra me siente– sigue algo muy parecido al miedo reverencial. Es esta emoción, ese momento de conexión con un pasado monumental, lo que posiblemente es el aspecto más importante y duradero de la fascinación humana por este sitio".

El mismo método de siempre

Follett trabaja siempre igual. Un método casi más científico –o periodístico– que literario, al menos en la primera fase. Entre seis y ocho meses de investigación inicial, lecturas y consultas con todo tipo de especialistas, desplazamiento sobre el terreno donde tiene lugar la historia y la escritura, en paralelo o al final de este período, de un esqueleto de unas 50 páginas. Después, trabajo de redacción y primer borrador. Comentarios de lectores conocedores de la materia y redacción final, que en el caso deEl círculo de los días terminó hace un año. Desde entonces que ya trabaja en otro proyecto: "No hablo públicamente porque mi editor y mi agente me lo tienen prohibido". Cada obra suya se convierte en un muy bien coreografiado lanzamiento comercial.

Ken Follett en una imagen captada en Stonehenge el 14 de junio del pasado año.

Uno de los dos grandes personajes de la historia es Seft, un ingeniero que debe resolver los retos que supone el desplazamiento de los enormes bloques de piedra desde Westwood, al oeste del condado de Wiltshire, que se encuentra a unos treinta kilómetros de donde se levanta el monumento. "Sin la rueda, sin bestias de carga, todo fue un logro extraordinario y muy difícil para la gente de la edad de piedra", dice Follett.

El otro gran personaje es Joya, "una joven carismática, del tipo de persona que cuando dice «Va, vamos todos a Westwood a buscar una piedra gigante y llevámosla aquí», la gente responde: «Sí, sí, vamos mañana»". Pero a diferencia de lo que supondría un lector habitual de sus historias, Joia y Seft no mantienen una relación amorosa. Porque quizás por primera vez –y ni el propio Follett ha sabido responder si es así– el autor ha escrito sobre una relación lesbiana.

Las teorías más recientes con relación a Stonehenge indican, incluso, que algunas de las piedras del monumento provienen de Escocia, lo que haría aún más extraordinario el desplazamiento del llamado Altar, de seis toneladas. Desde Escocia o desde Westwood, o desde Gales, los "seres humanos que las desplazaron sujetaron cuerdas a las piedras; cuerdas hechas con lianas de madreselva. Pero debía ser necesaria mucha gente para mover una sola. Pesaban 25 toneladas. Los experimentos de arqueología recreativa probaron. Lo que demuestra, para el novelista, que Stonehenge fue un "proyecto colectivo muy importante". Sólo hay que tener presente que la estructura original del monumento es mucho más imponente que la ruina actual: había 30 piedras en círculo y 30 dinteles encima, más 15 piedras en el centro. En total, 75 bloques gigantes. "Era un proyecto de largo alcance y debía haber un movimiento social estupendo", dice.

Pero El círculo de los días no es un relato de ingeniería sobre la construcción del templo o del calendario o del mercado. Como hace siempre Follett, con un lenguaje sencillo, fácil de leer y traducir –"Que hace que por mis historias se interesen tanto el público de China como el de Estados Unidos", dice el autor–, éste es un relato sobre lo que es relevante para los seres humanos a lo largo de la historia: amor, muerte, violencia, capacidad de superación, miedo al punto de vida… ¿cómo ganarse la vida? del siglo XXI, y El círculo de los días no está tan lejos deLos pilares de la Tierra.

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